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Crítica The Flash (2023) ★★★★ por MJP

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Crítica The Flash (2023) película dirigida por Andy Muschietti con Ezra Miller, Ben Affleck, Michael Keaton, Sasha Calle, Michael Shannon

Buena. Rompe la mala racha de las películas de superhéroes de DC.

Mejor que Black Adam. Mejor que Shazam: La Furia de los dioses. Y mejor que lo que nos ha venido proponiendo Marvel Studios en sus franquicias de superhéroes de los últimos dos años.

Respecto a su trabajo con la idea del multiverso, solo la superan, por poco, Spider-Man: No Way Home, y por mucho las dos producciones de animación protagonizadas por Miles Morales: Spiderman Un nuevo universo y la recientemente estrenada Spiderman: Cruzando el multiverso. Y es mucho mejor que ese enredo construido con retazos de secuencias de acción que es Doctor Extraño en el multiverso de la locura

Eso sí, es preciso aclarar que, aunque utiliza como detonante o gatillo para arrancar su trama el icónico comic Flashpoint, prácticamente nada del mismo, pasa a la pantalla en esta versión del mismo asunto. Pero eso no es necesariamente negativo, como no lo fue que la película Logan, anunciada por Hugh Jackman en la San Diego Comic Con como “Old Man Logan” no tuviera nada que ver con el comic del mismo título, del que solo utilizó el concepto de viejo Logan y nada más. Logan acabó siendo una muy buena película sin nada que ver con el comic, y lo mismo ocurre con The Flash frente a Flashpoint.

The Flash articula su propio discurso narrativo desarrollando una historia centrada en las dificultades del protagonista para superar la pérdida, algo que, como veremos más adelante, Barry Allen comparte con sus socios de aventuras, Bruce Wayne (Batman) y la alienígena Kara (Supergirl).

El protagonista inicia un viaje hacia la madurez desde una fase inmadura de nerviosa ingenuidad y disparatado optimismo, muy bien materializado en la divertida y al mismo tiempo trepidante secuencia de acción de apertura con los bebés y el perro, homenaje a los recursos de la comedia slapstick al mismo tiempo que definición perfecta de la manera de ver la vida como superhéroe de Barry Allen, que celebra la personalidad circense de espectáculo visceral que manejan habitualmente los comics y películas de superhéroes, tanto en las viñetas como en la pantalla grande o pequeña, como prólogo a su verdadera naturaleza como fábula de iniciación, aprendizaje y enfrentamiento con la realidad.

Crítica The Flash (2023) ★★★★ por MJP

Pienso que en esa fábula, y desde ese prólogo y punto de partida claramente festivo y “superheroico” que culmina con la broma en torno a las cualidades del Lazo de la verdad de Wonder Woman aplicadas a la revelación de lo que realmente piensan de sí mismos los personajes, habita además una reflexión sobre el ocaso del propio cine de superhéroes tal como lo conocemos.

The Flash propone así otra mirada al subgénero -o mejor, fusión de géneros- de superhéroes en el cine a través de una trama de corte claramente crepuscular que no por casualidad coprotagonizan junto a dañado Barry Allen original un doble de Barry absolutamente irresponsable, una Supergirl maltratada y frustrada y un Bruce Wayne maduro y retirado de la acción que mientras se cose las heridas descubre lo mucho que realmente echaba de menos ser Batman mirándose al espejo y con una sola mirada de Michael Keaton.

Gran plano pleno de contenido y sin palabras, puro cine, muestra de que lo mejor que nos ofrece esta película no está en las batallas ni la acción trepidante, sino en la construcción de personajes y en todo lo que nos cuenta sobre los mismos desde los planos medios, cortos y primeros planos, desde las miradas, desde los actores, no desde los efectos visuales.  

En ese viaje crepuscular, cuyo desenlace en el enfrentamiento contra Zod insisto que me parece una apuesta por la invitación al crepúsculo de lo superheroico en el cine muy apropiada para el declive que está experimentando el mismo en los últimos tiempos, el habitual optimismo de este tipo de películas se transforma en pesimismo, con un cierre atrevido para algunos personajes clave.

Porque el desenlace de The Flash es, simple y llanamente, un interesante viaje de los personajes hacia su propio callejón sin salida, sin soluciones fáciles para problemas complejos, al contrario de lo que nos proponen otras fábulas de este tipo de productos cinematográficos. Y es un viaje que sabe equilibrar los chistes y los guiños, los cameos emotivos desde la nostalgia o divertidos desde su capacidad para hacerse eco de las películas que no fueron, esto es, lo que nos ha venido ofreciendo habitualmente el cine de superhéroes en los últimos tiempos, puro fuego de artificio sin contenido, una trama de pérdida y superación, o no, de la pérdida, que presta mayor solidez de contenido al conjunto de la película.

Es una lástima que al llegar a los momentos de acción echemos de menos el buen ojo para la épica de Zack Snyder, sobre cuya visión del universo DC se asienta y es claramente una derivada The Flash (basta comparar el enfrentamiento con Zod y recordar El hombre de acero), pero es aun más lamentable que no hayan querido sumar a la fiesta de cameos a Henry Cavill, sustituyendo al mejor Superman de la historia del cine por un plano del personaje en sombra que resulta torpe como recurso para sortear la imprescindible cita con ese Hombre de Acero ejemplar de Snyder después de haber reclutado a su mejor villano, el propio Zod, como antagonista, a su Batman, a su Flash, a su Wonder Woman… o también puede interpretarse en su llamativa parquedad como toda una declaración de los creadores de la película sobre la injusticia de esa incomprensible ausencia.

A pesar de lo comentado en este último párrafo, The Flash es una buena fiesta para los aficionados al cine de superhéroes y quizá no tardando mucho acabará citada en algún libro de repaso histórico al subgénero de superhéroes en el cine como uno de los primeros avisos del camino del mismo hacia su ocaso como producto dominante en la industria estadounidense del ocio audiovisual de grandes presupuestos. O quizá solo sea un punto de inflexión en la misma, el punto y a parte que necesita este tipo de producto para pasa a otra fase más interesante que la de estos últimos años.

El tiempo, y los próximos estrenos, tienen la palabra.

                                            Miguel Juan Payán

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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