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viernes, abril 26, 2024
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Escuela para fracasados ★★

Escuela para fracasados ★★

Crítica de la película Escuela para fracasados

Aprobado muy raspado para una comedia con gracia relativa y previsible.

No aburre, tiene sus golpes de humor aislados, pero en muchas escenas se hace cuesta arriba aguantar los reiterados intentos de Kevin Hart por creerse eso que dicen de él de que es el Eddie Murphy de nuestros días. No se engañen ni le engañen: no lo es. Ni de lejos. Lo que sí ocurre es que durante toda la película uno pone la imagen de Murphy en el lugar de Hart y éste último sale perdiendo. Por goleada.

Lo que salva a Hart y a la película son la panda de pirados con los que su personaje comparte la escuela nocturna. Por cierto, no me quiero poner puntilloso, pero el título elegido para España me parece particularmente desafortunado. Se titula en el original Escuela Nocturna, no Escuela para fracasados.

Volviendo a la panda de pirados, son la materia prima esencial de lo más entretenido de la propuesta junto con la profesora interpretada por Tiffany Haddish. Los compañeros de aula sirven para tapar las limitaciones como máquina humorística de Hart, que se hacen patentes en toda la parte de la trama que conduce él mismo en solitario. Toda la peripecia sentimental con su novia no vale lo que el encuentro de Hart con Haddish en el coche. Aunque luego tampoco sepan aprovechar el dúo Hart-Haddish y todo quede reducido a un mensajito optimista de propaganda de las escuelas nocturnas como lugares donde se puede aprender y vivir aventuras variopintas y gamberras con los colegas mientras te sacas el título. Esa visión, que entiendo en su clave de pretexto para la peripecia gamberra, quedaría mejor sin tanto mensaje final de optimismo.

Voy a ser más claro: ésta es la típica comedia que quiere ser gamberra a base de meter algunos chistes escatológicos de caca-culo-pedo-pis con poca gracia y, francamente, más propios de parvulitos, sumados a algunos guiños y bromas étnicas de bajo octanaje, para buscar finalmente el final feliz que deje todo atado y bien atado. Le ocurre mucho a la comedia comercial de hoy en día: montan la fábula de humor como propaganda de una serie de valores que combaten con la boca pequeña durante parte del metraje para hacer algunas gracias, pero finalmente pliegan velas y acaban soltando el discurso buenrrollista y bienpensante al final. Les falta un mínimo de identidad subversiva, que es lo que hace grande e interesante a la comedia en su comentario sobre los temas que aborda. Les pondré un ejemplo: no es que les pida que se manejen como las desternillantes críticas de los Monty Python y sean La vida de Brian, pero me parece que si van a tirar por el territorio de lo gamberro, al menos hicieran algo del nivel Desmadre a la americana, de John Landis. No es mucho pedir. Me puedo conformar con eso.

Más tiempo para el dúo Hart-Haddish y para la panda de pirados, más metraje para el alumno preso. Más disparate y gamberreo con el rollito sentimental, que se queda muy tibio y esto no es Pretty Woman, más tiempo para el trabajo de Pollo Cristiano de Hart (a veces parece que solo se les ocurre el principio del chiste, pero no lo rematan, y eso afecta a todos los personajes y la mayor parte de las situaciones de comedia de la película), y los chistes de Taran Killam imitando cómo hablan los negros no funcionan y forman parte de ese miedo a ir hasta el fondo del tema en plan gamberro y no rematar el chiste que señalaba antes. Mejor darle otra cosa que hacer.

Miguel Juan Payán

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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