Crítica de la película Un lugar tranquilo 2
Tan inteligente, sugestiva e intrigante como la primera. Secuela modélica
Krasinski ha conseguido algo que no era nada fácil: hacer que la segunda entrega de una película que tenía todas las cualidades de película única, de asunto irrepetible e improrrogable, consiga salir adelante en un segundo largometraje sin caer en la trampa de limitarse a la sobrexplotación oportunista, al más de lo mismo.
Para ello, Krasinski esquiva todas las trampas de las secuelas y hace valer la excepción de la regla que afirma que nunca segundas partes fueron buenas. Al contrario: ésta segunda parte es tan buena, y además resulta incluso complementaria, y hasta necesaria para la primera película. El arco queda aquí más completo, tanto en lo referido a personajes como a temas, aunque inicialmente pudiéramos pensar que todo lo que había que contar estaba ya contado en la primera entrega.
Un lugar tranquilo 2 explora de cuidadosamente y dando al espectador la información imprescindible, sin regodearse en la misma, sobre algunos asuntos. Es inteligente en la manera en que usa del flashback para incorporar el mejor aporte a esta segunda parte, que es el personaje de Cillian Murphy, al que el guión somete a un sencillo pero sólido conflicto y arco de desarrollo en torno al tema de la desconfianza y la depresión de la derrota que crea la pérdida.
Bien esgrimida como elemento de continuidad temática, la pérdida ejerce como puente que se tiende entre esta nueva incorporación y el conflicto que afrontaban los personajes en la película anterior. En lo referido a planteamiento de un nuevo tema que complemente la superación de la pérdida, el dolor y el miedo de la película anterior, que aquí sigue apareciendo expresada a través de significativos planos muy bien pensados por el director, como el premonitorio e inquietante de la cruz que marca el lugar de la caída de la víctima que señaló las vidas de todos los personajes en la primera entrega, sale a la luz en Un lugar tranquilo 2 el concepto del legado: los jóvenes deben hacerse responsables y recoger la antorcha de sus mayores, y así, tirando de la estructura argumental, la primera y la segunda película se funden en un arco completo sobre la madurez ante la adversidad, confirmando el protagonismo de la hija y su hermano por encima del de los adultos.
Cabe así la posibilidad, muy interesante, de ver ambas películas como original y secuela, aunque por su manera de desarrollarse bien podemos estar ante una propuesta de visionado en dos partes de una misma historia cuyas dos piezas, Un lugar tranquilo y Un lugar tranquilo 2, se retroalimentan.
En lo referido a lenguaje fílmico, Krasinski utilizó como herramienta de la primera película la alternancia de sonido y silencio en la primera parte y la luz y el color en la segunda, mientras que en esta segunda película se ha inclinado por el montaje. No es casualidad que desde el punto de vista de construcción, Un lugar tranquilo 2 tenga su epicentro vertebrador de todo su discurso narrativo en esa secuencia de montaje paralelo a tres bandas que es todo un reto del que consigue salir adelante y hacia arriba, sin decaer en ritmo ni en contenido.
Miguel Juan Payán
★
{spoiler spoilerID , haga clic en mí para abrirlo , cierre la etiqueta tanto en la parte superior como en la parte inferior , ambos} texto dentro del spoiler {/spoiler}.