Crítica de la película Pesadillas 2: Noche de Halloween
Entretenimiento para celebrar Halloween en familia con niños incluidos.
El tema de fabricar terror para niños no es nada fácil de manejar. En 2015 Pesadillas demostró que podía jugar la baza de adaptar los célebres y muy vendidos libros firmados bajo el nombre genérico de R.L. Stine para proponer a la cartelera un producto de miedo susceptible de disfrutarse en familia. En general esta segunda entrega sigue la misma pauta y consigue más o menos lo mismo que aquella primera, aunque se queda ligeramente por debajo de aquella por varios motivos.
El primero es que asume con eficacia pero con demasiada docilidad su cometido de ser secuela y sale adelante con una premisa sencilla y previsible sin capacidad de sorprendernos. Quizá piensa así ser más cómoda para los espectadores a los que va dirigida. Su objetivo es entretener sin complicarse a la hora de tejer su fábula. Y entretener entretiene, sin duda. Así que cumple su cometido. Pero no parece interesarle hacer un esfuerzo en diferenciarse de su antecesora y propone más o menos la misma fórmula argumental, aunque en este caso carece ya del factor sorpresa como aliado que sí contara Pesadillas en 2015. El guión de la primera película estaba más currado. Este es mero pretexto para entrar en la carrera, persecución y efectos especiales de interactuación con las criaturas animadas. Vuelve a mezclar en la coctelera la dosis de comedia ingenua con la peripecia de “miedo” para todos los públicos, estilo Scooby Doo, y se las apaña bien para enredarnos en la peripecia de los tres protagonistas persiguiendo el libro de Stine para ganarle la partida al reaparecido muñeco Slappy. Sin embargo no se complica mucho la vida buscando oportunidades que el guión y su reparto no acaban de desarrollar. Al mismo tiempo lo que si nos encontramos es prácticamente lo mismo que nos contaron en la primera entrega, pero con menos convicción a la hora de explotar la fórmula.
No obstante hay varios elementos que podrían haber explotado sin demasiada dificultad para desarrollar personalidad propia y más gancho. Por ejemplo el personaje del vecino Mr. Chu, interpretado por Ken Leong. Ese personaje disparatado merecería más metraje y podría haber dado más juego cómico, pero está muy limitado en su aportación. Otro tanto ocurre con Jack Black, que aparece poco, tarde y casi en clave de cameo. Su contribución a esta segunda película es muy inferior a la que hiciera en la película anterior. Sin embargo, en el desenlace, se abre la puerta a una posible continuación de la franquicia y precisamente es en esa escena final donde descubrimos el tipo de argumento con personalidad que debería haber desarrollado esta segunda película, un giro que permitiera contar algo diferente de lo que ya nos contaron en la primera entrega.
En su conjunto, Pesadillas 2: Noche de Halloween cumple su objetivo, pero podría haber aspirado a más, se queda ligeramente por debajo de Pesadillas pero al menos consigue mantener la saga con vida a la espera de que sean más ambiciosos si ruedan la tercera entrega.
Miguel Juan Payán
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