Crítica La Rueda del Tiempo
Crítica de la serie La Rueda del Tiempo
Una simpática producción de aventuras y fantasía.
Y una a la que no deberíamos comparar ni con Juego de Tronos, ni con El Señor de los Anillos, ni con otras obras similares. La adaptación de la saga de novelas de Robert Jordan quiere tener su propia personalidad, aunque al final todo se parezca a algo. Hay elementos de todo un poco, pero realmente a lo que más nos recuerda es a series como Merlín o La Leyenda del Buscador, un tono a ratos más juvenil, debido a los personajes, menos amargo quizá, incluso con un punto de tópico y de historia ya vivida antes, pero con cierta personalidad. Nada es nuevo en La Rueda del Tiempo, pero eso no quiere decir que no sea disfrutable desde el primer episodio.
Un primer episodio que nos presenta a Moiraine, una Aes Sedai, que viaja buscando a quien será el Dragón Renacido, un ser reencarnado que puede salvar el mundo o destruirlo. En un pequeño pueblo encuentra a tres candidatos que pueden serlo, pero no puede determinar quién es, así que junto a otros compañeros se embarcan en un viaje, perseguidos por las tropas de un señor oscuro que busca hacer que el Dragón Renacido sirva a su causa, mientras el mundo comienza a cambiar y nadie sabe el destino que le espera. Como vemos, una serie de lugares comunes, sí, pero si se manejan con elegancia y saber hacer, puede ser un producto más que interesante e incluso grandioso por momentos.
Tiene un problema, inicial, y está en su joven reparto. Por un lado, los personajes hacen que el tono sea… dispar. Hay momentos que parecen sacados de una serie como Xena o Merlín, por el tratamiento de ciertas relaciones y personajes, y otros que quieren ser Juego de Tronos (sí, sé que la comparativa es injusta). Y eso se refleja en el reparto. En su intención de encontrar actores casi desconocidos para que no estuviesen encasillados y pudiesen sorprender, nos encontramos con algunos actores que aún necesitan madurar y crecer profesionalmente. Rosamund Pike se echa la serie sobre sus hombros y por eso funciona tan bien, pero especialmente el joven reparto masculino está algo perdido en la serie, al menos en sus primeros compases. Lo bueno es que hay tiempo de madurar y no parece falta de talento.
Tiempo para madurar también tiene la serie. Para seguir creciendo y mejorando. Para explorar otros caminos y hacerse mejor. Más sólida. No conozco la obra de Robert Jordan, pero la serie tiene demasiados lugares comunes. Los monstruos recuerdan a los de otras producciones. La trama igual. Incluso las relaciones personales. Pero con tantos libros por delante, hay que dejar que todo ello se desarrolle. Es imprescindible que la audiencia de un pequeño salto de fe. Por ahora tenemos una serie muy entretenida y simpática, con algunos momentos vibrantes, con Rosamund Pike tirando del carro y con un estilo visual bastante potente. Es más que suficiente para aprobar y para confiar en el futuro de La Rueda del Tiempo.
Jesús Martín
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