A Juan Antonio Bayona ya no viene a verle un monstruo, sino un dinosaurio, bueno más bien una auténtica estampida de dinosaurios que se lanzan hacia el espectador al galope buscando coronarse como reyes de la taquilla internacional emulando a sus predecesores en la franquicia de Parque jurásico.
Jurassic World, el reino caído, es la más reciente y la más española de las películas que integran la saga basada en las novelas de Michael Crichton e iniciada con uno de los mayores éxitos comerciales de Steven Spielberg. El director y los dos protagonistas Bryce Dallas Howard y Chris Pratt, se han pasado por Madrid para presentar la película y asistir a una premiere en el WiZink Center a la que también asistieron los productores de la película, Belén Atienza, Colin Trevorrow, Frank Marshall y Patrick Crowley junto a la habitual colección de famosos reclutados para posado en la alfombra roja y rodeados de figuras de dinosaurios a tamaño real construidas con los bricks de LEGO.
A Juan Antonio Bayona ya no viene a verle un monstruo, sino un dinosaurio, bueno más bien una auténtica estampida de dinosaurios que se lanzan hacia el espectador al galope buscando coronarse como reyes de la taquilla internacional emulando a sus predecesores en la franquicia de Parque jurásico.
Jurassic World, el reino caído, es la más reciente y la más española de las películas que integran la saga basada en las novelas de Michael Crichton e iniciada con uno de los mayores éxitos comerciales de Steven Spielberg. El director y los dos protagonistas Bryce Dallas Howard y Chris Pratt, se han pasado por Madrid para presentar la película y asistir a una premiere en el WiZink Center a la que también asistieron los productores de la película, Belén Atienza, Colin Trevorrow, Frank Marshall y Patrick Crowley junto a la habitual colección de famosos reclutados para posado en la alfombra roja y rodeados de figuras de dinosaurios a tamaño real construidas con los bricks de LEGO.
Ahora que finalmente ha completado su desembarco en el planeta blockbuster con este largometraje, Bayona ha aprovechado para recordar con cierta sorna (y no me refiero a la isla homónima de los dinosaurios de la franquicia jurásica) en su encuentro con la prensa española que cuando hace años le propusieron desde Hollywood un par de proyectos grandes, una película de la saga Crepúsculo y otra de la saga de Los juegos del hambre, que finalmente decidió no hacer, lo que leyó sobre el tema en la prensa española fue: “Que me habían rechazado. Que no me habían querido. Y sin embargo lo primero que me dijo Spielberg cuando se encontraron para poner en marcha Jurassic World: el reino caído fue: “Tenemos mucha suerte de tenerte en esta película”. Dicho así puede sonar a ajuste de cuentas, pero tal como lo dice Bayona, con una confianza no exenta de humildad, resulta difícil que algún periodista pueda llegar a sentirse ofendido… sobre todo teniendo en cuenta cómo se las gastan algunos colegas a la hora de buscar titulares. Además de inmediato, casi con urgencia, el director se lanza a reconocer los méritos de su equipo, sus compañeros de viaje en este proyecto, que han dejado también huellas españolas entre las gigantescas huella de los dinosaurios del cretácico y el jurásico que habitan la película: “Oscar Faura en la fotografía, Bernat Vilaplana en el montaje, Eugenio Mira como director de segunda unidad, Belén Atienza en la producción y Martí Albert que ha trabajado en el sonido con el equipo de ILM forman parte del equipo que ha hecho posible también el estilo de mis películas anteriores por el que me eligieron para rodar esta película”.
De sus encuentros con Spielberg, “padre” de la saga cinematográfica de los dinosaurios en la que se inscribe El reino caído, Bayona extrae otra píldora de su lista de anécdotas con la prensa y la crítica, afirmando: “Es curioso: cuando he dirigido otras películas solían decirme que se notaba mucho la mano de Spielberg, y ahora que finalmente he hecho una con Steven Spielberg me han dicho que se nota mucho mi mano. Es complicado hablar de algo tan complejo como es hacer una película, y sobre todo del discurso creativo. Creo que no es ni una cosa ni la otra. Creo que Steven Spielberg es uno de los directores que más me han influenciado a la hora de hacer cine y es una de las muchas razones por las que quise hacer esta película. Y ha sido un honor sentarme con él a hablar y preparar esta película, y muchas veces coincidir con él en el mismo sitio donde poníamos el acento. Una de las cosas más bonitas era sentarse y comprobar que él señalaba los mismos tres detalles que para mí eran esenciales. Eso me reconfortaba mucho, me hacía sentir muy feliz. Luego, cuando vio la película, Spielberg ha dicho que le había transportado al primer Parque jurásico, que tenía un poco de aquella primera película, un poco de Jurassic World y mucho de mí estilo”.
Según explican los propios actores, la felicidad ha sido una de las claves que parece haber presidido el rodaje de esta continuación de Jurassic World, hasta el punto de que Chris Pratt recuerda que Bayona y Belén “eran felices y disfrutaban haciendo la película, y eso es contagioso. Normalmente eso no suele suceder, quizá porque hay mucha presión en proyectos de esta envergadura, pero ellos estaban disfrutando en el rodaje y recuerdo una escena con agua en el final de la primera parte de la película en la que J. tenía una visión un poco más difícil sobre cómo rodarla, pero nos convenció de que hacerlo así iba a mejorar las cosas. Eso me encantó. Era contagioso”.
La capacidad de improvisación de Pratt y de Bryce Dallas Howard forma parte del ADN de esta visión del mundo jurásico de Bayona. La actriz, hija del director Ron Howard –hecho que según Bayona facilita que Bryce Dallas Howard, que lleva desde los tres años en platós, tenga muy claro el tipo de presión con la que trabaja un director y por qué hace lo que hace éste-, afirma que su manera de construir la relación de su personaje con el de Pratt era trabajar sobre los elementos que les llevan a saber quiénes son realmente cuando están juntos, tomando como inspiración comedias clásicas del Hollywoo de los años treinta y cuarenta, como Sucedió una noche, aunque su compañero de reparto hace más hincapié en la influencia de La reina de África, clásico del cine de aventuras dirigido por John Huston y protagonizado por Katharine Hepburn y Humphrey Bogart que revisaron para construir esa química entre sus personajes.
La otra referencia inevitable en esta nueva aventura jurásica es el propio cine anterior del director, con su interés por la infancia incorporado a un guión en el que Colin Trevorrow había incorporado una parcela que le permitía añadir al cuento de ciencia ficción que forma parte de la propuesta de las historias de dinosaurios de Michael Crichton en torno a las relaciones del hombre con la naturaleza y la mala manera en que se utiliza el don de la ciencia, una faceta de cuento fantástico de hadas con “castillo, princesa y dragón”, en el que desde el principio del proyecto el personaje infantil y su mundo eran una parte central de la historia para poder darle ese giro argumental que según palabras de Chris Pratt hacen que esta película haya podido evitar contar más de lo mismo, según las propias palabras del actor: “saliendo de la isla”, en una clave que el propio Bayona explica como un reto teniendo en cuenta que Jurassic World “no es una segunda película, sino una quinta. Hay que darle al público algo que de alguna manera sea lo que está esperando y sorprenderle”, o aún mejor: lo quiere pero no lo que espera.
En cuanto a esa identidad de quinta película de la franquicia y cuando le pregunto por si eso le condicionó de alguna manera y llevó a tener que contar con algunas condiciones preestablecidas en este proyecto, que en definitiva forma parte de un arco de desarrollo argumental iniciado y desarrollado por el guionista y director Colin Trevorrow que culminará con una tercera película dirigida por éste, Bayona contesta: “Cuando uno se pone al servicio de una película de Jurassic World entiende cuál es el ambiente de la saga, cuáles son los parámetros, y nunca me propuse salirme de ellos. Creo que es la diferencia entre ponerse a trabajar en una película original, como Un monstruo viene a verme, o ponerse a trabajar al servicio de Jurassic World es que aquí hay una historia mucho más grande que contar y tú te encargas de un episodio concreto de esa historia. Buscas una unidad en ese estilo y hay otros cineastas en la película. Y te pones al servicio de eso para intentar crear la mejor película posible de Jurassic. Desde ahí tuve muchísima libertad para poder enfocar las escenas de la manera que me parecía que era la más efectiva y que iba a funcionar mejor de cara al público y nunca nadie me cortó las alas en ese sentido, empezando por el propio Steven Spielberg, que siempre me hizo sentir que era yo el responsable y me animaba y me apoyaba y en ese sentido no hubo ninguna diferencia a la relación que tuve con Guillermo del Toro, que es el otro gran director y productor con el que he trabajado”.
Miguel Juan Payán
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