Divergente: Leal. Primera parte. Entretenida pero ligeramente más floja que las dos primeras.
La tercera entrega de la saga Divergente, Leal, en su primera parte, sigue siendo una propuesta entretenida de cine de evasión para jóvenes, manteniéndose fiel a la fórmula de explotación de las inquietudes y fantasías adolescentes. Es el mismo tipo de producto taquillero que ha saltado a la cartelera como franquicia con el éxito de Los juegos del hambre, con la que tiene mucho en común, aunque en esta nueva película se acerca casi más a El corredor del laberinto. Para situarnos tengo que recordar que siempre me ha convencido más como cine de evasión Divergente que Los juegos del hambre, pero si comparo capítulo por capítulo, la tercera película de Los juegos del hambre es mejor que esta tercera entrega de Divergente, aunque insisto en que de todas estas producciones, sigo prefiriendo El corredor del laberinto.
Aclarado todo lo anterior mi impresión es que esta película, como sus predecesoras y las otras dos que he citado en este texto, sigue siendo un competente producto de entretenimiento y evasión escapista, por mucho que arrastre el inevitable carácter tópico y reiterativo de este tipo de historias. En parte esa reiteración se debe a que en esencia lidian con los temas que preocupan a su público habitual: el paso por la pubertad, la salida a la edad adulta, el alejamiento de la infancia, el enfrentamiento y las discrepancias con los padres, el miedo a no ser aceptados en el grupo, amistades, miedo al sexo, fantasías románticas… todo ello, más la hormona revuelta complementado con una especie de bálsamo para tratar con tanta turbulencia: complejo mesiánico y búsqueda de la propia identidad. Este último aspecto está tratado, si bien de forma superficial, en el argumento de Divergente: Leal y me parece lo más curioso de la propuesta. Lástima que lo parámetros trazados para este tipo de producto de cine comercial no permitan profundizar más en los personajes que más y mejor representan ese aspecto del mesianismo, que Evelyn y David, servidos además con su habitual solvencia por Jeff Daniels y Naomi Watts. Lástima también que estos dos personajes no tengan más recorrido y tiempo en pantalla. Pienso lo mismo de la que junto a los dos anteriores me sigue pareciendo la mejor aportación al reparto: Miles Teller. El trabajo de Teller demuestra que un buen actor es capaz de darle nervio y alma a su personaje por muy tópico y esquemático que sea en origen. Sin embargo tampoco le dejan mucho tiempo en pantalla como para poder explotar convenientemente esa aportación. Lástima. Me apuntaría a ver una película protagonizada por Teller/Peter en solitario. Incluso me parece más interesante que la peripecia de Tris intentando salvar el mundo. Claramente Teller es el mejor entre sus compañeros de reparto más jóvenes y el único entre ellos capaz de ponerse al nivel de Naomi Watts y Jeff Daniels. Si lo dudan, vean sus escenas juntos en esta entrega.
Por cierto, opino que la película tiene un excesivo carácter episódico en esta entrega, y que el recurso de dividir en dos partes su argumento no le sienta tan bien como le sentó a la última entrega de la saga de Harry Potter e incluso a Juegos del hambre, por poner un ejemplo. He tenido la sensación de que pasan muchas cosas visualmente, lo he pasado bien con las escenas de acción, pero al mismo tiempo me ha dado la sensación de la que la historia no avanza. Y al mismo tiempo me produce la sensación de que tienen prisa por contar algunos temas que me parece deberían tener un tratamiento más reposado, como por ejemplo la guerra civil en las ruinas de Chicago. Dicho sea de paso, Chicago es la mejor parte de la trama.
Miguel Juan Payán
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