Hacer que dos estrellas de Hollywood protagonicen una película de género donde hay tira y afloja, e intriga y acción y donde el mayor reclamo sigue siendo ver a los dos astros en pantalla, no es ningún invento de hoy día. Lleva mucho poniéndose en práctica y casi parecía extraño que Angelina Jolie y Johnny Depp aún no hubiesen colaborado juntos, siendo dos de las mayores estrellas del Hollywood moderno. Seguramente algún productor llevaba tiempo tras ellos, si no para realizar esta película, otra de similares características. Pero ha sido The Tourist, al final, la elegida.
Un remake de una película de cierto éxito francesa, que ahora llega multitudinariamente a todo el mundo merced a sus protagonistas. Y es que las películas de este estilo ni siquiera deben ser buenas o parecer serlo. Deben ser como mínimo entretenidas, eso sí. Pero la gente acudirá a verla, si lo hace, por la pareja de estrellas, no por la película en sí. Dentro de ese rango, sorprende que The Tourist haya tenido unos resultados tan mediocres en Estados Unidos. A veces los caminos de la taquilla son misteriosos…
Quizá se deba a que una vez puestos en faena, la película tiene un aire de otro tiempo, otra época, otro momento, y el público actual no ha sabido muy bien como encajarla. No estoy diciendo que ese aire que trae la haga ser mejor película, simplemente que puede incluso desorientar al público encontrarse una película como esta en nuestras pantallas hoy en día. Repito, la fórmula de los dos protagonistas y su historia de amor en pantalla con aire de thriller puede ser un buen reclamo. La forma en que están contadas las cosas, quizá no…
The Tourist es una película que recuerda a Charada, por ejemplo, o a Atrapa a un Ladrón. Cine de engaños, ladrones y suspense, pero adaptado a nuestros días. Y con ello no quiero decir que se haya transformado el lenguaje audiovisual a nuestra época, sino que la película sucede en nuestros días. Todo el film respira un aire clásico, en la forma en que está contada la historia, en sus lugares comunes, en sus protagonistas, en el estilo visual de la película… Es una cinta de hace 50 años con teléfonos móviles.
El uso de Venecia como lugar donde suceden los hechos, los trajes de gala, la elegancia… todo trae ecos de otra época y otro cine. Pero eso tiene dos problemas principales. Que la cinta puede no resultar atractiva a la audiencia más joven, porque no le interesa ver una historia de ese estilo, y que si nos pasamos de la raya a veces puede quedar un olor a rancio y a naftalina en las imágenes, que es lo que a veces le sucede a la película.
Es mucho lo que hereda de Charada en cuestión de personajes, situaciones y momentos de interés. Incluyendo la sorpresa final que no termina de ser sorpresa y la relación de amor supuestamente imposible entre los protagonistas (ella está enamorada de otro hombre). Todo está ahí como reflejo y homenaje a otro tiempo, otro cine. En principio es una propuesta atractiva, de verdad. Al menos para los que aún disfrutamos del cine clásico. Pero a la larga no es capaz de ponerse a la altura de tan insignes referencias y la película no termina de cuajar.
La culpa, cómo no, termina siendo del guión. Es sencillo, es simpático, es curioso, a veces hasta entretenido. Pero deja a sus personajes compuestos y sin novio. No los desarrolla. No profundiza, no hace gala de un interés por hacerlos reales, interesantes, creíbles. Quizá en el caso de Johnny Depp no se note tanto, pero en otros como el de Angelina Jolie o Timothy Dalton, esas lagunas y ausencias hacen que no podamos terminar de preocuparnos por ellos. Muchos entran y sales de escena como mejor le parece al guionista, desapareciendo por completo (aso del propio Dalton o del inspector de policía italiano). Otros no terminan de cuajar, por mucho que Jolie intente darle un aire de misterio a su personaje, acaba quedando hierática y desdibujada. Nada sabemos de ella y ella no demuestra casi nada por sus acciones. Confusión, eso sí. Lo mismo te rescata que te deja abandonado en un muelle, con el mismo riesgo que había una vez te rescató…
La película está más interesada en intentar un juego de diálogos ingeniosos que en hacerse de ve4rdad película y convencer al espectador. Prueba de ello son las charlas que unen las diversas escenas de acción y suspense, cargadas de frases supuestamente divertidas (cuando las dice Depp suelen serlo), pero que no terminan de hilvanar la historia de verdad. Se quedan a medio camino de todas partes y de ninguna.
A veces las escenas de acción, tan pulcramente rodadas, tan elegantes, no terminan de funcionar, como esa persecución por los canales de Venecia en la que los buenos van en lancha y los malos… a pie… Y aún así les alcanzan. Le da un nuevo significado a la palabra trepidante, pero no sé si es el que querían darle.
Y dentro de tanto gris destacan esos brillantes actores. Johnny Depp al fin haciendo de persona normal, sin maquillajes ni pinturas de guerra. Paul Bettany, soberbio en cada gesto, intentando levantar un personaje que no hay por donde cogerlo, de puro tópico y esquemático. Ruffus Sewell capaz de robar la película en dos o tres escenas. Quizá Angelina Jolie es la que sale más perjudicada de todo esto, porque ni su personaje tiene miga, ni ella logra sacar agua del desierto.
Pero la cinta entretiene. Apenas sobrepasa la hora y media de proyección, con lo que nunca llega a cansar. Los paisajes de Venecia son bellísimos y la trama es lo suficientemente intrigante como para no molestarnos ni hacernos aburrir. La persecución en los tejados es excelente, como el baile de gala. Es una película de momentos, pero no creo que muchos la recuerden un par de horas después de haber salido de la sala. Una pena.
