Tomorrowland, perfecta pelĆcula de aventuras para disfrute familiar y buen homenaje a la ciencia ficciĆ³n.
La semana pasada, en mi crĆtica de Poltergeist para esta misma pĆ”gina ya expresĆ© la opiniĆ³n de que los ochenta y su cine nos pillĆ”n cada vez mĆ”s lejos, asĆ que la explotaciĆ³n de tĆtulos clave de dicha dĆ©cada con claves supuestamente actualizadas estaba condenada al fracaso precisamente por haber sido todos ellos ya saqueados y en algunos casos superados por variantes con aportaciones y personalidad propia. Pues bien, Tomorrowland nos propone un ejercicio mucho mĆ”s interesante de la simple āclonaciĆ³nā del tĆtulo ochentero que Ā contribuye a darnos mĆ”s pistas en este mismo tema del ārevivalā. La pelĆcula es un paseo por el alma de evocaciĆ³n de lo imposible que marcĆ³ los aportes mĆ”s populares y taquilleros del cine de evasiĆ³n de los aƱos ochenta, En busca del Arca perdida, Regreso al futuro, E.T., Los Goonies, Gremlins, Poltergeist, El imperio contraataca, etcĆ©tera. Pero al mismo tiempo desarrolla su propia personalidad como homenaje mucho mĆ”s general al cine de ciencia ficciĆ³n y no quita la vista de elementos mĆ”s actuales. De toda esa combinaciĆ³n sale una pelĆcula de aventuras en el territorio de la fantasĆa futurista que ademĆ”s de devolvernos los deseos de tener una mochila-cohete como la que prometĆan los cĆ³mics y los seriales cinematogrĆ”ficos y televisivos mĆ”s veteranos del gĆ©nero, Flash Gordon, Buck Rogersā¦ posee ese mismo poder evocador del cine ochentero, cuyos disparates eran capaces de trasladarnos, como les ocurre a los protagonistas de la historia con el pin, a un mundo diferente situado al otro lado de la pantalla.
Tomorrowland es por tanto una digna heredera de todo ese cine que nos propusieron las producciones de Spielberg y Lucas en los aƱos ochenta, pero ademĆ”s consigue enredarnos en su historia con un guiĆ³n bien construido, perfecto en su ritmo desarrollo y presentaciĆ³n de personajes, con mensaje pero sin caer en el abuso de pĆŗlpito o las lĆ”grimas facilonas, y lo que es mĆ”s importante, sobre todo lo demĆ”s: optimismo.
Tomorrowland refleja esa especie de optimismo cientĆfico, curiosidad y ansia de sorpresa por las maravillas que han sido los ingredientes mĆ”s importantes del cine de ciencia ficciĆ³n desde que a principios del siglo pasado āno se olviden que nosotros estamos viviendo ya en el futuro segĆŗn nuestros antepasados-, George MĆ©liĆØs se propuso reflejar en una pantalla su Viaje a la Luna partiendo de las obras de Julio Verne, al que dicho sea de paso tambiĆ©n rinde homenaje este largometraje.
De manera que haciendo un repaso general de todo el asunto tenemos: una trama interesante y con una intriga bien construida que se desarrolla con buen ritmo, actores a la altura de las circunstancias, efectos visuales y paisajes evocadores de un concepto de ciencia ficciĆ³n futurista que va mĆ”s allĆ” del mĆ”s obvio reciclado de las aportaciones mĆ”s recientes del gĆ©nero y explora no sĆ³lo los sueƱos futuristas de los aƱos cincuenta, sino tambiĆ©n esa otra ciencia ficciĆ³n que se hacĆa en el cine Ā anterior al estallido comercial de la era blockbuster con el Ć©xito de Star Wars trayĆ©ndonos de vuelta ese espĆritu del gĆ©nero propio de pelĆculas como La fuga de Loganā¦
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Miguel Juan PayƔn
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