Un toque de violencia, esencial vistazo al gigante asiรกtico y las economรญas emergentes con pies de barro.
Cuatro historias que definen una China asolada por la violencia. La violencia como reacciรณn al abuso de poder y la corrupciรณn polรญtica. Hay que ir a verla aunque sรณlo sea para conocer cรณmo se las gastan en su interior las economรญas emergentes. Y tambiรฉn porque lo que les pasa a ellos es, en esencia, lo mismo que nos pasa o nos puede pasar ย a nosotros. En ese sentido vale aquello de โcuando veas las barbas de tu vecino pelar, echa las tuyas a remojarโ. La pelรญcula es un espejo de conductas aberrantes que conducen a la reacciรณn brutal. Viajando por caminos muy cercanos al cine negro y las historias de crimen, la pelรญcula se desplaza con una parsimonia visual que se recrea en el paisaje, los silencios y los planos fijos para establecer un ritmo de relato pausado y maduro que estalla brutalmente en una serie de actos de violencia. Pero para ello se sitรบa en las antรญpodas de la denuncia fรกcil y bienpensante, del buenrrolismo gratuito la el discurso humanista simplรณn y hace un notable ejercicio de madurez mostrรกndonos visualmente las consecuencias de cada acto violento. Ademรกs esa propuesta queda reforzada por el punto de vista adoptado para recorrer este rosario de cuentos violentos engarzados con un mismo cordel que es la corrupciรณn y el abuso de poder. Los protagonistas de los relatos no son las vรญctimas de la violencia, sino sus perpetradores. Lo mรกs inquietante es que esos asesinos empiezan cada relato siendo las vรญctimas que se atraen de un modo u otro no sรณlo el protagonismo, sino cierto grado de simpatรญa por parte del espectador. Ellos son los que reciben el abuso. Ellos son los que reaccionan al abuso sistemรกtico, indiscriminado, incluso cruel, pero sobre todo despreocupado, siendo esa despreocupaciรณn de los corruptos y los que abusan el denominador comรบn que les llevarรก a la muerte. El cine negro preside asรญ esta colecciรณn de relatos en los cuales el paisaje juega un papel protagonista y encontramos desde algunos arrebatos que recuerdan la violencia estilo Peckimpah en Perros de paja que marca la primera historia hasta el frรญo paseo por una visiรณn de la violencia social ejercida sobre la mujer. Hay ajustes de cuentas con esa variante de la mafia que son los polรญticos corruptos, atracos a tiros, venganzas, celosโฆ y sobre todo caos. El caos que reparte la muerte en todo momento inesperada.
El director elabora con pulso firme este puzle sin ahorrarse crรญticas a una manera de entender el abuso de poder y sin privarse de poner en cuestiรณn la corrupciรณn de los sicarios del estado. Los funcionarios salen particularmente mal parados en esta pelรญcula que teje un tapiz deprimente en lo argumental y lo social, en los conflictos de sus personajes, arropado en un majestuoso y muy astuto uso de la imagen y las localizaciones. Buena prueba de ello son el asalto digno de un western al estilo chino con que se abre la pelรญcula, el รกrido recorrido por el pueblo minero por el que pasea el antihรฉroe de la primera historia, la muchacha atrapada en el desfiladero con las manos ensangrentadas, la miradas del cuarto protagonista a la fachada del edificio que sirve como asilo a los esclavos de la producciรณn en cadena que aparece y reaparece continuamente en los distintos relatosโฆ
Un paseo necesario, imprescindible, para entender mejor muchas cosas que estรกn pasando en nuestro mundo y que quizรก mucha gente no se estรก planteando tan seriamente como debiera.
Y ademรกs un ejemplar ejercicio de cine de temรกtica criminal revestido con intenciones de denuncia social.
Miguel Juan Payรกn
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