Crítica Ellas hablan
Poderoso relato narrado con elegancia y un maravilloso reparto.
Una película que puede parecer ambientada en el pasado, debido a la comunidad protagonista donde habitan los personajes, pero que está basada en una historia realmente cercana, porque la novela de la que saca su historia, de Miriam Toews y publicada hace cinco años, está inspirada en una historia real de una colonia menonita de Bolivia, cuyo caso salió a la luz en 2010. Sarah Polley se encarga del guión y la dirección en la que es posiblemente su mejor película detrás de las cámaras. La cineasta, a la que conocemos por su trabajo como actriz (lleva retirada del mismo desde 2010), cuenta aquí una historia de gran dureza con mucha sensibilidad y energía, con amor por sus personajes y con la idea de señalar algunos de nuestros problemas como sociedad, porque aunque los hechos sucediesen en la comunidad ultraconservadora de la película, muchos de sus rasgos siguen apareciendo en nuestra sociedad.
Varias mujeres se reúnen en un granero para hablar y discutir su situación. Los hombres de la colonia, ultraconservadora, han acudido a la ciudad durante unos días y ellas tienen una decisión que tomar. Todo viene porque varias de las mujeres, de distintas edades (desde niñas a ancianas) han sido violadas durante años por un grupo de hombres de la colonia, que empleaban un tranquilizante para animales para abusar de las mujeres y asaltarlas sin que nadie lo supiese. Finalmente los culpables fueron arrestados, ya que en la comunidad no sabían cómo lidiar con un caso así, y casi todos los hombres han acudido a la ciudad a ver cómo marcha el tema de la fianza de los culpables, dejando a las mujeres solas durante dos días, y decidiendo si marcharse o si quedarse y luchar. Una difícil decisión que deben tomar un grupo de ellas antes de que los hombres regresen.
Durante ese tiempo se debatirá sobre lo vivido, sobre los problemas que conlleva tomar una u otra decisión, sobre quiénes son realmente y su papel en un mundo que sólo las permite ser madres y criadas, sin permiso para aprender a leer o escribir. Rooney Mara y Claire Foy lideran un maravilloso reparto, y es especialmente brillante la interpretación de Mara, el personaje más proclive a entender todos los puntos de vista y tomar la mejor decisión. Pero no nos olvidemos de Jesse Buckley, Judith Evey, Frances McDormand (productora de la película y que sólo aparece en un puñado de escenas, pero qué escenas) y un sensacional Ben Whishaw, el único personaje masculino adulto de relevancia en la película. Todos hacen que la historia sea creíble y cercana, perfectamente entendible por el inteligente modo en el que se presenta.
A eso ayuda la presencia de Sarah Polley tras las cámaras, que emplea un formato poco habitual (2.76:1, una suerte de scope extremo que aprisiona a los personajes por arriba y por abajo), una exquisita fotografía y una puesta en escena elegante y contenida, sin excesos. El mayor exceso es su innecesaria vuelta varios temas que ya ha señalado previamente, donde no hace falta reiterar nada. Es algo que afecta un poco al ritmo, pese a su comedida duración. Y no le resta méritos a un producto serio, vibrante y poderoso, con un final sensacional y con unos personajes muy bien construidos. Ellas Hablan nos muestra esta pequeña comunidad como reflejo de nuestra sociedad, del papel de la mujer y de la necesidad de liberación ante la opresión. Luego ya, que cada uno saque sus propias conclusiones. En definitiva, una fantástica película que no debemos perdernos, y si es en una sala de cine, aún mejor.
Jesús Usero
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