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miércoles, mayo 8, 2024
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Country Strong ***

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Se quejaba hace no mucho Gwyneth Paltrow de que no encontraba ya papeles interesantes, de que las mujeres de Hollywood, a cierta edad, tienen la carrera condenada y prácticamente acabada. Que le resulta prácticamente imposible encontrar buenos papeles o papeles de relevancia. Que las actrices tienen fecha de caducidad y Hollywood siempre anda a la caza de nuevos rostros jóvenes, de bellezas juveniles que encandilen a los espectadores. La industria siempre busca a la nueva Megan Fox y deja de lado a las Gwyneth Paltrow del camino. Algo que no sucede con las estrellas masculinas, cuya fecha de caducidad es bastante mayor.

Sin quitarle la razón en absoluto, sabiendo que lo que dice es cierto, también es verdad que Paltrow ha sabido mantenerse muy bien en el negocio y, pese a algunas cuestionables decisiones en su pasado, sobre todo a nivel comercial, sigue siendo un rostro común en nuestras pantallas, como demuestra su participación en las dos entregas de Iron Man (y las que queden), su presencia en Glee, su próximo trabajo con Steven Soderbergh, junto a Matt Damon y Kate Winslet, o esta Country Strong que llega a nuestras pantallas y que incluso estuvo nominada al Oscar a mejor canción en la pasada edición de los premios de la Academia. Vamos, que la ganadora de un Oscar por Shakespeare Enamorado no sólo se ha mantenido en la industria, sino que lo ha hecho bastante bien. Repito, sin quitarle un ápice de razón, que la tiene.

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Además, resulta que Country Strong es una película que pasa al mundo de la música country las propias críticas que la actriz hacía sobre la industria del cine. El hecho de que una mujer con talento no pueda seguir su carrera llegada cierta edad debido a la sangre joven con la que quieren reemplazarla. Sobre todo cuando ha cometido el error de caer presa de un adicción y entre la prensa, los compositores y los encargados de eventos estén intentando dejarla en el olvido, pese al cariño de sus seguidores. Una metáfora sobre nuestra sociedad actual, plagada de juguetes rotos, de estrellas que ponemos en un pedestal para derribar luego con amargura. Del papel de la gente que nos rodea y de las desgracias personales en quien siempre tiene que poner una sonrisa y hacer feliz a la gente.

Gwyneth Paltrow da vida a ese juguete roto, una cantante de country salida de rehabilitación donde ha conocido a un joven e idealista cantante y compositor, y a la que su marido y representante quiere devolver el brillo de antaño, mientras encuentra a otra joven promesa que empiece a escalar camino a la cima de la fama. Suena a tópico, porque en parte lo es, pero lo interesante de la película es ver cómo se desarrollan las relaciones entre esos cuatro personajes debido al bagaje emocional y personal que llevan a sus espaldas.

Un marido que no es capaz de perdonar a su mujer por el hijo que perdió debido a la adicción. El joven compositor dividido entre dos mujeres, una a la que adora y en la que cree, la otra a la que empieza a amar. Una estrella en declive rodeada de falsedad y fantasmas que no puede alejarse de la bebida y a la que tratan como una marioneta. Una joven promesa, llena de miedos, talento y mentiras, que tiene que elegir cómo quiere llegar a lo más alto y si realmente merece la pena. Son personajes más complejos de lo que la trama da a entender en un principio, y eso se agradece.

El talento de la protagonista no vamos a descubrirlo ahora, hace suyo el papel con una sencillez pasmosa y nunca dudamos de que ella es Kelly Canter, con sus luces y sus sombras. Pero la sorpresa corre de la mano de Garret Hedlund (Tron Legacy) y Tim McGraw, que son quienes realmente cargan con el peso de la película al ser sus personajes los peor tratados por el guión. Los que menos momentos de brillar tienen. El primero porque su personaje es demasiado íntegro, perfecto, inmaculado. El segundo porque parece el villano de la función y esconde mucho más en su interior. No está al mismo nivel Leighton Meester, que parece fuera de sitio durante gran parte del metraje.

Podíamos decir que Country Strong tiene muchos parecidos con Corazón Rebelde, la película por la que Jeff Bridges obtuvo el Oscar en 2010. La temática, el ambiente, la música… Pero Corazón Rebelde es una película mucho más completa que ésta no sólo por la soberbia interpretación de Bridges, sino porque la fuerza de su guión, su sentido de “la vida sigue”, su naturalidad y energía, no se siente muchas veces en Country Strong. Son parecidas en muchos aspectos, pero es casi como si ésta fuese la versión light de aquella. La versión sin tanto pasaje oscuro. Sin tanta vida.

Es una buena película pero le falta arriesgarse. Camina por lugares demasiado conocidos con mucha elegancia debido a la buena labor de dirección, pero acomodándose demasiado en su reparto, sin capacidad para golpear al espectador realmente. Porque cuando lo hace y se va a un final poco convencional, enseguida se saca de la manga una escena final completamente inverosímil que nos devuelve al mundo de la esperanza y la ilusión. Y en Corazón Rebelde lo que había no era un final, era una puerta abierta al futuro.

Y eso que pese a durar casi dos horas no se hace nunca demasiado pesada. A veces no sabe muy bien hacia dónde se dirige, como si no tuviese clara la historia que quiere contar. Pero son momentos breves. El resto, una sólida película con sombras de nuestro tiempo, de los peligros de la fama, de los terrores que nos provocamos, del perdón y de cómo manejar esos juguetes rotos que nuestra sociedad crea. Nada nuevo, la verdad, pero contado con la suficiente entereza como para hacerlo interesante. Y eso siempre es algo bienvenido.

Jesús Usero

 

 

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