Crítica La Abuela
Crítica de la película La Abuela
Una mirada siniestra y perturbadora a uno de nuestros mayores miedos, la vejez.
La nueva película de Paco Plaza vuelve al género de terror tras la brillante Quien a Hierro Mata, y lo hace por la puerta grande, con su proyecto más maduro en el género, una metáfora sobre nuestra sociedad y nuestros vicios, sobre los miedos más profundos que tenemos y sobre algunos de nuestros vicios, ligados todos ellos al paso del tiempo, la vejez, la muerte, el culto al cuerpo y a la belleza, la importancia del aspecto físico… Todo ello contado con una elegancia maravillosa y con un estilo de relato que apuesta más por lo clásico que por el efectismo y los sustos fáciles. De hecho, puede que la película no tenga un solo sobresalto en todo su metraje.
Además un metraje muy ajustado para contarnos la historia de Susana, una modelo que trabaja en París y que fue criada por su abuela después de perder a sus padres. Joven, pero en una edad en la que cada vez es más difícil conseguir trabajo, Susana se encuentra en un momento vital crucial para su futuro laboral, cuando recibe una llamada. Su abuela ha sufrido un derrame cerebral y debe volver a Madrid para hacerse cargo. Mientras prepara el cuidado de su abuela para el futuro, la joven pasará unos días cuidando de su abuela, completamente dependiente tras el derrame, en su piso. Y pronto descubrirá que puede que haya algo siniestro entre esas cuatro paredes, algo ligado a su propia abuela. O quizá simplemente se esté volviendo loca.
Para que la historia funcione hay que contar con dos elementos clave. El primero un buen guión, donde Carlos Vermut cumple sobradamente y le da un toque entre realismo y sueño realmente fascinante. Y en segundo lugar, por supuesto, las actrices protagonistas. El relato cuenta sobre todo con Almudena Amor como Susana y con Vera Valdez como Pilar, la abuela del título. Dos nombres desconocidos y enormes que dan una fantástica lección de interpretación, y que esperemos volver a ver a menudo. En el caso de Almudena la veremos también en la película de Fernando León de Aranoa. Imprescindible también la figura casi mágica y etérea de Karina Kolokolchykova, que aporta en muy poco tiempo, mucho a la película. De hecho, ojalá apareciese más.
La película va haciendo crecer el terror a través de una tensión constante, de un control maravilloso del espacio y de lo que hay en la casa donde sucede gran parte de la acción, y donde la protagonista comienza poco a poco su descenso a la locura o a algo más. Ese análisis sobre lo que es envejecer y el miedo que nos da. De una forma física, concreta y real, como observamos, pero también de los fantasmas que hay en nuestra cabeza. La mayor pega es que su final es ciertamente previsible si has visto una película en concreto. No voy a decir su actriz protagonista, pero es de hace no mucho tiempo y tuvo cierto éxito. Es una pena porque la sombra de aquella película planea sobre esta. Que, por cierto, sigue siendo una excelente película.
Jesús Usero
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