Joy. David O. Russell vuelve a mostrar su talento en la mezcla de comedia costumbrista con toque dramรกtico.
Aunque por definiciรณn no me convence ese hรญbrido que se ha dado en llamar โdramediaโ, lo cierto es que David O. Russell ha conseguido con sus trabajos en The Fighter, El lado bueno de las cosas y La gran estafa americana reivindicar ese cruce de gรฉneros tan forzado en principio, sacรกndolo del territorio del telefilme en el que anida con mรกs frecuencia para darle un giro interesante en el cine. Joy es una muestra mรกs de esa habilidad del director para tratar con esa hibridaciรณn y de paso es una buena muestra de las claves que utiliza para desplazarse por la comedia y el drama. La principal pieza son una vez mรกs los actores. Puede parecer obvio esto que voy a escribir ahora, pero lo cierto es que si sacamos de la ecuaciรณn de David O. Russell a los actores, y mรกs claramente a sus actores-fetiche, es decir, Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, los resultados aflojarรญan bastante. Pero conviene no olvidar que este dรบo funciona mucho mejor en manos de este director que cuando David O. Russell no estรก implicado en el asunto. Basta pensar en que con esos mismos actores, el resultado de Serena fue mรกs pobre. De manera que no le restemos importancia a cรณmo ha sabido entender David O. Russell los puntos fuertes y la mejor manera de explotar la quรญmica que tienen en pantalla Lawrence y Cooper. No basta con juntarlos delante de la cรกmara.
Hace falta algo mรกs. Lo mismo se puede aplicar al resto de los actores. Robert De Niro suele estar mejor en manos de este director cuando se autoexplota como icono en ese territorio a medio camino entre la comedia y el drama. Ademรกs en Joy isabella Rossellini, Diane Ladd y Virginia Madsen son tres puntales femeninos esenciales detrรกs de Jennifer Lawrence. Hacen mucho mรกs sรณlido todo el edifico de comedia y drama que es Joy, sobre todo en su parte de costumbrismo. El papel de Madsen es una de las sรกtiras mรกs divertidas que he visto de la clase media estadounidense y en general de cualquier paรญs occidental, pegada a los culebrones y otros espectรกculos televisivos de calidad dudosa y vรญctimas de cobardรญa para enfrentarse a sus propias vidas y al mundo real.
Lo que me lleva directamente al epรญgrafe de referencias. Los personajes el trabajo de Virginia Madsen, Diane Ladd e Isabella Rossellini suelen protagonizar, sobre todo en el caso de Madsen, la parte de Joy que me ha recordado mรกs el cine de Pedro Almodรณvar. Es curioso cรณmo construye su propuesta costumbrista David O. Russell, con ese primer tramo dinรกmico en el que los flashback se entrecruzan hรกbilmente con las ensoรฑaciones pesadillescas de la protagonista relacionadas con el culebrรณn televisivo, tirando del disparate para definir esa familia disfuncional, con los ex maridos conviviendo en el sรณtano, que me ha hecho pensar en una especie de variante puesta al dรญa de los planteamientos generales de Vive como quieras (1938), uno de los clรกsicos de Frank Capra, otro director que navegaba muy bien entre las aguas de la comedia y el drama. Agradezco siempre en el cine de David O. Russell que no se deje arrastrar por lo mรกs tรณpico de la dramedia romรกntica.
Finalmente tengo que reconocer que no soy precisamente โfanโ incondicional de Jennifer Lawrence, ni flipo en colorines con todo lo que hace, pero me ha gustado bastante en este trabajo. De hecho es el trabajo que mรกs me ha convencido de toda su filmografรญa junto con algunos momentos de La gran estafa americana. Ella es la mejor baza de esta pelรญcula y me parece lรณgico que empiece a sonar para los premios del aรฑo.
Miguel Juan Payรกn
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