El pacto, competente intriga sobre los vigilantes, la venganza y la responsabilidad que mejora la filmografรญa reciente de Nicolas Cage.
En los รบltimos tiempos Nicolas Cage parece no dar una en el clavo con sus pelรญculas, pero con El pacto parece haber acertado y por lo menos nos propone un juego de intriga mรกs interesante y sรณlido que el de algunas de sus รบltimas pelรญculas. Tomando como punto de partida la venganza y ahondando en el tema de la responsabilidad de los actos que cometemos en tiempos de crisis, un tema por otra parte fรกcilmente traducible y aplicable a los azarosos tiempos que nos estรก tocando vivir a todos, El pacto construye una sรณlida intriga muy competente que sin querer jugar a ser rompedora u original, sino simplemente aplicando las claves esenciales del suspense, logra levantar una fรกbula urbana que es al mismo tiempo un espejo de los miedos que inquietan a las sociedades modernas mรกs acomodadas.
El atribulado protagonista, interpretado por Cage con mรกs equilibrio y menos histrionismo innecesario del que nos tiene acostumbrados en su filmografรญa mรกs reciente, es un ejemplo del tรญpico hombre de รฉxito que tiene una carrera y una vida consolidada, una esposa envidiable, y ademรกs se dedica a dar clases a muchachos conflictivos aplicando imaginaciรณn y emociรณn al asunto. Podrรญamos decir que es la materializaciรณn del sueรฑo americano. Pero sรณlo con el sueรฑo no hay pelรญcula, ni intriga, ni tensiรณn. Asรญ que no tarda en verse metido en una pesadilla que a su vez ejemplifica algunos de los miedos de los individuos de las sociedades modernas acomodadas del primer mundo, y principalmente el miedo a perder el control de sus propias vidas y convertirse en tรญteres en manos ajenas.
Esa situaciรณn admite establecer cierto paralelismo con la que viven muchos profesionales de mediana edad con las carreras mรกs o menos asentadas a los que de repente la crisis econรณmica ha zarandeado hasta dejarlos en fuera de juego y mandarlos al paro. La sรบbita pรฉrdida de control de la propia vida que sufre el protagonista tras sufrir un suceso que sin duda es mucho mรกs grave que quedarse parado, pero cuyas consecuencias de enajenaciรณn de la propia voluntad son equiparables, es un buen punto de partida que estรก reflejado en la pelรญcula con habilidad y astucia para dejarnos atrapados en ese anzuelo durante el resto del metraje, empatizando casi automรกticamente con la peripecia al que se enfrenta el protagonista.
Asรญ nos resulta mรกs interesante seguir la pista de las andanzas de Cage, que parten de una fรณrmula argumental similar a la de Los jueces de la ley, dirigida por Peter Hyams en 1983 con Michael Douglas como protagonista, pero pronto entra en una especie de fรณrmula argumental mรกs tipo Alfred Hitchcock en Extraรฑos en un tren (1951), antes de empezar a recuperar elementos que me recuerdan una pelรญcula clave del cine de intriga y polรญtica de los setenta, El รบltimo testigo, dirigida por Alan J. Pakula en 1974 con Warren Beatty como protagonista.
El pacto me ha gustado su sobriedad y sencillez en la planificaciรณn y exposiciรณn visual de la historia, que me la hacen mรกs creรญble (un ejemplo es la escena de tentaciรณn y pacto con el diablo que se solventa en las mรกquinas de chocolatinas del hospital) y su seriedad a la hora de aplicar elementos de todas esas variadas fรณrmulas cinematogrรกficas que he citado para construir el suspense.
Cierto es que en el desenlace es algo contemporizadora con la fรณrmula del final feliz, trampa en la cual nunca hubiera caรญdo El รบltimo testigo, y quieren jugar con la carta de salvaguardar la superioridad moral del protagonista a pesar de todo (matar pero sin matar, etcรฉtera), en lugar de condenarlo directamente por sus pecados, pero con todo y con eso me ha convencido como producto de intriga.
Miguel Juan Payรกn
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