Crítica Al otro lado del río y entre los árboles ★★★★★ (2023)

Crítica Al otro lado del río y entre los árboles película dirigida por Paula Ortiz con Liev Schreiber, Matilda De Angelis, Josh Hutcherson, Danny Huston

Paula Ortiz relata en imágenes el intenso viaje hacia la autodestrucción de un héroe cansado, en esta excelente adaptación de la homónima novela de Ernest Hemingway.

De que va Al otro lado del río y entre los árboles

El coronel Richard Cantwell (Liev Schreiber) es un veterano militar estadounidense, al que diagnostican una terrible enfermedad de corazón. Acaba de finalizar la Segunda Guerra Mundial, y el coronel le pide al doctor que no comunique su estado a sus superiores, hasta que este complete un viaje a Venecia que considera importante en su vida. Acompañado del sargento Jackson (Josh Hutcherson), quien ejerce de chófer de Cantwell, el amargado oficial norteamericano llega a la ciudad de los canales, donde conoce a la misteriosa Renata Contarini (Matilda de Angelis), quien está a punto de formalizar su compromiso con Antonio (Giulio Berruti).

Crítica Al otro lado del río y entre los árboles

Ernest Hemingway fue un autor que tenía una relación muy especial con la muerte. El responsable de El viejo y el mar expuso con maestría y talento el cansancio existencial de una serie de personajes abocados a la desaparición voluntaria, como si la paz se pudiera encontrar en el fondo de un vaso de alcohol o en la negrura abismal del cañón de un arma de fuego. Uno de estos héroes acorralados por los fantasmas del pasado, que siente el dolor imperecedero de sus acciones más reprobables, es el coronel Richard Cantwell: el protagonista de Al otro lado del río y entre los árboles.

El argumento de esta convincente adaptación cinematográfica de Paula Ortiz (La novia) empieza nada más acabar la Segunda Guerra Mundial, con el coronel Richard Cantwell (Liev  Schreiber) en la consulta de un médico del ejército. El doctor le comunica al oficial estadounidense que el estado de su corazón es muy preocupante, pero Cantwell le pide que no se lo diga a sus superiores, por lo menos hasta que concluya un trascendental viaje que tiene que hacer a Venecia. Tras el consentimiento del  facultativo, el veterano militar es acompañado en su traslado  por el sargento Jackson (Josh Hutcherson) como chófer y guardaespaldas, con destino a la ciudad de los canales. Una vez allí, el coronel conoce a la inteligente Renata Contarini (Matilda de Angelis): la hija de una condesa veneciana, que se encuentra a punto de convertirse en la esposa de Antonio (Giulio Berruti). El tiempo que Cantwell pasa al lado de la joven aristócrata describe una relación de conocimiento mutuo, mientras el coronel se esfuerza por averiguar qué le sucedió a su hijo muerto a manos de los nazis,  en un campo de Trieste.

Paula Ortiz recrea una película cargada de nostalgia medioambiental, en una urbe de Venecia en la que se puede atisbar la decadencia que asola las noches y los días del protagonista. En medio de semejante escenario, Liev Shreiber realiza una caracterización sobria y verosímil, en la que los silencios son tan importantes como las palabras que se dicen. El actor de Ray Donovan demuestra su solidez dramática, en un personaje que se encuentra hastiado de una vida que percibe a punto de terminar; sensaciones que el intérprete norteamericano enfatiza a través de sus movimientos como  a cámara lenta y de sus miradas aceradas.

Schreiber es el inspirado pilar humano, que sostiene el discurso desmoralizado de un héroe que no se siente como tal, y que busca un simple lapso de tranquilidad, a cargo de la intrigante y soñadora Renata Contarini.

Precisamente, esa percepción de estar en un interminable y figurado baile de máscaras venecianas dota a las actuaciones del elenco de una brillantez más que notable. Matilda de Angelis, Laura Morante, Giulio Berruti, Josh Hutcherson, Danny Huston y Enzo Cilenti realizan unos trabajos de enorme valor dramático. Un cuadro interpretativo que acompaña al papel de Schreiber por un territorio muy similar en ubicaciones y emociones al emprendido por Gustav von Aschenbach, en Muerte en Venecia.

Paula Ortiz traduce a la pantalla con inspiración y pulso poético el universo decaído y espectral descrito por Ernest Hemingway, siempre con cuidado de no traicionar en ningún instante el ecosistema afectivo descrito en la novela original. Todo un logro de sorprendente calado artístico, que favorece a que los elementos (humanos y técnicos) concitados en Al otro lado del río y entre los árboles funcionen en su justa medida.

Te gustará si te gustó…

Al igual que la novela original, Al otro lado del río y entre los árboles guarda un parentesco trágico y artístico con Muerte en Venecia (tanto el libro de Thomas Mann, como la película de Luchino Visconti).

Jesús Martín

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