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miércoles, mayo 8, 2024
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Ghostrider, espíritu de venganza ★★

GHOSTRIDER

Crítica de la película Ghostrider, espíritu de venganza

Ghostrider, espíritu de venganza es mejor que la película anterior y además resulta más cercana a los cómics de la Marvel sobre el personaje.
Para empezar David Goyer ha conseguido darle un aire algo más siniestro al relato, hasta donde le permite el lógico intento de que resulte rentable para difundirlo entre el mayor número de público posible. Por otra parte, Neveldine y Taylor le han aplicado al asunto su mezcla de gamberrismo visual y estructura narrativa de serie B, una hibridación que le sienta bien al macarra motorizado Johnny Blaze y su alter-ego de calavera llameante. Finalmente, aunque se podían haber ahorrado el tema del 3D, que en este caso no aporta nada especial al resultao final de la pelicula en la pantalla, al contrario de lo que ocurría, como comenté en la crítica, en Viaje al centro de la Tierra 2: la isla misteriosa, estrenada la pasada semana. En este caso las gafas sobran. Añadan a todo lo anterior a Ciarán Hinds interpretando al Demonio con cierto estilo, la aparición del supevillano Escoria bastante convincente, y un argumento que bebe a ratos de la primera y segunda entrega de Terminator con resultados que se acercan más a Spawn, El sicario de Dios y Legión, y tendrán una idea más clara de por dónde van los tiros en este relanzamiento del personaje.
Yo lo calificaría como un intento digno de llevar una versión más cercana del personaje del cómic al cine, tanto en lo visual, con la calavera más llameante y más convincente –el fuego tiene mayor protagonismo que en su precedente-, y me recuerda más a los cómics de la editorial Vértice que leía en mi adolescencia e incluso a algunos recopilatorios del motero fantasmagórico mosqueado que han caído en mis manos en fechas más recientes. Digamos que como seguidor del personaje en las viñetas, esta versión me ha dejado más satisfecho que la anterior. Cosa que no era muy difícil, todo hay que decirlo.

La pega que le veo es la misma que aqueja a mucho cine de acción de nuestros días: cada vez se sacan más rápido de encima el desarrollo de personajes y situaciones por la vía del tópico que conduce inevitablemente a la repetición de unas mismas fórmulas y situaciones que resulta imposible que puedan sorprender al espectador. El resultado es un cine de acción entretenido pero en el que no llegamos a implicarnos, y que no sentimos la necesidad de volver a ver. Otra consecuencia de esa endeblez en algunos diálogos y en el planteamiento de las situaciones es que, como podemos anticipa lo que va a ocurrir, las escenas de acción propiamente dichas nos resultan menos interesantes de lo que deberían, independientemente de que estén mejor o peor rodadas.
Me explico un poco mejor: el nivel medio de esta nueva fábula cinematográfica sobre el Motorista Fantasma está por debajo del de otras adaptaciones de personajes Marvel, como Capitán América, Thor o Iron Man. No tanto porque cuenta con una menor inversión de dinero, lo cual no me molesta porque el personaje es claramente más afín a la serie B que al blockbuster de serie A, como porque tiene menos ambición de crearse una identidad cinematográfica propia y se autolimita mimetizando las fórmulas argumentales y de construcción de personajes concebidas para la explotación del mismo producto repetido una y otra vez y destinado esencialmente a un público adolescente al que algunos productores de Hollywood le sirven cine fabricado en cadena con los mismos parámetros creativos aplicados a la ejercer la restauración en una cadena de comida rápida.  
Vengo a decir con esto que estamos ante un tipo de cine de acción que entretiene pero está lejos de emocionarnos, a pesar de las gamberradas de Neveldine y Taylor, que además en esta ocasión me han parecido algo más comedidos, o quizá incluso cortados, que en ocasiones anteriores, quizá por estar trabajando con material ajeno y obligados a pensar más en la franquicia que en la película propiamente dicha.
Insisto: mucho mejor que la primera, más cercana a los cómics originales, con un motorista visualmente más creíble, unos villanos más sólidos, y una protagonista femenina de impresionante belleza, la italiana Violante Placido, que  ya acompañara a George Clooney en El americano y cuyas miradas o sonrisas pueden dejarte más noqueado que la más elaborada secuencia tridimensional, pero todavía escasa en lo que a encontrarle verdadera personalidad cinematográfica al personaje del motero fantasmagórico se refiere.

Miguel Juan Payán

Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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