Crítica de Corazones valientes
Crítica de la película Corazones valientes
Mona Achache nos trae una drama ambientado en la Segunda Guerra Mundial que, aunque a veces no termina por decidirse entre un camino y otro, entrega una película más que correcta de la época.
Cintas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial no es que escaseen precisamente en el cine, pero sí que cuesta encontrar historias con tonos y enfoques que se salgan de la norma y de ciertos patrones que hemos visto miles de veces. Corazones valientes, la nueva película de su directora, aporta precisamente eso: una nueva perspectiva a este tipo de relatos aunque a veces no termine de salirle redonda la jugada.
La historia gira en torno a un grupo de 6 niños y niñas que se encuentran escondidos en el castillo de Chambord, mientras su protectora idea un plan de escape para ponerlos a salvo en un lugar seguro antes de que los nazis les encuentren primero. Mona Achache pone su mirada siempre sobre los niños, ellos son el foco de la película y son sobre ellos los que pivota el guion. Un guion que va oscilando entre el drama y el más ligero optimismo. Porque si bien tenemos un principio y un final de claros cortes dramáticos, el nudo de la historia (que se centra en las relaciones y las dinámicas del grupo) apela a la esperanza y el amor como temas principales. Y aquí es donde nos encontramos un primer problema: se genera un “buen rollismo” entre los protagonista en el que apenas hay conflictos, y los que hay se resuelven rápidamente, por lo que no hay demasiados puntos de interés en una buena parte de la historia. Si se mantiene a flote, es por el buen hacer de la mayoría de los jóvenes actores.
Hay chispazos en los que la película está a punto de levantar el vuelo de forma más alta, pero al final se queda en un simple planeo. Esto se debe a esa posición de querer mantenerse en ese enfoque de esperanza y de inocencia por parte de los niños, pero que a la vez restringe a la historia de crecer a cotas más altas para no llenarla de tanto drama (a pesar de que tenga que recurrir a él en su tramo final). Por lo demás, la cinta se mueve en líneas generales de forma correcta, tanto en las actuaciones como en la dirección y merece la pena destacar la actuación de Camille Cottin en el papel de Rose. La fotografía es buena, con algunos planos y usos de la iluminación, aunque te queda la sensación de que en otras manos se le podría haber sacado más jugo.
En resumen, Corazones valientes es una película notable que tiene momentos de lucidez y escenas meritorias, pero la indecisión (o decisión) de no tomar un camino concreto sobre el drama o la inocencia hace que la propia cinta no pueda alcanzar niveles más altos. Juega con elementos interesantes y su enfoque es fresco, pero al mismo tiempo es lo que termina por anclarla al suelo.
Jesús Martín
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