Y antes de que pasemos a los ataques sobre si debería o no debería hacerse un remake de una obra tan emblemática del séptimo arte, que lanzó la carrera de Steve McQueen y que sigue siendo uno de esas películas que todo el mundo recuerda, pasemos a contar la noticia. Según Variety el director y el protagonista de Training Day estarían en estos momentos negociando su presencia en el remake de la película, aunque parece más probable la presencia del director que la de Washington. Pero Variety no descarta que ambos se embarquen en la aventura de traer el western de nuevo a la gran pantalla, sobre todo si su última aventura juntos, el también remake de The Equalizer, se convierte en un éxito. MGM produce el remake que está siendo reescrito por John Lee Hancock, pese a que la primera versión era del creador de True Detective, Nic Pizzolatto.
Ahora sí, ahora ya podemos abuchear y linchar públicamente, o al menos todo lo que permite internet, a los responsables de tan peregrina idea, que demuestra no sólo que en Hollywood cada vez son menos los estudios que apuestan por productos originales que puedan sorprender al espectador, sino que la propia fuerza creativa, directores, guionistas y actores, se pliega también a lo que los grandes estudios demandan, al menos en cine. Porque Pizzolatto, por ejemplo, ya ha demostrado lo que puede hacer cuando tiene libertad creativa en televisión, con True Detective. Pero este remake de Los Siete Magníficos, que ya era un remake de Los Siete Samurais (y que contó con tres secuelas y un remake televisivo hace 15 años), es tan necesario como el que quiere hacer Will Smith de Grupo Salvaje. Con o sin niño. A este paso, lo siguiente es un remake de Ciudadano Kane con Uwe Boll como director.
Jesús Usero
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