Un viaje para fans de la serie que sabrán apreciarla por completo. Ayer tuvimos la suerte de acudir al estreno en salas cinematográficas del episodio que conmemora los 50 años de Doctor Who, un especial que bien merece verse en salas de cine y que reunía ni más ni menos que a tres Doctores, el actual Matt Smith, David Tennant y uno nuevo, u olvidado mejor dicho, que lleva sobre sus hombros el peso de un acto innombrable que nunca podrá ser perdonado, sobre todo por sí mismo. ¿Puede cambiar el pasado el último de los Señores del Tiempo? ¿Serán suficientes tres Doctores o hará falta incluso más? Vaya por delante que puede haber SPOILERS en esta crítica a partir de este momento. Así que, ojito…
Tiene dos momentos The Day of the Doctor que hacen casi imprescindible verla en cine (y no me refiero al 3D que tiene un buen par de momentos sobre todo al principio, pero luego muchas veces ni se nota) si no a esos dos vídeos de presentación, el de los Sontaran diciendo lo que no debemos hacer en una sala de cine (simplemente hilarante) y el de Matt Smith hablando sobre el 3D y las gafas, con coña incluida respecto a los Zygons y la barbilla de David Tennant en 3D. Y entonces empieza la magia. Una historia contada en dos partes, por un lado la amenaza Zygon que viaja desde 1562 con la Reina Isabel hasta el Londres de nuestros días, y por otro la historia del Doctor interpretado por Hurt, esa nunca antes contada en la que el Doctor debe acabar con toda su raza y con los Daleks para evitar que su guerra destruya el universo.
Por un lado tenemos aventuras y por otro un dilema moral que podría cambiar los cimientos de la serie y que tiene el valor de hacer (agitar las cosas, cambiar el canon…) pero que quizá hubiese sido mejor dejar como estaba por la crueldad de los actos de John Hurt, aunque fuesen por un bien mayor. Y mientras que la lucha contra los zygons es divertida, simpática y engancha desde el primer minuto (hay humor para dar y tomar, juntar a los tres Doctores es todo un acierto y el episodio consigue algunos de los momentos más memorables en años), aunque Tennant se coma la pantalla cada vez que aparece (su ligue con Isabel, la boda, las discusiones con Smith y el sarcasmo que reparte), y aunque la batalla de Gallifrey es simplemente espectacular (aunque breve por presupuesto), hay un par de momentos en los que las charlas y la toma de decisiones se ralentizan demasiado, como si alguien intentase ampliar la duración del episodio. Eso y que no aprovecha a Rose, que no interacciona más que con Hurt, es una pena y son las únicas lacras de un episodio, por otro lado, sensacional. O una película, porque verla en cine y con ese nivel, merece la pena. Luego hay cameos por todas partes y la presencia de un Doctor clásico (uno de los más queridos) en una puerta abierta a un nuevo futuro para el personaje. Y tal y como decíamos en nuestro reportaje, hasta Capaldi hace un cameo, además de acabar con lo de 12 Doctores sólo… con John Hurt y Capaldi llegamos a los 13… Los fans lo devorarán y muy bien que hacen. La mejor forma de celebrar 50 años de serie. Y sí, merece mucho la pena verla en cine, en serio
Jesús Usero
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