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sรกbado, octubre 5, 2024
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Margaret ****

Margaret ****

Margaret es una joya pero no es para todo tipo de paladares ni sensibilidades. Cine de gran calidad con una larga gestaciรณn en conflicto y problemas de montaje.

Quiero explicarme muy claro para que luego los lectores de esta crรญtica no se llamen a engaรฑo. Creo que Margaret es una joya y al mismo tiempo una pelรญcula en conflicto consigo misma, con sus creadores, con el tiempo que ha pasado desde que se rodรณ (2005), con todos los problemas incluso legales entre director, productores y distribuidores para llegar al montaje que ahora conocemos, aunque se conocen otros mรกs largosโ€ฆ Pero sobre todo es una pelรญcula en conflicto con su รฉpoca y con el tipo de espectadores que mayoritariamente se interesan por el cine en la actualidad. No es una pelรญcula mayoritaria y de hecho va a llegar a la cartelera con treinta copias. Pero sรญ es una pelรญcula imprescindible para quienes se interesan por el cine como experiencia, mรกs que como evasiรณn, como vivencia personal e intransferible de entendimiento con la pelรญcula, mรกs que como espectรกculo de entretenimiento, como medio de expresiรณn artรญstica mรกs que como producto de explotaciรณn industrial.

Y no es en modo alguno una pelรญcula fรกcil. Pero sin duda es una muy buena pelรญcula.

Lo que conviene que quede claro es que estoy convencido de que es una pelรญcula para un tipo de pรบblico muy concreto que traba vรญnculos muy especiales con el cine como medio de expresiรณn poรฉtica en el que no caben ningรบn tipo de pactos para atraer o retener el interรฉs del espectador y donde la historia y sus personajes se imponen sobre todo lo demรกs, incluyendo la verosimilitud, el intento de seducir al pรบblico o el ritmo del relato.

El director ha elegido contarnos una historia que se muestra exigente con nosotros como espectadores y no nos da ni una sola muestra de plegarse a nuestras necesidades de evasiรณn o entretenimiento. Elige jugar en la liga de un tipo de cine que cada vez se ve menos en las pantallas comerciales, pero que es un cine que me atrevo a calificar como hipnรณtico. Desprovisto de los adornos de producciones mรกs convencionales, renunciando a los abalorios melodramรกticos, se nos impone por la fuerza de manera incluso intransigente, generando asรญ una bicรฉfala reacciรณn en los espectadores y la crรญtica: unos la consideran pedante, autoindulgente, pretenciosa, mientras otros nos dejamos hipnotizar por ella y nos doblegamos a sus exigencias.

Por tanto, aviso una vez mรกs: no es una pelรญcula para todo tipo de pรบblico, si bien los amantes mรกs intensos y apasionados de ese cine hipnรณtico del que hablaba, que disfrutan con las obras de autor y gozan del cine como reto sutil a su sensibilidad e inteligencia, sabrรกn sin duda disfrutar de su maquinadora naturaleza y de sus detalles. Porque Margaret es una pelรญcula de detalles sutiles que no pacta con el espectador, y de hecho con su planteamiento, quizรก haciendo gala de cierto esnobismo, renuncia a buena parte del pรบblico potencial para centrarse exclusivamente en sรญ misma.

Entiendo que en la actualidad eso puede despistar tanto al pรบblico mayoritario como a parte de la crรญtica, que como es lรณgico aplican su derecho a desinteresarse por esta pelรญcula, pero como aficionado al cine, y no sรณlo como crรญtico, he salido del pase de prensa convencido de haber visto una pelรญcula รบnica, para lo bueno y para lo malo, y con algunos grandes momentos.

Paso a intentar aclarar un poco mรกs por quรฉ me parece una gran pelรญcula. En primer lugar me admira su capacidad de supervivencia como historia, luchando contra viento y marea, contra las tendencias de la actual producciรณn cinematogrรกfica, contra las preferencias del pรบblico masivo y contra el criterio de algunos de sus financiadores y gestores.

Me admira igualmente la coherencia y el tesรณn puesto por su director en el empeรฑo de hacer que el ritmo de la pelรญcula, e inevitablemente su metraje, sacrifiquen todo lo necesario para ser un fiel espejo que refleja a la perfecciรณn la naturaleza irregular, volcรกnica, incoherente, inocente, ingenua, diabรณlica, egoรญsta, de su protagonista adolescente. Esa identificaciรณn absoluta entre el ritmo irregular y caprichoso de la pelรญcula no es accidental ni un error, sino una vocaciรณn de hacer que pelรญcula y personaje sean uno.

En cuanto a la protagonista, reconozco que inicialmente el empeรฑo por poner hacer pasar a Anna Paquin como adolescente me chocaba, pero a medida que avanza la pelรญcula creo que es un trabajo de interpretaciรณn sobresaliente de la actriz en el que la verosimilitud no es lo mรกs importante, ya que ese personaje, como indican los reiterados apuntes operรญsticos presentes en la pelรญcula, que ademรกs cierran el relato, estรก concebido como un sรญmbolo, no como una representaciรณn de la realidad. Es por ese mismo motivo que acepto que algunos diรกlogos sean tan literarios y poco realistas y algunas secuencias tengan una planificaciรณn tan teatral. Lisa Cohen, el personaje de Paquin, estรก representando no a un adolescente concreta y no necesariamente sรณlo a los adolescentes de nuestro tiempo, sino a la adolescencia en general, la de cualquier รฉpoca, y mรกs concretamente aรบn a esta sociedad adolescente en la que vivimos, donde incluso las personas maduras comparten un mismo problema de incomunicaciรณn con sus semejantes.

Asรญ queda explicado en la relaciรณn de la madre con Ramรณn, el personaje interpretado por Jean Reno. O en la escena del altercado de Lisa con la amiga de la fallecida que la acompaรฑa en su cruzada por reabrir judicialmente el caso del accidente. La mujer mรกs madura la acusa de estar convirtiendo todo y a todos en una especie de decorado y figurantes del grandilocuente despliegue de tragedia con el que Lisa quiere adornar su adolescencia, quizรก porque, como la propia Lisa le dice mรกs tarde a su madre, poniendo de manifiesto el tema central de la pelรญcula, la incomunicaciรณn: โ€œLas personas no sintonizan, mamรก. Estรกn desconectadasโ€. Esa frialdad y ese distanciamiento de la realidad que va creciendo en nuestro tiempo, no sรณlo entre los jรณvenes sino en individuos de cualquier edad y condiciรณn, es una de las claves para entender la pelรญcula. Hoy cada vez mรกs gente parece mirarlo todo desde detrรกs de una pantalla de ordenador, de televisiรณn o de un videojuego, como si fuera una ficciรณn televisiva o cinematogrรกfica. Incluso la realidad se hace ficciรณn en los llamados โ€œreality showโ€ de las cadenas de televisiรณn. Asรญ sobrevivimos mutilados, como Lisa, empatizando cada vez menos y con mayor dificultad con la realidad y con la gente que nos rodea, viviendo como si las cosas les pasaran siempre a otros, totalmente desconectados, sin llegar a comunicarnos realmente. Y cuando algo nos pasa directamente a nosotros, cuando la realidad nos toca de su manera mรกs dramรกtica y brutal, como es en el caso de Lisa el accidente que ella misma provoca por esa especie de adolescencia latente y despreocupada que aqueja a toda nuestra sociedad, no sรณlo a los jรณvenes, hay mucha gente, cada vez mรกs, que cae en la trampa de dramatizarlo hasta convertirlo en un espectรกculo que por su carรกcter falso contribuye a alejarnos del dolor real. La primera secuencia en la que el profesor entrega las pruebas escritas ya corregidas a los alumnos es un buen punto de arranque para ese tema que va creciendo en toda la pelรญcula, construida simรฉtricamente dentro de un parรฉntesis de dos muertes, y que culmina con una secuencia final totalmente operรญstica donde finalmente se impone la expresiรณn desatada de la angustia y los sentimientos como una manera de recuperar el contacto con el prรณjimo y con la realidad.

Para habitar todo ello tenemos una secuencia del accidente muy bien dirigida que crea una tensiรณn sin acudir a ninguno de los recursos fรกciles y previsibles a que nos tiene acostumbrado el cine de nuestros dรญas. Reparen quienes vean la pelรญcula que ninguna de sus muchas secuencias llega a culminarse dramรกticamente. Quedan interrumpidas. Todas salvo las dos esenciales sobre las que se construye todo lo demรกs: la secuencia del accidente y la secuencia del reencuentro madre e hija en la รณpera.

Yo dirรญa que Margaret nos devuelve un tipo de cine al que muchos ya no estรกn acostumbrados, un cine que se siente de manera muy intensa o no se siente en absoluto y por tanto nos resulta ajeno. Un cine que a algunos, o por lo menos a mรญ, me recuerda alguna que otra pelรญcula de Michelangelo Antonioni o Yasujiro Ozu, salvando las distancias porque no estoy diciendo en absoluto que tenga las caracterรญsticas de estilo de esos directores, aunque sรญ pienso que juega en la misma liga. Un cine de contemplaciรณn, paisajรญstico hasta la extenuaciรณn, pausado hasta ser enervante, y aparentemente, sรณlo aparentemente, caรณtico y sin destino concreto. Muy al contrario: Margaret sabe perfectamente a dรณnde va y cรณmo llegar allรญ, aunque los caminos por los que transite no sean los mรกs convencionales. En eso se sitรบa en las antรญpodas de otros intentos que juzgo similares pero fallidos, como ยฟConoces a Joe Black?, Cadena de favores o Tan fuerte, tan cerca.

En ninguna de ellas hay un solo momento como esa secuencia final en la que la cรกmara sigue los pasos de la protagonista por los pasillos del teatro de la รณpera hasta hacernos entrar con ella en la sala como si fuรฉramos a sentarnos en el asiento de atrรกs para asistir a ese final operรญstico y apoteรณsico de una pelรญcula que en su tono me ha recordado tambiรฉn en algunas ocasiones Melancolรญa, de Lars von Trier.

Margaret es cine con mayรบsculas.

Miguel Juan Payรกn

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