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miรฉrcoles, septiembre 11, 2024
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AVATAR: James Cameron nos devuelve la magia del cine

Crรญtica de la pelรญcula Avatar

โ€œA veces la vida depende de una decisiรณn descabelladaโ€.

Esta frase marca el arranque del viaje del hรฉroe que es Avatar pero se le podrรญa aplicar tambiรฉn al propio director de la pelรญcula, James Cameron, y no sรณlo en esta ocasiรณn sino en general en toda su filmografรญa. Las decisiones descabelladas y el riesgo han acompaรฑado la carrera de este cineasta al que ahora mรกs que nunca se puede calificar como visionario.

CARTEL

Es fรกcil suponer que Avatar va a estar entre las pelรญculas mรกs vistas de este aรฑo, que serรก la campeona de taquilla de la temporada navideรฑa y que seguiremos hablando de ella durante aรฑos por el alcance que tiene su propuesta visual y los cambios que va a imponer en la manera de entender no sรณlo la aplicaciรณn al cine del 3D, sino la forma de contar historias en pantalla grande. Con ella el cine recupera plenamente su capacidad para proporcionar al espectador algo que es imposible ver con las mismas cualidades en otro soporte que no sea la pantalla mรกs grande que uno pueda conseguir en el cine mรกs moderno y gigantesco que uno pueda encontrar.

Avatar es una de esas pelรญculas que puede verse en DVD o en pantallas mรกs pequeรฑas, incluso en 2D (de hecho va a distribuirse tambiรฉn asรญ en muchos cines espaรฑoles), pero para verla en toda su fastuosa brillantez visual y con despliegue total de sus logros hay que verla en pantalla grande y en 3D.

Una sola escena puede explicar mejor por quรฉ digo esto. Pueden verla en las featurettes que hemos colgado en esta misma pรกgina web. Se trata del momento en el cual el protagonista, Jake Sully (Sam Worthington), sale del sueรฑo criogรฉnico en el interior de una gigantesca nave espacial. Cuando ese momento se desplegรณ en la pantalla con todo su esplendor tridimensional recuperรฉ automรกticamente la mezcla de estupor y placer que me asaltรณ al ver las aguas del Mar Rojo abriรฉndose ante Moisรฉs en Los diez mandamientos, la carrera de cuadrigas en Ben-Hur, el destructor imperial persiguiendo a la nave rebelde en el comienzo de La guerra de las galaxias: episodio IV, ย a Robert De Niro hablando con el espejo en Taxi Driver o golpeando la pared de su celda en Toro salvaje, las letras del tรญtulo reuniรฉndose en la pantalla hasta formar la palabra Alien, a Roy Batty hablando de todos esos momentos que se perderรกn como lรกgrimas en la lluvia en Blade Runner o a los integrantes del Grupo salvaje de Sam Peckimpah caminando hacia su cita con la muerte.

camerondirige

Cameron consigue con ese รบnico plano ganarnos totalmente para el resto de su pelรญcula. A partir de ese momento compramos el billete completo para viajar a Pandora. Es uno de esos momentos clave que lo cambian todo desde un planteamiento en esencia muy sencillo y primordialmente visual, como debe ser el buen cine que conoce su verdadero potencial evocador basado esencialmente en las imรกgenes.

En mi opiniรณn ese momento vale tanto como la elipsis mรกs larga de la historia del cine con la que Stanley Kubrick nos invitรณ a otro viaje espacial a finales de los aรฑos 60, cambiando tambiรฉn radicalmente y para siempreย  la ciencia ficciรณn cinematogrรกfica. Recuerden: el simio, el hueso, el golpe de brazo que lanza el hueso al espacio, el hueso que gira y finalmente acaba convertido en una nave espacial en รณrbitaโ€ฆ

Aquello era 2001: una odisea del espacio, pelรญcula con la que los primeros quince minutos de Avatar tienen mucho en comรบn, tanto como discrepancias separan a los dos filmes posteriormente, porque los caminos elegidos por sus realizadores son radicalmente distintos aunque compartan el mismo objetivo.

Kubrick y Cameron aspiran a lo mismo: someter al espectador a una experiencia cinematogrรกfica รบnica e irrepetible. Tarea de grandes maestros que los dos pueden permitirse porque poseen un talento รบnico como narradores y titiriteros del audiovisual, manipuladores astutos de las emociones del pรบblico tirando de toda la panoplia disponible del medio cinematogrรกfico y de algunas otras herramientas y recursos mรกs que ellos mismos crean para acercarnos a la magia y hacer posible lo imposible.

Pero aquรญ acaban sus coincidencias, porque mientras Kubrick nos invita a participar en un juego de sensaciones y reflexiรณn, Cameron se decanta principalmente por convidarnos a un festival visual en el que priman sobre todo las sensaciones. Sus mimbres argumentales son muy sencillos, primarios e incluso me atreverรญa a decir que inesperadamente ingenuos para los tiempos que vivimos. La รบnica pega que se me ocurre ponerle a la pelรญcula esย  precisamente esa ingenuidad argumental, que la lleva a convertirse en una especie de panfleto de la nueva era. Pero ante su derroche de imaginaciรณn reconozco que no me importa en absoluto esta debilidad, mรกs bien al contrario, especialmente recordando el pastiche de material reciclado que era el mรญtico Episodio IV de La guerra de las galaxias, a pesar de lo cual todos disfrutamos entonces y ahora de ella.

La pelรญcula de Lucas no era precisamente Sartre, como tampoco lo es Avatar, pero afortunadamente ni una ni otra lo necesitan porque estรกn concebidas para ser sobre todo un vigoroso entretenimiento esencialmente visceral, el cine concebido como espectรกculo en su mรกxima expresiรณn, e incluso me atreverรญa a decir que sacan ventaja de ello eliminando distracciones para el espectador de todo aquello que no sea vivir la trepidante experiencia de compartir la peripecia heroica de sus personajes.

Es cierto que por este camino Avatar acaba estando mรกs cerca de Star Wars que de 2001 a medida que progresa su trama, y que cuando aborda el tema del hombre civilizado entre los nativos no tira por la senda mรกs madura de Las aventuras de Jeremรญas Johnson o Un hombre llamado caballo, sino mรกs bien por la de Bailando con lobos y Pocahontas, pero nada de ello obra en su contra. Que Cameron haya elegido situarse sรณlo momentรกneamente mรกs cerca de Disney que de las paranoias de Phillip K. Dick responde por otra parte seguramente a que la importante envergadura del empeรฑo acometido obligaba a dirigir la flecha tomando como blanco a todo tipo de pรบblico, buscando grandes audiencias, antes que a permitirse bucear en los pozos mรกs oscuros del alma humana.

No obstante hay que decir que la fantasรญa de ecologรญa, tolerancia y buen rollo trazada por Cameron tiene algunos toques y momentos ciertamente pesadillescos que la redimen de sus alardes coloristas estilo nueva era (el ataque de los perros salvajes,ย  el asalto contra el รrbol Madre, la pelea a cuchilloโ€ฆ).

Particularmente intensa y siniestra es la propia peripecia de su protagonista: un marine atado a una silla de ruedas que encuentra una nueva naturaleza en el cuerpo de un avatar creado a imagen y semejanza de una raza extraterrestre, convirtiรฉndose automรกticamente en un individuo repudiado tanto por su propia raza como por los habitantes del planeta Pandora. El reto al que es enfrenta Jake Sully desde el primer momento del relato es el de los renegados que no encuentran un lugar en el mundo que les ha tocado vivir y constituye uno de los grandes aportes argumentales de la pelรญcula. Igualmente notable es esa doble vida a la que da pie lo anterior, de amplias resonancias e interpretaciones desde el punto de vista de la psicologรญa y capaz de dar pie a interesantes reflexiones sobre la naturaleza de nuestra especie, sobre el lastre de nuestro subconsciente que todos arrastramos, porque en definitiva Jake vive su existencia como avatar de la misma moda en que nosotros vivimos nuestros sueรฑos y pesadillas.

dragones

Por otro lado ese tema del desdoblamiento engancha directamente con nuestra existencia actual dividida entre la red de redes y la vida real, por no hablar del desdoblamiento generalizado entre los internautas en chats, foros y videojuegos varios. Desde ese punto de vista, la odisea de Jake es tremendamente actual e hija natural de nuestros dรญas.

Por otra parte, Cameron da muestras de gran flexibilidad para darle a los productores lo que quieren sin renegar un รกpice de sus propias inquietudes como autor, como demuestra que el acercamiento a las fantasรญas estilo Disney sea tan breve que definitiva quizรก se trate sรณlo de un espejismo. Cameron no tarda en hacer que el paisaje fantรกstico de Avatar se libere del estigma de Pocahontas para abrazar mรกs oscuras e inquietantes premisas estรฉticas y narrativas que le acercan mรกs al manga y al anime (no es casualidad que en sus proyectos futuros estรฉ una versiรณn de Alita, รกngel de combate, el manga de Yukito Kishiro). El enfrentamiento entre los nativos ecologistas de Pandora y los humanos respaldados por una tecnologรญa tan destructiva como la de las mรกs temibles pesadillas sobre robots elaboradas en Japรณn va por ese camino. Esto se complementa y alcanza su mรกxima expresiรณn en el enfrentamiento entre el avatar y el hombre robotizado merced a la armadura gigante que tanto nos recuerda la que utilizara Ripley en Aliens el regreso, como los helicรณpteros de esta pelรญcula nos llevan a pensar en los deslizadores que empleaban las mรกquinas rebeldes de Terminator y Terminator 2. El militar dentro de la armadura encuentra la mรกxima expresiรณn de su verdadera naturaleza en esa segunda piel de robot gigantesco y destructor de la misma manera que el discapacitado marine de reconocimiento encuentra su verdadera naturaleza en el avatar de piel azul. El enfrentamiento entre ambos, cuchillo en mano, es uno de los momentos clave de la pelรญcula, el duelo entre las dos formas de mirar al planeta Pandora que conviven entre los personajes humanos de la misma, y demuestra que por debajo de la obviedad del buen rollito ecologista que podamos advertir en su superficie, Avatar tiene mucho mรกs que contarnos y crecerรก con cada nuevo visionado.

A ello contribuyen tambiรฉn otros factores, como la รกgil y desinhibida mezcla de gรฉneros que aborda Cameron, quien se niega a encerrar su pelรญcula en el universo y las fรณrmulas de la ciencia ficciรณn y โ€“en esto es tambiรฉn prรณximo a George Lucas- busca la creaciรณn de un hรญbrido capaz de contener alusiones a distintos gรฉneros. Encontramos asรญ elementos del cine de aventuras, acumulando referencias que van desde Tarzรกn hasta Parque jurรกsico. Es tambiรฉn en parte un western, gรฉnero al que alude por primera vez el plano de detalle de la pistola del coronel y que acompaรฑa a la frase: โ€œYa no estรกis en Kansasโ€ฆโ€. Cameron bucea durante casi toda la pelรญcula en el cine del oeste incorporando elementos de El รบltimo mohicano y cualquier otra historia de indios y caballerรญa que nos pueda venir a la memoria, si bien no tardamos en advertir que los โ€œindiosโ€ de Cameron estรกn a medio camino entre los semรญnolas y los apaches del lejano oeste y las tribus del continente africano, concretamente las del Congo devastado por los belgas del rey Leopoldo II, que sirviรณ como inspiraciรณn a El corazรณn de las tinieblas de Joseph Conrad y desde allรญ a Apocalypse Now de Francis Coppola. Ello nos lleva a unas gotas finales de cine bรฉlico, con algunos planos del ataque aรฉreo que se hacen eco del momento cabalgata de las valkirias de la pelรญcula de Coppola, completando este hรญbrido en cuyas previsibles secuelas quizรก Cameron se atreva a acercar mรกs a Jake Sully a lo que fuera el coronel Kurtz interpretado por Marlon Brando en Apocalypse Now.

bosque

Por รบltimo encontramos lo que definitivamente distingue a Cameron de Lucas: el trabajo con los actores. Cameron sรญ sabe sacar el mรกximo partido a su reparto, y lo que es aรบn mรกs importante, suele acertar al elegirlos (algo que no siempre se puede decir del padre de Star Wars). Cada pieza interpretativa de Avatar estรก tan ajustada como lo estaba la tripulaciรณn de marines coloniales de Aliens el regreso, destacando entre todos ellos una Sigourney Weaver pletรณrica que con su papel como la doctora Grace Augustine (ojo al guiรฑo de Cameron a Ripley y la saga de Alien: Grace prรกcticamente salta de la vaina en la que ha dormido el sueรฑo criogรฉnico y pide un cigarrillo a vocesโ€ฆ) nos obliga a preguntarnos por quรฉ no vemos con mayor frecuencia a esta mujer delante de las cรกmaras.

Miguel Juan Payรกn

Miguel Juan Payรกn
Profesor de Historia del cine, Gรฉneros cinematogrรกficos y Literatura dramรกtica

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