Crítica de la película Mision Imposible: Fallout
La mejor de las misiones imposibles de la 3 en adelante y muy cerca de la 1. Cruise se supera.
La sexta entrega de la franquicia de Misión imposible no da muestra alguna de agotamiento de la saga. Todo lo contrario. Completa el proceso de reinvención de la misma que se inició con la entrada en la franquicia de J.J. Abrams y pienso que de algún modo cierra un segundo ciclo tras el comienzo de cine más clásico de la primera película dirigida por Brian De Palma y el fallido resbalón de la segunda entrega, sin duda la peor de toda la saga. Esta película es la culminación de muchas claves que empezaron a manejar los artífices de la franquicia desde la tercera película y lo hace con una capacidad de autoparodia, un humor y un desarrollo de personajes en uno de los mejores guiones de toda la serie que consigue batir sin problemas a la última entrega de James Bond, Espectra, por poner un ejemplo de producto similar en el cine de evasión y enretenimiento.
Por otra parte, en lo que se refiere precisamente a cine de evasión y entretenimiento, lo que nos ofrece esta nueva Misión imposible es precisamente la propuesta más apetecible del cine de blockbuster para el verano. Es la mejor entre los estrenos que han llegado a nuestras pantallas en las últimas semanas y además va a situarse sin problemas como una de las mejores películas de este año, una de las más eficaces en su banda de explotación del cine como herramienta de evasión y entretenimiento. Pero además es muy sólida como película. Aprovecha las claves de sus predecesoras pero funciona perfectamente en solitario sin necesidad de ver el resto, cosa de la que no pueden presumir la mayoría de las franquicias de nuestros días.
El guión de Fallout hace dos cosas interesantes. La primera es poner al personaje de Tom Cruise en una nueva posición más interesante. A ver, el hombre siempre ha sido un pupas, resolutivo y eficaz, pero siempre luchando en primer lugar contra la incompetencia de sus jefes, lo que le otorgaba cierto tono de clásico y trágico perdedor. En la fase iniciada por J.J. Abrams empezó a cultivarse una segunda personalidad para este personaje de antihéroe que ha ido fructificando en varias entregas y alcanza su forma más completa en ésta última. Encontramos así a un Ethan Hunt que ajusta cuentas con sus fantasmas del pasado pero al mismo tiempo es capaz de incorporar claves de humor como el propio guión, que parodia, homenajea y al mismo tiempo bromea con las claves de la serie –el tema de las máscaras, por ejemplo-, sin renunciar a la solidez de los personajes, tanto el principal como los secundarios que le rodean y están mejor desarrollados y utilizados que nunca. Me atrevo a decir que, sin perder su propia personalidad, aquí Ethan Hunt me ha recordado más que nunca el tono y estilo de antihéroe trepidante que caracterizara los mejores momentos del Indiana Jones de Spielberg y Harrison Ford, un tipo que se pasa la película improvisando y con un diálogo y personajes y actitudes que en más de una ocasión arrancaron sonrisas y carcajadas a los espectadores incluso en el pase de prensa.
Divertida, trepidante, con un ritmo que hace que llegues a las dos horas y pico de metraje pensando que sólo has estado una hora en el cine esta es sin duda la mejor y más completa propuesta de la saga. Además Tom Cruise se supera, está en su salsa y consigue meterse al público en el bolsillo desde el prólogo. La secuencia en la que se lesionó es buena prueba de la dedicación que tiene a su trabajo y ver cómo completa su plano tras hacerse polvo la pierna como si no ocurriera nada es un ejemplo a seguir para todo actor. No hay truco: él se sigue jugando el físico en sus secuencias de riesgo, y está en una forma física propia de un atleta de alta competición, más que de un actor. Es grato ver eso en una pantalla tratándose de una estrella del cine de acción.
Pero dejando al margen el despliegue del protagonista hay otros factores en el reparto a tener en cuenta. El primero es lo bien que encaja en el conjunto la entrada de Henry Cavill. Parece que hubiera estado en la saga desde la primera entrega, y compone una pareja de acción con Cruise con buena química. Además los personajes de Ving Rhames y Simon Pegg reciben el homenaje y mérito que merecen y tienen un buen puñado de momentos de protagonismo propio para lucirse. Sin poner en cuestión el protagonismo de Cruise, podríamos decir que esta es la entrega más coral de toda la saga. Dicho sea de paso, es también una de las que mejor maneja la parte femenina de la misma, con cuatro mujeres dominando parcelas clave de la trama de manera nutritiva para todo el conjunto. Por cierto, si alguien se está preguntando si se echa de menos a Jeremy Renner, tengo que contestar que no. De hecho casi es mejor para el actor y para el equilibrio de fuerzas y protagonismos del reparto de esta entrega que no esté. Renner merece tener más papel del que ha tenido en las entregas anteriores, pero para ello tenemos un problema, y es que no hay metraje para desarrollar ese protagonismo. Para tenerle a un nivel de no desarrollo de su personaje, con participación meramente cosmética, es preferible que no esté presente. Y Alec Baldwin, que tiene poco papel, está perfecto dando un toque de estilo que completa y mejora el de todos sus antecedentes en ese mismo rol de jefe del departamento de misiones imposibles. Finalmente, en cuanto a las secuencias de acción, está tan bien servida como las entregas anteriores.
Miguel Juan Payán
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