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viernes, abril 26, 2024
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MAX RECORDS, protagonista de DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS

Max Records nació el 18 de junio de 1997 y tenía 9 años cuando protagonizó Donde viven los monstruos a las órdenes de Spike Jonze. La promoción de la película le ha traído a Madrid la semana pasada y aprovechamos la oportunidad de charlar con este niño que se ganó a pulso un hueco en las entrevistas de los periodistas con el director haciendo gala de una madurez y una naturalidad que para sí quisieran muchos de los astros adultos que llegan a nuestro país desde el planeta Hollywood. Me recordó a la Jodie Foster de Taxi Driver, la Kirsten Dunst de Entrevista con el vampiro y el Haley Joel Osment de El sexto sentido: mucho talento y desparpajo ante cámaras, micrófonos y grabadoras servido en frasco pequeño, pero con un futuro presumiblemente brillante si sigue en la brecha.

Max Records nació el 18 de junio de 1997 y tenía 9 años cuando protagonizó Donde viven los monstruos a las órdenes de Spike Jonze. La promoción de la película le ha traído a Madrid la semana pasada y aprovechamos la oportunidad de charlar con este niño que se ganó a pulso un hueco en las entrevistas de los periodistas con el director haciendo gala de una madurez y una naturalidad que para sí quisieran muchos de los astros adultos que llegan a nuestro país desde el planeta Hollywood. Me recordó a la Jodie Foster de Taxi Driver, la Kirsten Dunst de Entrevista con el vampiro y el Haley Joel Osment de El sexto sentido: mucho talento y desparpajo ante cámaras, micrófonos y grabadoras servido en frasco pequeño, pero con un futuro presumiblemente brillante si sigue en la brecha.

records

–         ¿Cómo ha sido trabajar en esta película con Spike Jonze?

–         Fue fabuloso. Ha sido un segundo padre para mi. Es un director que sabe exactamente lo que quiere. Puede haber sesenta variantes y él no para hasta que consigue todas. Pero no es el tipo de director que simplemente te deja ahí y te dice: mira, aquí hay algo que está explotando, aunque no lo veas. Y aquí hay otros dos que se están peleando. Y aquí hay un panel de autodestrucción que tienes que apretar. Él no te deja ahí tirado y que te lo imagines, sino que hizo que muchas cosas sucedieran frente a mí para que pudieran estimularme. Por ejemplo tenía a los monstruos luchando con espadas de luz de Star Wars, ponerles a pelear para darme la sensación de que algo ocurría, o hacer estallar un tanque de propano para darme ciertos impulsos. Ocurrían cosas fuera de cámara que me permitían actuar no de una forma falsa o artificial, sino de una forma natural.

–         Los adultos tenemos distintas interpretaciones sobre la película que a lo mejor no coinciden con la manera en la que la ven los niños. En tu opinión ¿de qué va Donde viven los monstruos?

–         No sé… creo que simplemente tiene que ver con cómo se siente un niño de siete, ocho, nueve, diez, once, doce y hasta ochenta y dos años. Quizá es simplemente una ventana a los pensamientos y la imaginación de un niño.

–         ¿Crees que algunos momentos de la película, como aquel en el que el monstruo Carol acusa a su amiga KW de haberle pisado la cabeza, son más del mundo de los adultos que del mundo de los niños?

–         No, no, qué va. No es que los niños vayamos por ahí pisándonos la cabeza los unos a los otros, pero normalmente hacemos cosas como: ¡Ay, lo siento, no quería hacerte daño! ¡Pues me lo has hecho! ¡Lo siento!… Pero en el fondo sí querías hacerle daño. Eso es muy del mundo de los niños.

–         ¿Cuál es tu mejor recuerdo del rodaje?

–         Fue el último día del rodaje. Siempre había dos o tres niños, los dobles, los hijos de alguien, en el rodaje, pero ese día para celebrarlo dejaron entrar a más niños, familia de los técnicos, y nos dejaron ponernos los disfraces y jugar por el decorado. Fue muy divertido.

Miguel Juan Payán

 

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