El cineasta sorprendió en el Beyond Fest con la presentación de la versión restaurada de The Abyss y con una charla en la que explicó algunos de los problemas surgidos en el rodaje de la película que pronto podría llegar a streaming.
Muchos fans de James Cameron llevan años pidiendo un lanzamiento en HD o 4K de una de sus películas más olvidadas, si es que existe tal término cuando se habla de Cameron, The Abyss. Enfrascado en la restauración de la película, en el reciente Beyond Fest se ha podido ver la versión restaurada al fin de la película, tal y como ha recogido Variety, en su edición especial de dos horas y 51 minutos, aunque en su versión 2K. La película está restaurada en 4K, pero la versión que vieron los asistentes fue en HD. Aunque Cameron aseguró que el lanzamiento en streaming y formato físico de la película está fuera de sus manos, aunque aseguró que todo el trabajo se ha terminado y espera que se lance pronto, quizá en unos meses, simultáneamente. El cineasta ha querido asegurarse que la nueva versión era la adecuada porque no quería ver el viejo transfer a HD.
Posteriormente, continuó con un Q&A en el que respondió a preguntas de la audiencia y del presentador, y contó un incidente que casi le cuesta la vida en el rodaje. Hablando de las escenas bajo el agua, explicó que había uno o dos “ángeles” (submarinistas experimentados) que vigilaban a los actores y su seguridad, así como al equipo. Pero nadie le vigilaba a él. Y, aunque es un submarinista experimentado, el equipo que usaba le falló en varias ocasiones poniendo en riesgo su vida. De hecho, él lo recuerda así:
«Cuando el tanque de oxígeno está bajo, recibes una advertencia de que estás a punto de quedarte sin aire. Bueno, esta cosa tenía un servoregulador de pistón, así que fue una respiración… y luego nada. Todo el mundo está poniendo luces y nadie me mira. Estoy tratando de llamar la atención de [el director de fotografía submarina] Al Giddings en el altavoz, pero Al había estado involucrado en un accidente de buceo y se explotó ambos tímpanos, por lo que quedó sordo como una tapia, y estoy desperdiciando mi último aliento de aire en un sistema amplificador submarino diciendo ‘Al… Al…’ y él está trabajando de espaldas a mí”.
El siguiente problema que se encontró fue el de los propios ángeles, cuando consiguió deshacerse de su equipo, que tenía pesos para mantenerle en el fondo durante el rodaje, y estos al verle ascender intentaron ayudarle, lo que casi lleva a la catástrofe “El buzo de seguridad llega a unos tres metros de la superficie y me mete un regulador en la boca que no revisó. Había estado dando vueltas golpeándose en el fondo del tanque durante tres semanas y tenía un desgarro en el diafragma, así que lo purgué con cuidado y respiré profundamente… agua. Y luego lo purgué de nuevo y tomé otra bocanada profunda… de agua”. Una situación desesperada, sin duda.
“En ese momento era casi el punto de control y a los buzos de seguridad se les enseña a sujetarte para que no tengas una embolia pulmonar y dejes que tus pulmones se expandan demasiado al subir. Pero yo sabía lo que estaba haciendo. Y él no me dejaba irme y no tenía forma de decirle que el regulador no estaba funcionando. Así que le di un puñetazo en la cara, nadé hasta la superficie y así sobreviví”. Explicaba el director, divertido, sobre la angustiante anécdota que casi le cuesta la vida en The Abyss.
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