Crítica Priscilla ★★★ (2024)

Crítica Priscilla película dirigida por Sofia Coppola y protagonizada por Cailee Spaeny, Jacob Elordi, Emily Mitchell, Ari Cohen

Preciosista y colorido film sobre la intensa e inestable relación amorosa entre Elivis Presley y Priscilla Anne Wagner.

De qué va Priscilla

Priscilla Ann Wagner (cuyo padre adoptivo le concedió el apellido de Beaulieu) pasa su adolescencia en Alemania, en la base norteamericana donde está destinado su padrastro. Allí, la joven conoce un día a un militar, que la invita a una fiesta privada, a la que va a asistir Elvis Presley (el ídolo del momento). Desde el primer vistazo, el denominado rey del rock y Cilla sienten una atracción irresistible el uno por el otro, pese a que el cantante le saca diez años a la teenager. Después de muchos altibajos emocionales, marcados por constantes ausencias y reencuentros, Priscilla va a vivir a Graceland (la residencia de Elvis), donde descubre la turbulenta personalidad de su admirado novio.

Crítica Priscilla

Desde el comienzo del largometraje, Sofia Coppola introduce al espectador en una especie de cuento de hadas, en el que los sueños de una joven de catorce años se hacen realidad, al tener cerca de ella al hombre por el que siente una admiración sin reservas. Esas emociones están bien mostradas, con la gestualidad adormecida de la actriz Cailee Spaeny, quien encarna a una Priscilla verosímil y convincente en su ingenuidad.

A partir del primer encuentro entre Priscilla y Elvis, la movie se encarga de desarrollar con sutileza cada uno de los aspectos más espinosos de un amor que no era tal. Según lo que se puede contemplar en el film, Elvis parece considerar a Priscilla como una muñeca a la que vestir a su gusto, y moldearla con las opiniones e ideología que él defiende. Un ejercicio de dominación absoluta  que no encuentra oposición en la entregada Priscilla, y que Coppola reitera con un sinfín de secuencias destinadas a enfatizar la ausencia de personalidad en la incauta e inexperta protagonista.

El estilo de sueño prolongado favorece a que la historia sea percibida desde la óptica de una teenager sobrepasada por los cambios de humor y la fama del ídolo/amante al que rinde tributo, pero esta senda vaporosa  y distorsionada impide profundizar en los problemas que atenazaban a una pareja destinada a fracasar en el aspecto sentimental.

Mientras que el papel de Priscilla se erige como lo bastante sólido como para sustentar la frágil trama argumental, la parte de Elivs no logra escapar de los estereotipos mediáticos relacionados con su leyenda y figura.

La ingesta de pastillas, la inmersión en extrañas técnicas de relajación, la dependencia de su padre y su representante… Los ingredientes que Sofia Coppola utiliza para retratar la complicada personalidad de Presley no consiguen que el australiano Jacob Lordi complete una caracterización coherente respecto al mítico personaje al que recrea. Un lastre que genera una cierta carga de pérdida de interés en lo que acontece en el preciosista metraje.

Ni una sola canción de Elvis Presley

Resulta sorprendente que, a pesar de que Priscilla se ocupa únicamente de la existencia compartida por la actriz de Agárralo como puedas y el cantante de I Can’t Help Falling In Love With You, la banda sonora no contiene ningún tema de Elvis Presley (solo suenan levemente unos acordes de Love Me Tender). Sofia Coppola sí utiliza canciones de la época, como  Venus, de Frankie Avalon, o Sweet Nothing, de Brenda Lee; pero evita los hits emblemáticos de la estrella nacida en Tupelo.

Entre las songs que ilustran el largometraje, merece una atención especial la incorporación de I Will Always Love You, en la voz de Dolly Parton. Una composición que le sirve a la hija de Francis Ford Coppola para escenificar la ruptura definitiva entre Elis y Priscilla (uno de los mejores momentos de la cinta).

Un estilo reconocible

La filmografía de Sofia Coppola ha conformado una manera peculiar de contar diferentes historias en formato de celuloide. Da lo mismo la época y los personajes, las obras de SC siempre llevan el sello peculiar de esta amante de las sensaciones propagadas a través de las imágenes. Dentro de semejante fórmula, Priscilla tiene muchas cosas en común con María Atonieta, al desplegar un universo de colores llamativos y acciones entre el sueño y la realidad, como si se tratara de sendos cuentos hadas no exentos de su parte perversa.

Este hedonismo fílmico se aleja de las reflexiones existenciales de Las vírgenes suicidas, el humor ácido de Lost In Translation y la acidez malévola de La seducción.

Te gustará si te gustó…

Los seguidores de la vena artística y vaporosa de Sofia Coppola encontrarán en Priscilla un vehículo de disfrute potente y estimulante. Aunque quizá, el ejercicio más interesante consista en comparar los excesos narrados en Elvis, del australiano Baz Luhrmann, con la versión edulcorada que firma la hija cineasta de Francis Ford Coppola.

Jesús Martín

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