Peculiar thriller mexicano con alma de película de arte y ensayo. Miss Bala es una película que, ante todo no dejará indiferente a nadie. Es distinta, es visceral, es sofocante y es mexicana. Esto lo digo no porque sea extraño encontrarse una película proveniente de México con estas características, sino porque es extraño encontrar una película mexicana en nuestras carteleras hoy en día. Vamos, que la sorpresa es que haya aparecido en España una película de ese país tal y como está el panorama, con el poco riesgo que hay de cara a la cartelera y la cada vez más limitada oferta que tenemos los españoles.
Por eso es una curiosidad que los cinéfilos no deberían perderse. Una película absorbente y desafiante, que por momentos puede convertirse en impenetrable e indescifrable, todo depende de cómo nos la tomemos desde su inicio. Puede ser frustrante o puede ser hipnótica, pero, como antes comentaba, no va a dejar a muchos indiferentes. La historia nos traslada a la vida de una joven de Tijuana que sueña con ser miss en un concurso de belleza, pero que ve sus sueños truncados por culpa del crimen organizado, en una espiral de corrupción y violencia que traerá las más nefastas consecuencias. Una crítica y una mirada al México actual donde los narcos y el imperio de la droga son la principal preocupación del país. Un mundo de violencia y crimen en el que la protagonista se ve envuelta sin saber muy bien cómo salir de él. Una película dura y comprometida, pero visualmente poco habitual.
Visual y narrativamente. La cámara se sitúa normalmente como una acompañante de la protagonista, encarnada con brillantez por Stephanie Sigman, en una decisión de su director, Gerardo Naranjo, que en muchos momentos nos introduce aún más en la historia, una historia dura, árida como el paisaje, seca, con muy poco espacio para las florituras, pero definitivamente fascinante. Una mirada a un mundo distinto al nuestro con ojos críticos, donde no hay buenos, simplemente distintos grados de corrupción a un lado y otro de la línea que los separa. Y entre medias ella, la chica soñadora que se vio metida hasta el cuello en un infierno del que no puede salir.
Le pesan a la película algunas cosas que uno no sabe muy bien cómo enmarcar ni cómo cuadrar. Algunos momentos que piden una elipsis a gritos (¿de verdad se necesitan cinco minutos para contar cómo se esconde el dinero pegado al cuerpo de la protagonista?¿no había forma de aligerar ese momento?), mientras que otros tienen una fuerza y una presentación que nos dejará prácticamente sin aliento, como ese tiroteo en mitad de las calles de la ciudad entre narcos y policía, con la cámara siguiendo a Laura como un personaje más. Violento, salvaje e hipnótico. Simplemente brillante. Una de esas escenas que no se olvidan pronto. Todo ello nos lleva a un final lleno de cinismo (ojo a la voz en off de las noticias), que pone la guinda a esta peculiar película de suspense y crimen. Muy recomendable.
Jesús Usero