Crítica de Tenor
Crítica de la película Tenor
Una feel good movie que funciona como un reloj.
Una historia de lucha de clases y de unión a través de la música, de superar barreras y soñar con cosas que ni imaginamos. Una película de superación y de autodescubrimiento en un momento en el que este tipo de historias parecen no atraer demasiado a la audiencia, incluso cuando ganan un Oscar como fue el caso de CODA recientemente. Quizá sea con ella con la película con la que más podemos emparentar esta historia narrada por Claude Zidi Jr. que tiene ecos también de El Concierto, algo lógico si pensamos que en el guión de Tenor ha colaborado Héctor Cabello Reyes, guionista de aquella. El resultado es aparentemente ligero pero tiene más poso de lo que parece a simple vista, y sobre todo es muy satisfactorio para el espectador.
Un joven repartidor de sushi, que vive en un barrio humilde de París y sueña con ser rapero, tiene un talento como cantante de ópera que ni él conoce, pero que es descubierto por casualidad por una profesora que desea enseñarle. Desde ese momento surgirán los problemas para el joven que intenta compaginar su vida real con lo que parece un sueño imposible que le avergüenza, mientras cada día descubre qué es lo que quiere hacer en el mundo. No parece la historia más original del mundo pero es una de las más simpáticas formas de hacerlo y lo que el guión carece en originalidad lo suple con calidad en creación de personajes, realismo y diálogos.
Michèle Laroque da empaque al reparto con su veteranía y saber hacer. Construye su personaje a través de pocas descripciones, de muchas acciones y de su presencia en escena. Cada sonrisa suya esconde una historia que a veces se desvela y a veces no, y ayuda con todo ello a que su coprotagonista, el líder de la historia, el debutante Mohammed Belkhir brille con fuerza. Un nombre desconocido como intérprete pero que se hizo muy popular en todo el mundo como MB14 gracias a su participación en La Voz Francia, con una interpretación ya legendaria (búsquenla en internet) del Gangsta’s Paradise de Coolio. Ahí ya demostraba que tenía un buen conocimiento del espectáculo y la puesta en escena, algo que aprovecha como actor con una naturalidad que desarma.
En estos casos solemos conformarnos con el hecho de que el director aproveche actores y guión, pero Zidi Jr. está interesado en exprimir visualmente la historia y lo consigue (el plano secuencia en la ópera, la entrada de Antoine en el escenario, el montaje final…), y se agradece porque hace más disfrutable la película. Pero la clave sigue estando en la historia y los personajes, en ese viaje a los sueños rotos de mucha gente en cualquier ciudad, que viven en zonas humildes. La mezcla de humor y drama funciona, los personajes funcionan y hay bastante tela que cortar en apenas 100 minutos, sin ser pretenciosa ni artificial en exceso. Con elegancia. Sí, hemos visto esta película muchas veces, e incluso algunos personajes (los femeninos secundarios, el hermano), no quedan del todo redondos, pero el resultado es más que satisfactorio.
Jesús Usero
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