Competente thriller juvenil muy ligado a las nuevas tecnologías. Creo que no podía haber aparecido en mejor momento esta película, con toda la fiebre del Pokemon GO entre nosotros. Y si van a preguntárselo, ya lo respondo yo. Sí, he jugado a Pokemon GO, lo tengo instalado y tengo hasta un Pikachu. Y sé perfectamente que el juego de Nerve y el de Nintendo no tienen nada que ver en su desarrollo, pero sí en el sentimiento que generan, en la comunidad de jugadores, en esa sensación de que a veces le damos más importancia a lo que tenemos en la pantalla del teléfono, el ordenador o la Tablet que a la realidad que nos rodea. Ese mundo virtual que nos absorbe es parte de la clave de Nerve.
Una chica demasiado tímida, demasiado parada, que no se atreve a lanzarse en la vida real y cuando lo hacen por ella las consecuencias son desastrosas… Y esa chica decide cambiar radicalmente, jugando a un juego online que tiene millones de seguidores en el mundo y cientos de participantes. Un juego en el que los espectadores retan a cumplir desafíos a los jugadores, que van ganado dinero según los cumplen, y son eliminados si fallan. El que aguanta hasta el final, se lleva el dinero. El juego la unirá a un joven con algunos secretos, pero según avance la partida, el riesgo será cada vez mayor y su vida correrá peligro. ¿Cómo escapar de un juego que no existe en un lugar real? ¿Cómo sobrevivir?
Hay dos claves por las que la película funciona. Primero sus dos protagonistas, Emma Roberts y Dave Franco, dos actores con buena química en pantalla que son los pilares de la película y ayudan a superar los tópicos, bastante obvios, de sus personajes, ella una chica apocada y algo reprimida, él el chico malo y algo salvaje con un secreto que le humaniza… Todo muy visto, pero bien desarrollado por los dos actores. Esa es la clave. Y luego, el ritmo de la película que en 96 minutos nos mete de lleno en un viaje de locura, manteniendo el suspense y el ritmo continuo, mezclándolo con esa sutil mirada descreída a nuestra sociedad, a ese vicio por los seguidores, la fama en las redes sociales, la importancia de lo que no es importante…
El resultado es muy entretenido y mucho mejor de lo que parece a simple vista. Tiene más miga de la que pintaba y sabe no aburrir. Es más inteligente de lo que aparenta. Es perfecta para los tiempos que corren, sin cargar las tintas, sabiendo que es una película destinada a hacer pasar un buen rato, nada más. Su problema es en parte su tercio final, que no hay casi por dónde cogerlo, con una resolución que bordea mucho lo que el espectador puede tragarse sin tomárselo todo a broma. Demasiado forzado, como el romance. Eso por no mencionar esa aparición de Juliette Lewis, más un cameo que otra cosa… Pero eso no borra los méritos de un thriller juvenil bien construido y dirigido (la fotografía es más que curiosa, por ejemplo) y que entretiene dejándonos algo en lo que pensar.
Jesús Usero
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