Crítica de Ambulance
Crítica de la película Ambulance
Michael Bay regresa a los noventa con una película que es pura adrenalina.
Al estilo Bay, por supuesto. Quien busque otra cosa en Ambulance no sólo está muy equivocado, sino que además no ha prestado mucha atención a la ya longeva carrera del director norteamericano. Porque no ha cambiado demasiado, y si nos fijamos en sus películas más raras dentro de su carrera, como pueden ser Dolor y Dinero o 13 Horas, estas son completamente distintas al resto de su carrera, liderada por taquillazos del estilo Transformers o Armageddon, pero también por cine de acción desbocado como Dos policías rebeldes, La roca, Seis en la sombra y, ahora, Ambulance. Una película que podía haberse rodado en los noventa sin problemas y seguiría siendo casi igual…
No, no podemos sorprendernos de que el guión sea exiguo, ni de que falta realismo dramático o que sus personajes sean arquetipos de cartón piedra. Si fuese la primera película del cineasta lo entendería, pero lleva más de 25 años haciendo lo mismo, así que cualquiera que exclame “No tiene sentido, cómo es posible, qué sinsentido…” es porque no ha estado pendiente durante ese cuarto de siglo. La trama involucra a dos hermanos, uno un soldado que vuelve de la guerra y no tiene cómo pagar una cara operación médica, el otro un tipo que se dedica al crimen, y una paramédico que viaja en la ambulancia del título. Cuando un robo a un banco sale mal, la pareja de hermanos se embarca en un viaje sin frenos a bordo de la ambulancia buscando escapar de la policía, con la paramédico como rehén.
Y desde ahí hasta el final, una carrera sin frenos. Múltiples accidentes, persecuciones imposibles, coches volando, tiroteos, cámara lenta, sudor, explosiones… Todo lo que esperamos de una película de Bay de hace 20 años, porque el rodaje ha sido con coches reales, sin casi CGI o pantalla verde, pero con el uso continuo de drones con cámaras que imprimen aún mayor locura a la composición de planos y a lo que vemos en pantalla. Una coreografía de destrucción todavía más elaborada y entretenida. Porque hay poca cabida para el aburrimiento en una historia así. Con Jake Gyllenhaal, Yahya Abdul-Mateen II y Eiza González aprovechando para transmitir lo que el minúsculo guión no puede transmitir. Que ya es un logro.
Evidentemente no es una gran película. El guión, o su ausencia, no lo permite. Y tampoco será recordada entre lo mejor del año. Especialmente porque su metraje es excesivo y eso hace que nos sintamos agotados hacia el tercio final. Con una duración inferior sería mejor película. Con mejor guión también, claro. Pero no engaña a nadie. Es caótica, trepidante, violenta, disparatada incluso… y efectiva. Durante dos horas y cuarto la película hace lo que pretende y nos deja la sensación de que, de cuando en cuando, una película así es perfecta para pasar el rato sin preocuparse de nada más. Como única dieta es un problema, pero como plato ocasional… necesitamos más cintas de acción como ésta. Por supuesto.
Jesús Usero
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