Crítica de la película Ice Road
Liam Neeson camionero mosqueado sobre hielo en suspense eficaz.
Esa es la invitación que nos extiende este eficaz largometraje de acción e intriga. Argumentalmente y de partida tiene en su sinopsis todos los elementos para ser una buena mezcla de cine de catástrofe con película de acción trepidante y Liam Neeson repartiendo estopa, y aunque a medida que avanza en su desarrollo va perdiendo algunas oportunidades de ser mucho mejor, no deja de ser muy disfrutable como entretenimiento para los aficionados al cine de evasión pura y dura sin complejos.
Aclaro además que por el uso que desde sus primeros compases y hasta su desenlace hace del paisaje como elemento esencial de la trama -aunque no le saque tanto partido como, por ejemplo, otra película protagonizada por Neeson, Infierno blanco (Joe Carnahan, 2012)- es película que luce más y mejor en pantalla grande, en cine. Además ofrece suspense hasta el final.
Lástima que el guión se muestre tan limitado y tan vago a la hora de explotar sus personajes y caiga en algunos momentos en la trampa de rutinas de repetición del cine de catástrofe tan obvias como hacer que en su presentación el personaje de Larry Fishburne éste repita las frases de diálogo del tipo que está hablando diciéndole que todo eso es imposible para luego decirle que es perfectamente posible, o que haga que el personaje de Liam Neeson afirme en un momento dado: “Ahora es algo personal”, materializando verbalmente lo que el público debería haber concluido por su cuenta, como si quisieran anunciar, de forma algo pedestre, que a partir de ese momento la película da un giro desde el cine de catástrofe al de acción-persecución. La repetición de la situación de peligro para un personaje a mitad de la historia y al final tampoco ayuda.
La idea del giro genérico es buena, aporta oxígeno argumental a la manida fórmula del cine de catástrofe y la mejora. Lástima que no esté tan bien explotada como en otros títulos de referencia que cito a modo de pistas, como Dispara a matar (Roger Spottiswoode, 1988) o Máximo riesgo (Renny Harlin, 1993). Aunque es mejor que otra posible película de referencia en la mezcla de catástrofe e intriga: Hard Rain (Mikael Salomon, 1998).
La otra alternativa al giro hacia la acción que tenía la película era tirar por el camino de los dos clásicos por excelencia del argumento camionero: El salario del miedo (Henri-Georges Clouzot, 1953) y su remake, Carga maldita (William Friedkin, 1977), pero Ice Road se va alejando de los mismos a medida que progresa en su argumento.
Otro aspecto en el que no consigue explotar a fondo algo que ha planteado de partida como elemento interesante, es la narración en paralelo del viaje de los camiones con lo que ocurre con los mineros atrapados. Nuevamente el planteamiento argumental es bueno, interesante, siempre que se mantenga y respete un equilibrio sólido entre ambas situaciones. Es fórmula de intriga tan eficaz y clásica como demuestra el hecho de que esté presente en el cine desde la etapa muda, cuando David Wark Griffith empezó a establecer las claves de aplicación del montaje paralelo al lenguaje cinematográfico: atrapados y rescatadores. Pero Ice Road no saca a la luz todo lo que promete la situación de los mineros.
Resultado de ello: una película eficaz como fusión de suspense y acción, catástrofe y aventura, para pasar un buen rato en el cine con el que sigue siendo una figura clave del cine de acción al que una vez más le debemos un rato muy simpático y entretenido: Liam Neeson, el hombre que hace lo que podría hacer Steven Seagal, pero además es un buenísimo actor. ¡Y cómo se agradece eso en el cine de acción más básico!
Miguel Juan Payán
★
{spoiler spoilerID , haga clic en mí para abrirlo , cierre la etiqueta tanto en la parte superior como en la parte inferior , ambos} texto dentro del spoiler {/spoiler}.
