Investigación policial: sorpresa a medio camino entre la comedia costumbrista y el disparate.
A esta película se le podrán reprochar algunas cosas, pero no cabe la menor duda que es una de las propuestas más atrevidas que nos ha hecho el cine español este año. Una zambullida temeraria en el territorio del frikismo que a los más veteranos de este oficio de comentar películas nos ha recordado –salvando las distancias-, lo que en su momento representaron para el cine más convencional y previsible películas de clara ruptura con la modas y tendencias dominantes como Ópera prima, de Fernando Trueba, o Clerks, de Kevin Smith, pero que luego tiene otros momentos en los largos diálogos y los imprevisibles ejercicios de improvisación de sus dos protagonistas que recuerdan tanto el duelo con el absurdo de Faemino y Cansado como los monólogos del club de la comedia reinventados a dos bandas.
Una aproximación superficial y previsible a Investigación policial puede arrojar la errónea impresión de que esto es sólo un ejercicio en clave experimental de unos tíos que se juntaron para soltar sus chascarrillos delante de una cámara, y hasta el posible que algunos de los implicados en el invento respalden esta idea. Pero mirada más allá de la superficie, esos interminables diálogos de los dos protagonistas sobre los temas más absurdos y surrealistas que se puedan imaginar tienen todo el vigor y la cualidad hipnótica de algunos de los momentos del cine Dogma… Hijos de la improvisación, esos diálogos parecen no ir hacia ningún sitio, pueden llegar a resultar en algunos momentos algo exasperantes, como de hecho ocurre en algunas de las conversaciones que mantenemos con nuestros amiguetes en la vida real –deberían ver y escuchar alguno de los disparates y absurdos que soltamos Usero y yo cuando estamos filosofando sobre la vida y la cosmología que nos rodea-, pero precisamente tal y como ocurre en la vida real, uno nunca sabe cuándo va a saltar la sonrisa, la carcajada seca y recortada o incluso contenida, el disparate, el cachondeo absurdo elevado al rango de retorcida reflexión sobre la existencia, el cinismo convertido refrito espasmódico de las más curiosas manías que adornan a nuestra especie.
Investigación policial tiene algunos momentos flojos, no voy a negarlo. Pero luego tiene otros momentos que parecen escapados de Amanece que no es poco, como esa lección magistral sobre el convulso mundo de los Torken, o sus importantes revelaciones sobre la repostería…
El guionista y director Daniel Aguirre y sus compinches en esta película han dado otra vuelta de tuerca al costumbrismo como motor del cine de comedia español y se convierten en saludable savia nueva para el cultivo de nuestra tradición del esperpento y nuestra manera fatalista pero siempre cachonda de mirar lo más absurdo de la vida precisamente cabalgando en el indómito jamelgo del absurdo. De paso conviene tener muy presentes que bajo la capa de broma entre amiguetes, se asoma en la construcción de todo este disparate la personalidad de dos de las figuras esenciales de nuestro acervo cultural que definen una forma de entender la supervivencia como puro sarcasmo: tras Dani y Sergio están Don Quijote y Sancho Panza.
Miguel Juan Payán
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