Crítica Dune parte dos ★★★★★ (2024)

Crítica Dune parte dos película dirigida por Denis Villeneuve con Timothée Chalamet, Zendaya, Rebecca Ferguson, Austin Butler

Lisan al Gaib, Kwisatz Haderach o Jesucristo. Da igual como decidas llamarlo, el verdadero mesías es Denis Villeneuve.

Crítica Dune parte dos

Cuando en 2017 el director canadiense Denis Villeneuve estrenó Blade Runner 2049, únicamente pude tildar el resultado de “milagroso”. Había logrado la impensable proeza de llevar su nueva mirada a la altura de un original, que ya en su momento era todo un improbable, sin renunciar a ser una ente completo en forma y fondo divisible de aquel. Ahora, en la que es la segunda secuela de su brillante filmografía, ha demostrado que si se lo propusiese podría hacer andar a los cojos y ver a los ciegos con la misma facilidad con la que adapta lo inadaptable y transmuta en lenguaje cinematográfico la arquitectura de los sueños (esos que en realidad son mensajes de las profundidades)

Dune parte 2 podría haber sido únicamente la segunda mitad de la primera novela de Frank Herbert. El camino seguro apuntaba a conformarse a modo de El Retorno del Rey (2003) como un épico colofón sin pausa a lo acontecido en su ya sublime predecesora, pero en lengua fremen eso de Muad’Dib significa “aquel que señala el camino”, así que hacer justicia a la gesta de Arrakis implicaba olvidar los senderos del éxito recientes e iniciar el tránsito a lo desconocido. Villeneuve confirió su primera entrega como una enigmática introducción a un universo nuevo en clave shakespiriana donde la ópera conjugaba la tragedia.

Sin embargo, es ahora cuando aparece ante nosotros el músculo temático que confirió a la obra de los gusanos de arena su condición de base para todo un género, a la vez que se plaga de rimas (visuales y de guión) que confieran cuerpo de unidad y significado al conjunto de los dos films. Emulando en cierta forma a lo conquistado en El imperio contraataca (1980), Dune parte 2 es una expansión en todos sus apéndices posibles (audiovisual, donde la sinergia entre las maravillas de Greg Frasier y Hans Zimmer solo puede ser tildada de arte, mitológico, narrativo, interpretativo, emocional y finalmente analítico) y, como aquella, es un punto y aparte en la Historia del cine.

 Esta segunda incursión en el planeta de arena resulta una obra maestra poliédrica inabarcable en un solo visionado, de múltiples frentes y horizonte infinito donde cada uno se salda con la excelencia y nosotros con la mandíbula desencajada. Dune parte 2 es una joya del bélico y la aventura (David Lean estaría orgulloso), pero también lo es de la ciencia ficción, del blockbuster espectáculo (el arranque, la cabalgada de Shai Hulud o todo su tercer acto son ya canónicos) y del cine político, en el cual se estudia la religión como instrumento incomparable de poder y afina su metáfora con el conflicto de recursos en oriente medio; y aun así es capaz de no claudicar con su propósito de tratar el género como lienzo en blanco donde primar el poder de la imagen y la congoja del sonido como recuerdos imborrables por encima de una verbalización orgullosa en el minimalismo. Lo cual no significa que se hable poco, todo lo contrario, lo que hace es impartir otra clase magistral de condensación lingüística. Los diálogos medidos al milímetro y el uso de la elipsis exquisita en una película de casi 3 horas permiten tratar todo lo tratable con un delicado equilibrio perfecto donde no se desperdicia una gota de saliva tan necesaria entre tanta aridez ni se entrega un plano innecesario para nuestro experiencia.

Y si toda la labor de un profeta y su equipo en estado de gracia fuese poca cosa, su elección de apóstoles no se queda atrás. Un reparto entregadísimo, entre el que destacan Austin Butler, Zendaya, Rebecca Ferguson y un Timothee Chálamet imperial (nunca mejor dicho), sigue a pies juntitas el camino del elegido y entregan trabajos tan despampanantes que hasta logran lo inconcebible: convencer al cine de alto presupuesto de la importancia de la mirada como épica máxima.

En una época donde las ideas nacen muertas, contemplar como un artista da forma a una visión y habla directamente a los sueños del espectador es como para recuperar la fe en el cine y en todas sus posibilidades. Villeneuve es el mesías, la ciencia ficción está siendo su Biblia y Dune el paraíso prometido. Recemos hermanos para volver pronto.

Miguel Ángel Espelosín

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