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jueves, noviembre 7, 2024
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La chica danesa ****

La chica danesa ****Eddie Redmayne y Alicia Vikander componen unas caracterizaciones cargadas de emoción y verosimilitud, en la piel de dos seres heridos por los sentimientos contradictorios.

La fría luz de Copenhague y del París de los suburbios existenciales le sirve al cineasta Tom Hooper para acercarse al tormento del primer transexual operado en Europa: un pintor danés que, en la mitad de la década de los años veinte del pasado siglo, decidió seguir los dictados de su propia naturaleza, y transformarse quirúrgicamente en una mujer.

Con el elegante y elíptico guion de Lucinda Coxon, el responsable de El discurso del rey elabora una obra de gusto refinado, aunque no ausente de momentos en los que los personajes expresan su confusión vivencial con la virulencia comprensible de los futuros inciertos.




La historia comienza cuando el prometedor paisajista Einar Wegener (Eddie Redmayne) tiene que vestirse de bailarina para que su esposa Gerda (Alicia Vikander) finalice el retrato de una diva de la danza. Sin darse cuenta, con el inocente y travieso acto, el hombre despierta la conciencia dormida de la joven Lili Elbe: la fémina que ha acosado su persona desde que era tan solo un niño.

Poco a poco, el artista acaba abandonado a su desidia por lucir en público vestidos y medias de seda; mientras su amada cónyuge asiste sin posibilidad de reacción a la metamorfosis del caballero del que aún sigue enamorada.

Ante semejantes directrices argumentales, Hooper narra el viaje del protagonista con la frialdad propia de un analista de las imágenes, sin caer en los infiernos obvios que tal realidad debió causar en el matrimonio Wegener. Abismos ocultos tras un velo de ambientación milimétrica que el cineasta solo deja entrever con la escenificación del progresivo distanciamiento entre Einar y Gerda, y de las visitas a los prostíbulos por parte de él.

Tal esquema obliga al creador británico a recurrir sin más remedio al espectacular trabajo de la pareja protagonista, confeccionada con premeditación por el contenido Eddie Redmayne y la voluptuosa Alicia Vikander.

La pareja presenta unas condiciones que a priori se concebirían como la imposible mezcla del aceite y el agua, pero esas diferencias en su manera de comprender la angustia del libreto son las que otorgan convicción y verosimilitud a sus respectivas caracterizaciones.

Redmayne diseña un retrato de calculada perfección, mediante el que exhibe las actitudes femeninas de un individuo que se rebela contra su anatomía. Por su lado, Vikander da la adecuada réplica al oscarizado intérprete de La teoría del todo, con un papel que desborda rabia hacia el camino tomado por el paisajista.

En medio de este tour de forcé, el actor belga Matthias Schoenaerts aporta el elemento externo con eficacia y profundidad nostálgica, en la piel del amigo de la niñez de Einar. Un añadido que, a pesar de no acreditar la fuerza de los anteriores, es percibido como necesario ingrediente de románticos trazos.

Este entramado melodramático, que bien podría haber sido la gasolina necesaria para encender cualquier tragedia griega, queda un tanto mitigado en sus pasiones humanas por una puesta en escena demasiado artificiosa, como sacada de un cuadro con luces mortecinas. Hooper gasta demasiada energía en huir de los conflictos emocionales, que seguramente abrieron heridas de miedo en las ánimas de Einar y de Gerda. Este efecto discordante hace que La chica danesa quede como una película marmórea y desafectada, la cual esconde terrores que no silenciaba el texto de David Ebershoff, en el que se basa libremente el guion de Coxon.

Jesús Martín

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Jesús Martín
Soy un auténtico apasionado de las películas que despiertan la imaginación

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