Young Adult trae de vuelta a una Charlize Theron tan bella como siempre pero además convertida en gran comediante.
Diablo Cody como guionista y Jason Reitman como director le ajustan las cuentas a las Barbiezombis triunfadoras pasadas de rosca y de fecha, como los yogures, poniendo en solfa el egoísmo y la falta de compromiso de las solteronas urbanitas sin llegar a bajarse los pantalones ni buscar el final feliz, cosa que la honra a ella, beneficia a la película y además le permite adentrarse en el reverso tenebroso de la comedia romántica, género abominable, atacando sus puntos débiles a base de satirizarlos hasta el extremo, caso por ejemplo del “amigo gay de plantilla”, o del “final feliz” que ella cierra en falso al efecto de no traicionar a su protagonista inmolándola como víctima propiciatoria en aras de un final que deje al público con buen sabor de boca. Lo curioso es que, a pesar de todo, consigue que salgamos de la sala con una sonrisa, satisfechos con las conclusiones de su fábula, con cómo maneja la típica historia de redención dinamitando todos los tópicos moñas de la denominada “dramedia” por el camino, y haciendo que sus personajes sean más verosímiles en un ejercicio de coherencia en el que asume que la vida no es un cuento de hadas para adultos incapaces de crecer, al contrario de lo que puedan pretender vendernos la comedias románticas al uso.
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Todo lo que resulta moñas, baboso, blandengue, falso y trucado en las muestras más tópicas del abominable género es pasado aquí por el filtro del sarcasmo de la guionista reforzado con un trabajo impecable como actriz de Charlize Theron. Asumo que a la hora de hacer un repaso de la filmografía de esta actriz el personal recordará siempre antes la película que le proporcionó el Oscar, Monster, donde aparece con unos cuantos kilos de más y deformada mediante el maquillaje para convertirse en la versión más cercana al personaje real en el que se basa esa película. Pero frente a esa expresión extrema del talento indiscutible de esta actriz sudafricana quien esto escribe va a elegir siempre quedarse con este otro papel que interpreta en Young Adult, que me parece mucho más difícil, precisamente por ser menos extremo, por no estar respaldado por las muletas del maquillaje y la transformación, y porque consigue, como las grandes estrellas del Hollywood dorado, que al mismo tiempo odiemos y cobremos afecto a esta gran hija de perra pirada que es el personaje de , una niñata treintañera que parece no haber madurado nada desde que salió del instituto y sin duda es profundamente imbécil y lógicamente aborrecible, pero que tiene algunas de las miradas más demoledoras de la historia del cine. La forma en la que Charlize Theron construye este personaje requiere de unos toques tan sutiles y elegantes de talento que creo merecería ser tenida muy en cuenta a la hora de pasar revista a sus mejores trabajos. La actriz capta todos los matices de su personaje jugando a la contra en lo referido a ganarse la simpatía del público, construyendo una fémina que nos cae finalmente simpática al mismo tiempo que nos inspira un profundo rechazo.
En eso el personaje de Mavis es perfectamente coherente con la manera de contar historias de Diablo Cody, esto es: sin hacer concesiones a la galería, sin incorporar a la trama adornos prescindibles, gratuitos e incluso contradictorios para la verdadera naturaleza de sus criaturas. Si alguien quiere entender mejor de qué estoy hablando cuando me refiero a la manera sutil en la que Theron construye esa especie de híbrido de Barbie abominable y tipa interesante absolutamente carente del más mínimo atisbo de sentido ético, basta con que compare el trabajo más obvio, menos perfilado y bastante más ordinario de Megan Fox dando vida a otra de la creaciones de la sardónica guionista, el monstruito satánico y curvilíneo de Jennifer´s Body, que más que el cuerpo de Jennifer parecía en algunos momentos “el cuerpo de la choni”.
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Lo que hace Theron con su personaje está en las antípodas del no obstante atractivo contoneo de curvas de Megan Fox en aquella otra película que sin embargo estoy seguro que le hizo el mejor regalo posible a la nena de Transformers: darle un papel al que agarrarse para ser ella misma sin tener que esforzarse mucho. Lo de Theron es otra cosa, un ejercicio de interpretación con la mirada que construye el humor sin histrionismo, a veces sólo con entornar los ojos ligeramente y dispararle a algún incauto esa mirada sarcástica de estar de vuelta de todo y al mismo tiempo más perdida que un pulpo en un garaje.
Más perdida incluso que el amigo friqui de turno, que tiene una de las mejores frase de la película y también una de las más sinceras que he oído en un cine en mucho tiempo cuando le replica a Mavis: “la gente como yo nacemos queriendo a las mujeres como tú”.
Las frases de diálogo respaldan el gran trabajo de comedia de Theron. Cuando su antiguo novio intenta rechazarla afirmando: “Soy un hombre casado”, y ella replica: “Lo sé, podemos superar eso”. Pero además la actriz está bien servida con muletas más visuales, como esa ridícula camiseta de Hello Kitty, la escena con los libros que se empeña en firmar como autora, o esa escena de títulos de crédito que aprovecha el viaje de retorno al hogar utilizando la repetición de la abominable cancioncilla de la cinta de casete para marcar la pauta de la ridícula misión que se impone la protagonista.
La risa puede ser al final un rictus en esta comedia de adultos solterones con serios problemas para aceptar el paso del tiempo y asumir responsabilidades, pero su mirada de la sociedad caprichosa y de juguete que estamos construyendo es además un buen entretenimiento y contemplar a Charlize Theron en clave de comedia con mala leche es un placer para la vista.
Miguel Juan Payán
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