Fallido intento en ritmo, espectacular en la acción pero con reparto discutible.
Ron Howard nos presenta una versión de la juventud de Han Solo en la que se aprecian los primeros síntomas de una sobrexplotación de la franquicia de Star Wars, y falla en trasladarnos esa épica de aventuras trepidantes que suele ser habitual en todas las películas de la saga, incluyendo los episodios I, II y III dirigidos por George Lucas.
Desde que se reinauguró la saga de la guerra de las galaxias, esta es la primera película que realmente pienso que no funciona en suficientes elementos de su concepción para que ni siquiera su pertenencia a la misma sea suficiente para que en uno u otro momento podamos agarrarnos a algo que nos devuelva esa sensación de salir al espacio a conocer mundos y personajes imposibles de la que pueden presumir, de uno u otro modo, con mejor o peor fortuna y acabado más o menos afinado, todas las demás películas de la saga. Pienso sinceramente que Ron Howard con Han Solo ha mostrado el verdadero talón de Aquiles de esta franquicia, que es la sobrexplotación y el canibalismo de sus propios contenidos en los títulos clásicos. Aclaro: como lector de cómics, creo que en lo referido a guión son muchas las propuestas que han salido en guiones para las viñetas que superan lo que nos propone esta película. Y pienso que el principal foco de fragilidad y fallo de esta película nace en el propio guión, una sucesión de momentos de acción visualmente bien resueltos y sin duda trepidantes que gravita en torno a una historia de amor, separación y reencuentro muy tópica y poco estimulante que lo es aún menos porque no hay realmente química entre Emilia Clarke y Alden Ehrenreich, en parte porque el guión no les da oportunidades a los actores para que la haya, y en parte porque los dos no acaban de desarrollar esa imprescindible complicidad que exhibieran Carrie Fisher y Harrison Ford. El hecho de que en no pocos momentos y no pocos gestos tanto el guión como la propia película pretenda, con insistencia pero sin llegar a conseguirlo, emular esa icónica pareja, y su fracaso en repetir esa química, marca uno de los puntos más flojos de esta película, señalándola como intento fallido. El empeño en hacer de esa relación sentimental un epicentro de la trama que devora todo lo demás, rivaliza a la hora de ser un lastre para la película con ese extraño empeño de mostrar a un Solo ingenuo, simplón, infantiloide en muchos de sus gestos, renunciando a las claves canallas que son las que realmente hicieron que el público “comprara” ese personaje en el pasado, cuando estaba en manos de Harrison Ford. Al lado de Ford, Ehrenreich es Bambi, eso ya lo sabíamos, pero al menos podrían haberse empeñado menos en poner al joven actor sonriendo estúpidamente en tantos planos que resultan francamente molestos. Error de casting sin duda. De hecho, Clarke por separado sí es interesante como personaje. Deberían haberse olvidado de Han Solo y hacer la película con ella y con el personaje de cameo que aparece casi al final de la historia. Habría sido una película con posiblidades de alcanzar el nivel de resolución y eficacia de Rogue One. Por el contrario, Han Solo está lejos de Rogue One, que era mucho mejor.
Otro aspecto negativo de la película es su dependencia de las icónicas figuras pretéritas de la saga, de las películas que la precedieron. El guión parece empeñado en hacer acopio de todos los momentos “míticos” del personaje de Harrison Ford, y se empeña en meterlos con calzador en este largometraje. En lugar de pasar olímpicamente de ellos, que habría sido mucho más inteligente. Queriendo complacer a los fans, quizá por aquello de borrar las críticas airadas contra algunos aspectos de Los últimos jedi, han caído justo en el error contrario: meter a rosca y con calzador todo aquello que los fans pudieran esperar: el encuentro Solo y Chewbacca, el encuentro de Solo, Chewbacca y Halcón Milenario, el encuentro Solo, Chewbacca y Lando Calrissian, etcétera. No es preciso que en cada momento nos estemos tropezando con algo aludido en los guiones de la trilogía clásica. Muy al contrario: al hacerlo así, y teniendo en cuenta que cada seguidor tiene su propia visión idealizada de esos momentos, inevitablemente no vas a complacer a casi nadie y vas a pincharle el globo a la mayoría. Mayor independencia en esas referencias a lo anterior, menos empeño en ese mostrar lo que se dijo, y mayor personalidad para encontrar su propio camino es lo que le falta a este largometraje, que para mí es paradójicamente el menos “Star Wars” de todos los de Star Wars. Y no lo digo porque la aparición del Imperio y los Stormtroopers sea más bien testimonial.
Además hay un desperdicio de talentos fichados en el reparto, principalmente los de Thandie Newton, Woody Harrelson y Paul Bettany. Es significativo que éste último, pintarrajeado y uniformado como el androide Visión, tenga más despliegue dramático y pueda exhibirse más como actor en Vengadores: Infinity War que en su tópico papel de Han Solo. Pero es igualmente significativo que cualquier encuentro de Emilia Clarke con Bettany tenga más interés y más química, si bien que siniestra y negativa, que los planos y bidimiensionales escarceos románticos que tiene con Ehrenreich a lo largo de toda la película. Newton deja claro al principio de la película que debería haber sido en su asociación con Harrelson una de las columnas vertebrales del asunto, pero los gestores del argumento no lo han visto así. Lástima. En cuanto a Lando Calrissian, esa otra muestra de que poco puede hacer el actor, en este caso Donald Glover, cuando no le dan casi ningún mimbre para construir el interés de su personaje. Y su momento dramático con el robot es uno de esos arrebatos que de repente te hacen exclamar ¡¡¡WTF!!!
El principal problema de la película es que no era necesaria una historia de orígenes de Han Solo, y menos aún sin Harrison Ford. Es como hacer tortilla de patatas sin huevos y sin patatas. No va a funcionar. Lo cual que deberían pensarse seguir por el camino de Rogue One, desarrollando personajes nuevos en lugar de intentar recuperar los clásicos.
Una pena: con lo bien que les habría quedado una película protagonizada por los cazadores de recompensas con Boba Fett como protagonista.
En fin, otra vez será.
Miguel Juan Payán
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