No abundan en la actualidad las buenas comedias. Es cierto que los eternos aduladores del pasado replicarían afirmando que hoy ni hay buenas comedias, ni buenos dramas ni buenas películas de terror, pero yo sí creo que es en la comedia en donde más se manifiesta esa carencia de talento a la hora de contar historias que sí sufrimos en nuestros días, en comparación con épocas pasadas. Y no me refiero ya a competir con las cimas del género, con el humor de un Lubitsch o de un Billy Wilder, sino a lograr, al menos, cierto estilo más o menos depurado, ése que sí alcanza, por momentos, la nueva ola de cómicos norteamericanos capitaneados por Judd Apatow y su troupe. Pero no, hoy en día para reírnos en el cine hay que esperar a la cita puntual con Woody Allen, al talento de los Coen o a los cada vez más desaparecidos Farrelly.
Todo Incluido (absurda traducción del original Couples Retreat) incide en todo aquello que uno espera sufrir en una mala comedia. Es evidente que todo arranca con un mal guión, pero todos nos hemos reído a mandíbula batiente con historias de medio pelo, en las que los gags físicos y la comicidad de los protagonistas compensan cualquier desvarío argumental. Aquí no tenemos nada de eso, y, para empeorarlo todo, se nos quiere vender la historia como una reflexión sobre la vida en pareja, con intento de moraleja final incluída, que no cala ni en el espectador menos exigente.
La cosa va sobre cuatro parejas que realizan un viaje a una isla paradisíaca aprovechando el suculento descuento que se le hace a los grupos. El objetivo final del viaje es que una de las parejas termine de consolidar su relación, que se tambalea por la rutina y la imposibilidad de tener hijos. Precisamente en el reparto encontramos la única virtud de la película, ya que Vince Vaughn y Jon Favreau son unos muy decentes cómicos, mientras que Jason Bateman parece haber aprendido bastante desde aquellos tiempos en los que sustituyó a Michael J. Fox en la secuela de Teen Wolf. Y ellas son chicas de solvencia demostrada, ya que hemos podido apreciar el buen trabajo de Malin Akerman en Watchmen, de Kristen Bell en Fanboys o de Kristin Davis en Sexo en Nueva York.
El problema es que los audaces Vaughn y Favreau se han metido a guionistas y han escrito una historia en la que nada es simpático, en la que los personajes responden a los arquetipos más sobados (en especial los secundarios, con ese Marcel que dirige el centro de recreo, interpretado por un soso Jean Reno, o ese profesor de yoga musculitos que nos remite a la comedia más soez…) y en el que cada situación supuestamente cómica no provoca ni una mínima carcajada, por no hablar de un vomitivo desenlace, que, lastimosamente, se ve venir.
Y otra muestra de enorme torpeza reside en esos 112 minutos de metraje, excesivos para la nimiedad que se nos cuenta, y que pone de manifiesto la incapacidad del cine de hoy para precisar, para separar el grano de la paja y para prescindir de lo superfluo, aunque visto el resultado, uno se plantea si hay algo en la película que no deba de ser calificado como tal.
Hay buenas películas en la cartelera, pero Todo Incluido no es una de ellas. Y menos mal que a Jon Favreau no le dejan meter mano en los guiones de Iron Man…