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sábado, octubre 5, 2024
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Total Recall (Desafío total) ★★★★

Total Recall (Desafío total) ★★★★

Crítica de la película Desafío Total

Total Recall. Muy buena. Dos horas de persecución trepidante en un futuro que mezcla elementos de Blade Runner, Minority Report y Star Wars.

La nueva versión de Desafío total ha sido una de las sorpresas más gratas que me ha dado el cine este año. La noche antes de asistir al pase de prensa volví a ver la versión protagonizada por Arnold Schwarzenegger y dirigida por Paul Verhoeven, en la que según explican los títulos de crédito finales se basa esta revisión o remake. Ambas tienen el mismo punto de partida, el relato de Phillip K. Dick, pero lo han abordado de manera radicalmente distinta. Las dos películas me parecen igualmente válidas, cada una en su época. Lo que ocurre es que a primera vista la versión Wiseman puede parecer más madura, más seria y sólida en su planteamiento argumental, construcción de personajes y situaciones y diálogos, aunque no lo es tanto porque carece de la segunda lectura más morbosa presente en la versión Verhoeven que explicaré más adelante al hablar de los personajes femeninos.

En todo caso, la nueva versión gana puntos en verosimilitud despejando de la fórmula argumental a Marte y manteniéndose pegada a la Tierra. Plantea así una fábula más interesante y menos fantástica, sin elemento extraterrestre. Es más curiosa desde el punto de vista geopolítico con ese frágil equilibrio entre la Unión Federal Británica y la Colonia que admite todo tipo de interpretaciones pero esencialmente vuelve a poner en la pantalla el duelo Europa-Estados Unidos trasladándolo a un hipotético futuro. Tiene además algunas características que la hacen más atractiva como hipótesis futurista, metiéndonos de lleno en la ciencia ficción prospectiva. Es en ese sentido de construcción de un mundo futuro mucho más rica y verosímil como creación de ciencia ficción que la versión Verhoeven, con elementos tan atractivos como la Catarata, la Policía Federal Sintética, etcétera.

Visualmente está construida como una pieza a medio camino entre los paisajes urbanos de Blade Runner de Ridley Scott y Minority Report de Steven Spielberg, con un guiño paisajístico a Asesinos cibernéticos (Screamers), la adaptación de otro relato de Phillip K. Dick dirigida por Christian Duguay en 1996, y una pincelada muy hábil de homenaje a la trilogía más reciente de Star Wars.

En sus primeros minutos y en todo lo referido a la Colonia, el paisaje es claramente tributario de Blade Runner. Pero a mitad de película, en todo lo referido a la Unión Federal Británica, el paisaje es heredero de Minority Report. La llamada Zona Prohibida es un guiño a los paisajes agrestes y tóxicos de la adaptación del relato Segunda variedad que fue Asesinos cibernéticos. Y el despliegue de la Policía Federal Sintética es un guiño muy claro a Star Wars y sus ejércitos de clones. Las referencias a la versión Verhoeven se quedan en pinceladas de complicidad con el espectador, como la prostituta de tres tetas o el disfraz de la señora gorda en el paso por el control de aduanas.

Vista así, la nueva versión de Total Recall es una celebración de la ciencia ficción que no rechaza las influencias de sus antecedentes más ilustres o comerciales, pero consigue desarrollarse plenamente según sus propios planteamientos.

La ciencia ficción con androides taxistas, cabezas explosivas, mutantes y prostitutas de tres tetas por la que se paseó Arnold Schwarzenegger en la versión Verhoeven era en su superficie una especie de parque de atracciones, una feria pintada con acuarelas de brillantes colores.

La ciencia ficción que nos propone esta nueva versión protagonizada por Colin Farrell es aparentemente más sobria, más madura, si bien no deja de ser una celebración del género.

Las diferencias entre ambas parten de la personalidad y objetivos de sus directores. Verhoeven quería distanciarse lo más posible de Blade Runner para imponer su propio estilo como realizador frente a la obra maestra de Ridley Scott. De hecho, Verhoeven afirmó después de rodar Desafío total que su versión de las fantasías paranoides de Phillip K. Dick era más optimista que la de Scott, a la que calificó de “sórdida y deprimente”. Su versión de Desafío total era más cercana al gran guiñol y el teatro de lo grotesco, en coherencia con el resto de su filmografía.

Por el contrario a Len Wiseman no le importa rendir tributo a sus precedentes e incluso busca insistentemente mezclarse con ellos, como si quisiera que su visión de Total Recall fuera una pieza intermedia entre las dos adaptaciones de las obras de Phillip K. Dick dirigidas por Ridley Scott y Steven Spielberg.

Por otro lado en mi opinión una de las mejores aportaciones de la versión Verhoeven era sin duda el personaje interpretado por Sharon Stone, que con este trabajo fue, junto con Sigourney Weaver en Alien y Aliens el regreso y Linda Hamilton en Terminator 2, pionera en dar una visión más equilibrada, activa e independiente de las féminas en el cine de acción. Parecía difícil que la versión Wiseman pudiera hacer honor a ese antecedente, pero me atrevo a decir que la manera de presentar el personaje de Lori interpretado ahora por Kate Beckinsale está a la altura de su precedente y en algunos aspectos incluso lo mejora.

Otra cosa diferente es lo que ocurre con el personaje de Melina interpretado por Jessica Biel, en mi opinión algo más endeble que el que encarnó Rachel Ticotin en la versión anterior.

El guión y la construcción argumental de esta segunda versión parece sacar más partido a los personajes femeninos, aunque el recurso de la conversión del mal al bien del personaje por motivos sentimentales que se plantea en una frase de diálogo me parece más falsa y endeble que en la película anterior. A pesar del detalle de la bala y las manos, muy emotivo, pero sensiblero. En la versión Verhoeven, más machista, más venérea y menos romántica, el enganche erótico del protagonista con Melina era más tórrido y morboso, más carnal, más creíble. Eso da lugar a algo curioso: paradójicamente en su exterior la versión Verhoeven es más infantiloide, pero en su fondo y sugerencia es más siniestra y oscura, invoca pulsiones más profundas del subconsciente relacionadas con las fantasías eróticas que están sin embargo desterradas del planteamiento argumental de esta nueva versión de Len Wiseman.

Pero aquí han sacado más jugo al personaje de Lori, que tiene más rasgos de humor. Suprimiendo el personaje del perseguidor masculino y el triángulo formado por éste, el protagonista y la falsa esposa, el guión opta por la sencillez, unificando la figura del perseguidor en un solo personaje, el de la “esposa”, con más pinceladas de humor que en la versión de Verhoeven y más protagonismo. El protagonista masculino queda así entre las dos féminas guerreras pero sin ese trasfondo más erótico de la versión Verhoeven. Ellas son más compañeras de aventuras que de cama, polos opuestos representativos de los dos entornos urbanos entre los que se desarrolla la aventura, la Unión Federal Británica y la Colonia que contribuyen a dar una visión de la trama más juvenil y menos perversa que la de Verhoeven, donde el usuario del programa de recuerdos a la carta puede incluso elegir el tipo de mujer con la que desea compartir la aventura.

Ese paso de lo exteriormente más festivo y verbenero pero internamente más morboso y sexual que tenía la versión Verhoeven a lo más inocente, inofensivo y juvenil de la versión Wiseman hace que ésta última se decante por constituirse eminentemente como una película de acción constante, donde el encadenamiento de secuencias de carrera y persecución no impide que la intriga de características paranoides tenga un lugar reservado como hilo conductor de la trama, pero sin visitar los lados más oscuros de la misma. De ese modo, también pierde fuerza esa ambigüedad en la situación del protagonista. La versión Verhoeven, más onírica, prefiere dejar menos claro si realmente está viviendo una realidad o una ficción inducida por el programa de Memory Call, mientras que la versión Wiseman prefiere mostrarnos todo como si fuera la realidad del protagonista, especialmente a partir del momento en que se produce la entrada del amigo que intenta convencerlo para que renuncie al sueño.

De ahí la paradoja que mencionaba. La versión Verhoeven puede parecer más infantiloide y sencilla en sus diálogos y situaciones y resulta menos creíble, pero en realidad es una fantasía para adultos. La versión Wiseman es más una fantasía para adolescentes, en la que un tipo normal y corriente ve cómo dos féminas muy atractivas luchan por él y acaba convertido realmente en héroe. Pero cuando termina la versión de Verhoeven no tenemos nada claro si el pobre tipo, obrero de la construcción, no se lo habrá inventado todo y habrá acabado lobotomizado.

Conclusión: no hay que fiarse de las primeras impresiones, un mensaje que le habría encantado a Phillip K. Dick.

Miguel Juan Payán

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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