Crítica The Beast (La bestia) ★★★½ (2024)

Crítica The Beast (La bestia) película dirigida por Bertrand Bonello con Léa Seydoux, George MacKay, Dasha Nekrasova

Película dirigida por Bertrand Bonello, y protagonizada por Léa Seydoux y George MacKay.

Brillantes interpretaciones de Léa Seydoux y George MacKay, para escenificar con imaginación esta película sobre la búsqueda de la persona amada a través de las centurias.

De qué va The Beast

Gabrielle Monnier (Léa Seydoux) y Louis Lewanski (George MacKay) son dos jóvenes que sienten una pasión imparable el uno por el otro, pero son incapaces de dar rienda suelta a sus sentimientos. Tras coincidir en la Francia de principios del siglo XX (1910), la pareja vuelve a toparse en el comienzo del tercer milenio (2014), y posteriormente en un futuro tecnificado y desolador (2044), simplemente para dejar claro que las barreras invisibles que les alejan siguen muy presentes, pese al paso de las centurias.

Poco a poco, según el control científico media en los afectos, tanto Gabrielle como Louis son conscientes de que se les escapan las oportunidades para dar rienda suelta a su romanticismo inalterado.

Crítica The Beast (La bestia)

Resulta sorprendente que el cineasta Bertrand Bonello (Saint Laurent) haya orquestado una cinta tan laberíntica y misteriosa, a partir del relato corto La bestia en la jungla, de Henry James. El texto original narraba los miedos e incertidumbres de dos enamorados separados por las convenciones sociales, y por una constancia trágica relativa a los destinos sombríos. Esos elementos han quedado transformados en el film de Bonello en una carrera acelerada por admitir unos sentimientos que acercan a los protagonistas de la movie a una humanidad dolorosa y vulnerable, amenazada por el devenir de la robótica y las sensaciones procesadas por máquinas.

Desde el comienzo del largometraje, en el que el personaje de Léa Seydoux se enfrenta a una prueba como actriz comandada por la acción virtual, el espectador nota que algo extraño va a suceder. Esta impresión de desconcierto se cumple con creces, cuando Seydoux y George MacKay aparecen vestidos con ropajes de principios del pasado siglo XX, ambos paseando por una exhibición de arte con obras que apelan al salvajismo de las pasiones desbocadas y sin tabúes de por medio.

Marcado por diálogos supuestamente trascendentales en la escala del romanticismo de cortesía militante, el encuentro de la citada pareja da pie para levantar un guion carente de lógica interna, en el que la acumulación de diferentes situaciones (siempre en alternancia constante de las épocas concitadas) compone el agrietado tapiz argumental que sustenta la obra.

Bonello aprovecha ese contexto voluntariamente troceado para introducir el temor al uso tiránico de la Inteligencia Artificial y la realidad virtual, temas que el cineasta asocia con una pérdida progresiva de sentimientos y recuerdos en Gabrielle Monnier y Louis Lewanski. Una especie de borrado de mente alienante, al que se someten los roles de Seydoux y MacKay en la parte ambientada en el futuro distópico de 2044, compuesto por la aniquilación progresiva de las emociones.

Mientras las partes que ocurren en 1910 y 2014 se mantienen más o menos encauzadas en el comportamiento social aceptado cono mínimamente coherente en esos momentos, la correspondiente a 2044 se antoja como demasiado neurótica, surgida en apariencia de una lectura vertiginosa e informatizada de 1984, de George Orwell.

Con todo ello, Bertrand Bonello graba una película de encuentros y desencuentros lastrados por la extravagancia de un amor inconcluso y reincidente. Una cinta en la que brillan con intensidad las caracterizaciones de Léa Seydoux y George MacKay (sin duda, lo mejor de este acercamiento algo simplista y trucado a los miedos dictatoriales de la tecnología).

Lugares extraños

Entre las secuencias más impactantes de La bestia se encuentra la de París sumido en una inundación sin precedentes, que convierte la Ciudad de la Luz en una especie de Venecia de aspecto misterioso y revelador. Bertrand Bonello explota este escenario simbólico con supuestas imágenes de archivo, en las que sustenta la falsa verosimilitud de su imaginativa propuesta.

Dentro de la tendencia a inquietar a través de los sitios por los que transitan los roles de Seydoux y MacKay, el cineasta incluye también un siniestro apartamento en Los Ángeles, donde se aloja Gabrielle Monnier en 2014, y un peculiar local de moda retro ubicado en 2044, en el que la pareja protagonista baila con profunda compenetración al ritmo de Evergreen, de Roy Orbison.

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La bestia toma muchas referencias audiovisuales de la filmografía de cineastas tan singulares como David Lynch y David Cronenberg.

Jesús Martín

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