Crítica de la película Cómo sobrevivir en un mundo material (Kajillionaire)
Maravillosa comedia inclasificable y con un brillante reparto.
Única e impredecible, la nueva película de Miranda July es una historia muy peculiar que podría sonar en alguna categoría de los premios este año, especialmente para su sensacional reparto, aunque da la sensación de que la película, por buena que sea, ha pasado desapercibida entre la industria, demasiado, por lo que seguramente será ignorada. Pero especialmente su guión o su elegante dirección pueden estar entre esas cosas destacables que nos ha dejado este 2020. Una película a veces inclasificable, aunque recuerde a elementos del cine de Wes Anderson o Spike Jonze, pero que es todo corazón, humor, ternura y personajes memorables. Una película cautivadora y realmente sorprendente. Aunque desde fuera parezca que nos han contado su historia en alguna ocasión.
Viejo Dolio (sí, no es broma, es el nombre de la protagonista) es una joven que vive con sus padres y que lo hace de la forma más peculiar. Timando, estafando, engañando… pero no crean que son golpes a gran escala, o estafas millonarias. No. Es mucho más triste. Desde escaparse del casero para no pagar el alquiler (el plano de la valla es simplemente memorable), a robar pequeños sobres de Correos con la esperanza de que alguno incluya dinero, un cheque o algo que puedan descambiar y que les devuelvan el dinero que nunca pagaron. Cuando a su último golpe sus padres incluyan a una joven a la que acaban de conocer, Viejo Dolio verá su mundo tambalearse y descubrirá que en su vida hacen falta muchas, muchas cosas.
Evan Rachel Wood es la protagonista en un papel completamente distinto a lo que hemos visto en el pasado. La actriz está simplemente maravillosa, en una interpretación contenida y llena de detalles, en la que cambia su voz, su postura, su forma de moverse, de expresarse… Todo. Su reacción cuando le van a dar un masaje y lo mucho que dice de ella es sublime. Lo mismo vale para Richard Jenkins y Debra Winger como sus padres (ojo a la ropa del primero y la cojera de ella) y para una Gina Rodríguez que es un torbellino que arrasa todo lo que toca. La química entre ellos es maravillosa en la película.
Una película en la que Miranda July realmente tiene una historia muy humana que contar. La del amor perdido. La de una persona que no lo conoce, que nunca lo ha experimentado. Que siempre ha sido una herramienta más que un ser humano. Que no lo sabe, pero que ansía sentirse querida. Pero la película no se detiene en el drama. De hecho su brillantez hace que pase por el drama sin dejar de ser una comedia. Ácida, irreverente, inclasificable y definitivamente inolvidable. Un viaje más que interesante al que podemos echar en cara que tarda demasiado en introducir al personaje de Rodríguez, pero poco más. Es todo un viaje, uno que merece la pena emprender. Una película que apetece volver a ver y disfrutar de nuevo en cuanto acabas de verla.
Jesús Usero
★
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