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miรฉrcoles, septiembre 11, 2024
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Mortdecai ***

Mortdecai ***Comedia de acciรณn que recupera los mejores artificios de Johnny Depp como caricato.

Johnny Depp y la caricatura. Una constante del cine de nuestro tiempo. Pienso siempre que debajo de tanta exageraciรณn y sobreactuaciรณn hay un actor impresionante. Pero Depp parece empeรฑado en esquivar toda oportunidad de demostrarlo y persiste en sus composiciones extremas, y hace que muchos espectadores de dejen engaรฑar por las mismas. Incluso dentro de su cada vez mรกs dilatada y arriesgada trayectoria como caricato, Depp tiene alternancia de trazo fino y trazo grueso en sus composiciones. Y unas veces estรก mรกs vago que otras. Por ejemplo asociado a Tim Burton podemos distinguir perfectamente entre una primera etapa en la que disfruta de esas miradas al abismo de lo excesivo que muestra cuando compone personajes como Eduardo Manostijeras, Ed Wood, el pintoresco detective de Sleepy Hollow e incluso el barbero sangriento Sweeney Todd, y otras en las que parece poner el piloto automรกtico, como ocurre con Willy Wonka en Harry y la fรกbrica de chocolate, el Sombrerero Loco de Alicia en el paรญs de las maravillas o el que en mi opiniรณn constituye el punto mรกs bajo de su colaboraciรณn con Burton hasta el momento, el vampiro Barnabas Collins en Sombras tenebrosas. Pienso que en estas tres ocasiones no se trata tanto de que Depp no haya disfrutado de su ceremonial de travestismo exagerado, sino simplemente que al falta de claridad en propuesta y objetivos que traduce el trabajo de Burton en todas esas pelรญculas acaba por afectar de algรบn modo a su interpretaciรณn. Otro tanto podrรญa decirse de sus encarnaciones del capitรกn Jack Sparrow en la saga Piratas del Caribe, donde Depp brilla especialmente en la primera y luego simplemente se va acomodando a la repeticiรณn y las circunstancias de explotaciรณn recurrente de la saga. En cuanto a su personaje como el indio Tonto en El llanero solitario, era lo mejor de la pelรญcula, pero se encontraba sometido a tal caos argumental, genรฉrico y tal confusiรณn de objetivos e intenciones de la pelรญcula, que acababa repitiรฉndose (por ejemplo en el chiste con el pรกjaro muerto), y daba la impresiรณn de que la mayor parte del tiempo le habรญan dejado a su aire, confiando en que pusiera el piloto automรกtico a la hora de construir la caricatura. Con todo, ya digo: era lo mejor de la pelรญcula. Frente a todo ese recorrido, tengo claro que Johnny Depp si ha disfrutado y ha puesto lo mejor de su trazo fino como caricaturista en el personaje de Mortdecai. Y cuando รฉl disfruta con esas personificaciones extremas suele producirse esa magia que hace que buena parte de los espectadores disfruten con sus disparates. Por tanto me atrevo a decir que con este largometraje Johnny Depp ha recuperado mi confianza en el territorio del exceso y la caricatura, y de paso aclaro que tal ejercicio no es mรกs fรกcil ni sencillo que una interpretaciรณn contenida y dramรกtica. Muy al contrario. Independientemente del poco premio que suele repartรญrsele a la comedia, mรกs allรก del esencial para el actor, que son las risas del pรบblico, no resulta nada fรกcil arrancarle una sonrisa y mucho menos aรบn una carcajada al respetable. Siempre serรก mรกs fรกcil robarle unas lรกgrimas que llevarle a ese estado de felicidad efรญmera pero contundente y sin duda muy saludable que es sonreรญr o reรญr a mandรญbula batiente. Eso tiene mucho mรฉrito. Lo que nos arranca Depp con Mortdecai, o por lo menos lo que le ha arrancado a quien esto escribe, son unas cuantas sonrisas โ€œmade in Deppโ€. Por otra parte cada vez que escuchaba hablar a Depp en la pelรญcula no podรญa evitar acordarme del tono โ€œsofisticadoโ€ del gran Bon Scott, el fallecido cantante del grupo AC/DC, interpretando uno de los temas mรกs divertidos de la primera etapa el grupo: Big Balls. Ademรกs la pelรญcula satiriza bien el gรฉnero de aventuras con guiรฑos clarรญsimos a iconos como Indiana Jones, sobre todo en ese principio que tanto se asemeja al de Indiana Jones y el templo maldito, o las pelรญculas de espionaje (con un Ewan McGregor autoparรณdico que es el equilibrio perfecto de la composiciรณn extrema de Depp trabajando desde la contenciรณn). Aรฑade ademรกs dos puntos extra a favor con la aportaciรณn de Gwyneth Paltrow en clave de sรกtira de las rubias sofisticadas que habitaban las intrigas de Alfred Hitchcock, especialmente la Grace Kelly de Atrapa a un ladrรณn (por ciertoโ€ฆ ยกquรฉ gran rubia sofisticada se perdiรณ Hitchcock naciendo antes de tiempo!), y con uno de los elementos mรกs divertidos de la pelรญcula, aunque lamentablemente no del todo aprovechado: el matรณn leal de Mortdecai al que da vida Paul Bettany (quien pronto va a convertirse en otro icono de la galaxia marvelita interpretando a la Visiรณn en Vengadores: la era de Ultrรณn, pero del que no debemos olvidar que tiene en su haber trabajos tan notables como Chaucer en Destino de caballero, Tom Edison en Dogville o el doctor Maturin en Master and Commander. Queda claro por lo dicho anteriormente que la verdadera materia prima sobre la que se edifica lo mejor de Mortdecai es el reparto, aunque tengo que aclarar que para mi gusto flojea bastante en lo referido a la parcela de villanos. A la pelรญcula, tan sรณlida en su grupo de โ€œantihรฉroesโ€ pรญcaros, extremos y adictos a encamarse con el ridรญculo y la parodia, les falta un antagonista sรณlido. Pensรฉ que รฉste iba a ser Jeff Goldblum, pero lamentablemente casi no aparece y queda desperdiciado. Desde el punto de vista de guiรณn, esa falta de antagonista sรณlido se hace notar especialmente en la parte final de la pelรญcula, en el momento en que รฉsta pierde ritmo. Es el factor que mรกs se echa en falta en la segunda mitad de la pelรญcula. Da la impresiรณn de que patina en su intento por seguir una fรณrmula de enredo mรบltiple con numerosos personajes y reparto coral al estilo del cine de Wes Anderson (piensen por ejemplo en El gran hotel Budapest, aunque aviso ya que las comparaciones pueden ser odiosas). Creo que el problema es que Mortdecai quiere ser una de Wes Anderson sin Wes Anderson, y en su parte final olvida servir a su propia naturaleza, que es mรกs la del exceso gamberro y el disparate en una lรญnea en plan Las aventuras de Ford Fairlane o, si me apuran, Fletch el camaleรณnโ€ฆ aunque su objetivo mรกs legรญtimo deberรญa haber sido acercarse a las glorias de Un pez llamado Wanda (1988).

Miguel Juan Payรกn




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