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Crítica Rivales película dirigida por Luca Guadagnino, y protagonizada por Zendaya, Mike Faist y Josh O’Connor.
Excelente y vertiginoso acercamiento de Luca Guadagnino a un triángulo amoroso, que se toma su relación como un partido de tenis.
De qué va Rivales
Art Donaldson (Mike Faist) y Patrick Zweig (Josh O’Connor) son dos jóvenes que aspiran a ser jugadores profesionales de tenis. Ambos han desarrollado su actividad en la misma academia, y comparten habitación en sus viajes desde que contaban doce años; sin embargo, la aparición de la seductora Taschi (Zendaya) cambiará la relación entre ellos. Taschi es una extraordinaria tenista, a la que le gusta ser competitiva en todos los campos de la vida.
La seguridad que muestra pilla de improviso a los dos amigos, quienes se enfrentan para hacerse con los favores sentimentales de la chica. Años después, Taschi ha contraído matrimonio con Art, al que prepara en los torneos, después de que una lesión de rodilla la obligara a abandonar el circuito. Por su parte, Patrick no ha superado la ruptura con Taschi y Art, y todo vuelve a enredarse cuando se encuentra con la pareja en un torneo challenger.
Crítica Rivales
La tensión que experimentan los tenistas en el circuito profesional es el elemento principal que aprovecha Luca Guadagnino para presentar esta intrincada historia de atracción sexual y celos, en la que el protagonismo lo tiene el triángulo amoroso que conforman Mike Faist, Josh O’Connor y Zendaya. Al ritmo en el que se multiplican los distintos raquetazos en las pistas, desplegados a lo largo de tres citas deportivas que ilustran el paso del tiempo narrativo, los personajes marcan una evolución conflictiva, alimentada por las traiciones y los continuos tie breaks existenciales que deben soportar.
Guadagnino interpreta a la perfección el ritmo acelerado de una película en la que el efectismo escénico suple en gran medida la imposibilidad para profundizar en la psique de los personajes principales. Taschi, Art y Patrick exhiben sus respectivos estados de ánimo con la explosividad propia de quienes juegan a todo o nada en cada obstáculo vital, y eso les indica el camino que tienen que emprender, pese a las dudas e insatisfacciones que semejante comportamiento les suscita posteriormente.
Rivales acierta en la precisa escenificación de los distintos partidos en los que compiten los protagonistas, a quienes somete a los rigores casi sobrehumanos del deporte de la raqueta en su versión más elitista. Sin embargo, los continuos saltos en la línea temporal evitan que se tenga una visión completa de las motivaciones y actitudes de unos jóvenes troceados sentimentalmente por un guion demasiado compartimentado.
Dentro de las costuras de su rol de mujer dominante y algo confusa, Zendaya consigue eclipsar a sus compañeros de reparto (Mike Faist y Josh O’Connor), con su interpretación contundente y salvaje de la desconcertante Tischa. Aunque Faist y O’Connor intentan seguir el paso de la eléctrica protagonista de Dune, la actriz estadounidense dirige desde el principio las miradas hacia su caracterización deslumbrante, en la que mezcla en las dosis adecuadas agresividad y verosimilitud.
Luca Guadagnino, un director con estilo propio
La filmografía de Luca Guadagnino muestra el talento de un cineasta centrado creativamente en las interpretaciones del elenco artístico. Los actores suelen crecer en las películas del director italiano, y despliegan con intensidad –a través de esa confianza profesional- sus dotes dramáticas. Esto se ve claramente en Rivales, donde Zendaya, Mike Faist y Josh O’Connor ejecutan unos trabajos comprometidos y convincentes.
El film se beneficia del duro entrenamiento previo al que se prestaron los tres protagonistas, sometidos voluntariamente a los rigores de las pistas de tenis con entrenadores profesionales dispuestos a enseñarles los movimientos y golpes más frecuentes en el deporte de la raqueta. Semejante preparación resultó esencial para que el resultado fuera creíble desde el punto de vista de la rutina de los tenistas en los diferentes torneos en los que participan. Tal empeño aporta además un ritmo adecuado a esta historia, tan apegada a la esencia de un figurado y apasionado partido existencial, dividido en sets y juegos.
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Rivales tiene elementos dramáticos que coinciden en muchos aspectos con los expuestos en El método Williams (Reinaldo Mrcus Green, 2021) y en Carros de fuego (Hugh Hudson, 1981).
Jesús Martín
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