Crítica Reposo absoluto ★½ (2023)

Crítica Reposo absoluto película dirigida por Lori Evans Taylor con Melissa Barrera, Guy Burnet, Kristen Harris

Se hace larga siendo corta porque nunca entramos en la película.

Tiene mimbres argumentales para hacer algo mucho más interesante, quizá llevándolo por el territorio de lo dramático más que de lo terrorífico, pero elige el peor camino posible para desarrollar lo que en todo caso y tal como nos lo empaqueta no pasa de anécdota argumental para cortometraje en un tono de telefilme.

Tirando de un cubo de recursos ya explotados en corral ajeno a los que no les otorga personalidad pero que tampoco aprovecha en todo lo que pueden darle, como demuestran sus superficiales arrebatos de copia de herramientas de Paranormal Activity (2007) y sustos reforzados con sonido pillados al vuelo de Insidious (2010), se aleja del territorio en el que podría haber desarrollado un trabajo más interesante, por ejemplo cayendo en la cuenta de que nadie como Roman Polanski puede aportar códigos para sacar adelante el tipo de historia de terror en espacios cerrados que pretende contarnos, para lo cual le habría venido muy bien ponerse en bucle Repulsión (1965) y La semilla del diablo (1963), de registro argumental mucho más próximo a este Reposo absoluto.

Ya desde su principio, cuando repite casi sin dejarnos respirar y de forma esquemática el socorrido recurso del plano cenital sobre coche en carretera que se interna en la naturaleza que aparece en el 90 por ciento de las películas de terror como si acabara de ser descubierto pero caducó ya inmediatamente después de que se aplicara las primeras ochocientas veces y en mi opinión es más bien síntoma de bisoñez de quien lo emplea como arranque para sus historias de terror, esta película empieza a perder el interés del espectador. Y de poco le vale acumular en su primer acto sustos con golpes de sonido, por otra parte absolutamente gratuitos y puro efectismo, porque no se respaldan ni con la puesta en escena ni con el montaje capaz de crear adecuadamente una intriga previa de anticipación.

La película nos pierde porque es lenta, porque en realidad no pasa nada. Pasea por un campo de minas de tópicos desperdiciando totalmente el tema de la pérdida y la culpa que podría haber sido el corazón de una historia sobre los miedos e inseguridades relacionados con la maternidad que merecía mejor tratamiento.

Consejo para el alicatado de secuencias inquietantes: si repites diez veces el mismo susto del niño haciendo más o menos lo mismo, pierde fuerza rápidamente.

Lamentablemente, y no suelo ser tan demoledor con mis comentarios, creo que esta película tiene serios problemas de construcción desde su base, se ha levantado con cimientos cinematográficos muy poco firmes y desperdicia sistemáticamente todas las oportunidades que plantea casi como si quisiera autosabotearse, convirtiéndose en escuela de lo que no se debe hacer. Pondré dos ejemplos sencillos: en un momento en que la historia está claramente estancada y no va a ningún sitio podría airearse y evolucionar con la entrada del personaje de la enfermera, pero éste se agota rápidamente como novedad, manteniéndose en un segundo plano y metiendo con calzador una explicación muy plana de su pasado y motivaciones, además de convertirlo en mera muleta o pretexto narrativo para poder introducir, demasiado tarde -no mide bien sus tiempos-, la explicación del suceso del pasado de la casa que servirá como desenlace.

No se profundiza y se desperdicia la trama de enajenación mental de la protagonista.

Y en lo referido al desenlace, es como si se disparara en su propio pie. Totalmente plano y previsible en la puesta en escena y además se alarga hasta un imposible embudo de giros nada sorprendentes y una ingenuidad casi insultante a la hora de cerrar el arco de personajes, ofreciendo una conclusión que por su talante conciliador y excesivamente optimista no solo va contra los códigos del género, sino que resulta francamente insultante para el espectador.

                                                              Miguel Juan Payán

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