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viernes, abril 26, 2024
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Amor Sin Control ***

Amor Sin Control ***Los americanos la llaman “dramedy”. Yo la llamo una buena película. Ese es el término que se puede traducir por tragicomedia, con el que en USA se define a este tipo de películas que mezclan humor con drama a partes iguales y que suelen tratar temas sociales. En este caso se trata de una adicción, pero no al alcohol o las drogas (al menos no en principio), sino al sexo, un tema tabú todavía en nuestros días, sobre todo en la sociedad americana con su doble rasero y su preocupación por aquello del qué dirán. Tres historias enlazadas que nos llevan a un interesante, aunque no perfecto, análisis de la adicción y de lo que supone tener que controlar uno de los aspectos que más nos definen como adultos, el sexo.

La película se centra en la historia de tres hombres, en diversos momentos de la adicción, que se enfrentan a sus demonios y sus problemas, y lo intentan hacer con una sonrisa. Uno lleva muchos años manteniendo a raya algo que pudo acabar con su vida (Tim Robbins), otro acaba de recibir la chapa que certifica sus cinco años sin caer en la tentación y se plantea volver a salir con mujeres (Mark Ruffalo). Otro, un joven obligado por un juez a acudir a reuniones y someterse al programa debido a su adicción, de la que ni siquiera es consciente (Josh Gad). Su familia, las mujeres de su vida, su trabajo… todo puede verse afectado por el menor de los deslices. Sexo sí, pero con moderación para no caer de nuevo en el pozo de la adicción.




En una película como ésta conviene siempre que el reparto sea excelente para poder mantener la comedia y el drama, para hacerlo creíble, para involucrarnos en las historias de los personajes. Y el trío protagonista está de lujo, en el caso de Robbins y Ruffalo no sorprende a nadie, pero en el caso de Gad, que es menos conocido, quizá sí. Sobre todo porque el actor, por su físico y sus papeles anteriores, parece encasillado en ese tipo de personaje cómico, pero aquí su historia quizá es la más dura y difícil, por encontrarse al inicio de la adicción, y cuando toca ponerse serio el actor lo clava. Sin olvidar el reparto femenino (Gwyneth Paltrow, bellísima, divertida, sexy a más no poder… a ver quién se resiste a ella, Joely Richardson, comedida, sutil, y la cantante Pink, que ya sólo con su primera escena se gana nuestro respeto). O actores como Patrick Fugit. Gran reparto.

Maneja muy bien los hilos la película mezclando los géneros y llevándonos de la sonrisa o la carcajada al momento de caída, dejando ver que hay esperanza, pero que puede que no sea suficiente para ellos que no son precisamente santos, ni villanos. Son gente normal. La película a veces peca de soltar algún discurso y, ante todo, de flaquear en la historia de Tim Robbins, con el drama con su hijo, otro adicto en recuperación, pero a las drogas. Es la más tópica, la menos interesante, y la que sabes cómo va a acabar desde que empieza. Porque las demás no acaban, o comienzan. O son un punto y seguido, como es la enfermedad y la vida de estos personajes. Que es otra de las cosas que hacen de esta película una tragicomedia más que interesante.

Jesús Usero

©accioncine

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