Cada vez que me ponen por delante del hocico una película de tiburones me hago la misma pregunta: ¿no está el tema ya muy agotado? ¿No lo reventó Steven Spielberg al mismo tiempo que lo consagraba allá por 1975 con su Mandíbulas?
Al llegar a la cartelera este Tiburón 3D: la presa (tienen que ponerle apellido porque ya hubo un Tiburón 3D, secuela del bicho de Spielberg, con Dennis “Guay” Quaid como protagonista), volví a hacerme la misma pregunta. Conviene ponerse el chip de cine de evasión con espíritu de serie B (o C), y limitarse a comer las palomitas más rápido de lo que los escualos mastican a sus víctimas, en plan competición interactiva, porque aunque las tres dimensiones adornan el asunto y en general la película no aburre, estamos ante un cóctel de tópicos que mezcla las películas de asesino psicópata con las de bichos marinos hambrientos, dando lugar a una fábula moderadamente entretenida que nace con espíritu de secuela más que de película original y además en sus giros argumentales pone a prueba en exceso la suspensión de la credibilidad (el giro argumental final que sustenta toda la película es curioso, pero resulta más propicio a su explotación en un relato corto de terror o un cortometraje de miedo que en un largometraje).
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Confieso que como aficionado a estos bichos, que tienen mala prensa pero personalmente me caen mejor que los delfines y las orcas (los delfines me caen especialmente mal porque van de buen rollo pero pueden ser muy chungos, al menos a las orcas las ves venir y son como el increíble Hulk de los siete mares como se les crucen los cables y se les vaya la pinza), soy público fijo para todo lo que estrenen con tiburones, incluidos los desvaríos de la productora Asylum, Roger Corman o las producciones de Syfy Channel, en plan Pulpirón (tiburón gigante y pulpo gigante unidos genéticamente), Megatiburón contra Octopus gigante, o Megatiburón contra Megacocodrilo (no, no me he inventado los títulos, por disparatados que parezcan, y lo mejor que tienen son los carteles, a los que no suele hacerles justicia la película, algo habitual en el cine friki y de mazmorra). De mi afición por el tema y mi inclinación a tragarme todo lo que aparezca sobre el mismo, he concluido no sólo que el Tiburón de Spielberg me dejó tocado de por vida, sino que además lo mejor que se ha estrenado últimamente sobre escualos son un documental que recomiendo, Tiburón, en las garras del hombre (Sharkwater,2006), dirigido por Rob Stewart, y una película que se basa en hechos reales, la australiana El arrecife (The Reef, 2010), dirigida por Andrew Traucki y que debo decir me gustó más que otra que causó más sensación a nivel internacional, la estadounidense Open Water (2003), de Chris Kentis, quizá porque en el caso de esta última el empeño por montarse un ejercicio de falso documental sobre un suceso real (lo que me parece rizar el rizo, francamente) en plan cámara al hombro como si estuvieran siguiéndole la pista a la Bruja de Blair impedía una construcción del suspense que está mucho más lograda en la angustiosa película australiana que también aprovecho para recomendar.
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Frente a todas ellas, Tiburón 3D: la presa opta claramente por la ficción, en un claro intento de explotación comercial de las tres dimensiones que quiere seguirle la pista a las Pirañas 3D de Alexandre Aja, pero no es tan gamberra ni tan divertida, aunque tiene su puntito, precisamente porque convierte a los tiburones en herramientas de tortura y asesinato empleadas por una panda de friquis particularmente peligrosos. Es esa vuelta de tuerca lo que añade algo de curiosidad a un argumento que en la mitad del metraje es pura repetición de la celebración de la carnicería marina en tres dimensiones, con amputaciones y el resto de la parafernalia propia de estos menesteres, y con grupo de niñatos de fiesta sirviendo como carnaza para los bichos de la aleta.
El problema es que la carnicería propiamente dicha, no está a la altura del desparrame gamberro de Aja con sus pirañas, y como el argumento no es tampoco para tirarse de las barbas presas del suspense y la tensión, porque nos están contando otra vez el mismo esquema de asesinatos de grupos de adolescentes, mezclando asesinos psicópatas y tiburones con un retal de cualquiera de las secuelas de Viernes 13 y otro de Tiburón 2.
Miguel Juan Payán
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Versión anaglifo del trailer de la película TIBURÓN 3D,LA PRESA. Para ver este trailer son necesarias las gafas con cristal azul y rojo.
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