Crítica de El secreto de Vicky
Crítica de la película El secreto de Vicky
Tierna historia familiar para los más pequeños de la casa.
El director Denis Imbert se pasa al cine familiar ofreciéndonos esta historia basada en hechos reales, que nos muestra la relación que hay entre el ser humano y la naturaleza, además del cuidado especial que se debe tener hacia ella y hacia los animales en peligro de extinción, como es el caso del animal protagonista, el lobo. Da visibilidad a un hecho que muchas veces se pasa por alto, los animales como medio de terapia para los niños con dificultades, como es el caso de la protagonista, que logra recuperar el habla gracias al cachorro, tras haber sufrido un hecho traumático en su vida.
La historia da comienzo cuando un padre y su hija pequeña se mudan a una casa situada en las montañas francesas. En este lugar, los pastores luchan en contra de la figura del lobo para proteger a sus rebaños. Vicky ha perdido el habla tras el fallecimiento de su madre, pero empieza a recuperarla y a abrirse al mundo cuando un pastor le regala un cachorro. Todo va bien hasta que la cría es realmente un lobo, cosa que nadie se esperaba, y aunque parezca inofensivo, puede llegar a ser peligroso cuando crezca. Una historia simple que seguro que el espectador va a recordar haber visto antes, aunque cambie el animal, el protagonista o las localizaciones.
El papel de la joven protagonista, Shanna Keil, aporta dulzura en todo momento a una historia de la que coge las riendas y la hace creíble y emotiva, junto con el lobo. Simplemente ver un niño (en este caso una niña) junto a un cachorro, es una situación que ya da ternura. De entre todos los demás personajes, destacar el del padre, Vincent Elbaz, que también sabe sobresalir entre todos los demás secundarios que se quedan a medio camino, sin acabar bien de desarrollarse. La trama principal entre la niña y el lobo parece que es la única de la historia, ya que las escasas secundarias que hay (por no decir ninguna), quedan en el olvido rápidamente y no se termina de profundizar en ellas, porque acaban todas desembocando en la más importante.
La calidad visual de los paisajes franceses es espectacular, pero se podría haber sacado más partido aún, ya que es una película sobre la naturaleza y los animales. Lo que quizá se echa de menos si se espera algo novedoso, es precisamente la carencia de giros sorprendentes, ya que la trama es lineal y totalmente previsible desde el principio. Es olvidable, pero el hecho de que sea simple, la hace fácil de ver e incluso puede que haya momentos en los que al espectador se le escape una lagrimita.
Jesús M García
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