Trepìdante y muy desenfadado y liberal repaso de chapa y pintura el que le ha dado Guy Ritchie al personaje creado por Arthur Conan Doyle. Si lo que pretendía era poner al día la mitología que rodea a Sherlock Holmes siguiendo los códigos del cine de acción de nuestros días, no cabe duda de que lo ha conseguido, aunque seguramente los seguidores más puristas del personaje queden noqueados por este estallido visual de secuencias trepidantes tan poco acordes con la peripecias del genial detective a las que estamos acostumbrados.
Trepìdante y muy desenfadado y liberal repaso de chapa y pintura el que le ha dado Guy Ritchie al personaje creado por Arthur Conan Doyle. Si lo que pretendía era poner al día la mitología que rodea a Sherlock Holmes siguiendo los códigos del cine de acción de nuestros días, no cabe duda de que lo ha conseguido, aunque seguramente los seguidores más puristas del personaje queden noqueados por este estallido visual de secuencias trepidantes tan poco acordes con la peripecias del genial detective a las que estamos acostumbrados. Soy seguidor casi fanático de las novelas y relatos sobre Sherlock Holmes, sean o no obra de Arthur Conan Doyle (aunque obviamente las suyas son las originales y suele notarse la diferencia), de manera que nunca he tenido escrúpulos puristas sobre la fidelidad al personaje y demás. Hay por otra parte versiones muy buenas de Sherlock Holmes que no son exactamente fieles al personaje (La vida privada de Sherlock Holmes, de Billy Wilder, donde lo relacionaron con el monstruo del lago Ness, Asesinato por decreto, de Bob Clark, donde lo relacionaron con Jack el Destilador, o Elemental, doctor Freud, de Herbert Ross, en la que lo relacionaron con el maestro del psicoanálisis Sigmund Freud). De manera que podemos decir que Holmes, en el cine, las ha visto de todos los colores. Incluso le rejuvenecieron hasta ponerle en clave adolescente y convertirle en inspiración de Harry Potter en El secreto de la pirámide, con producción de Spielberg, o le hicieron pasar por un farsante, un personaje de ficción dentro de la ficción de Sin pistas, con Michael Caine encarnando al actor que interpretaba a Sherlock Holmes como pantalla para que el doctor Watson pudiera realizar sus investigaciones. Holmes es el personaje más adaptado de la literatura al cine, de manera que no debe extrañarnos que la pantalla haya sido tan poco respetuosa con las claves del personaje original y ande siempre enredando con el detective de la pipa a ver qué puede sacar de nuevo de su referente o cómo utilizarlo a modo de inspiración en la taquilla. Guy Ritchie simplemente nos propone otra de esas variantes, y no creo que haya que rasgarse las vestiduras, porque desde el principio cualquiera que vea este trailer sabe que no va a ver al Holmes tradicional, el de Conan Doyle, el de toda la vida, sino más bien a un Holmes que es sobre todo la interpretación personal que del personaje hace el actor que lo interpreta, Robert Downey Jr., de manera que este nuevo Sherlock, casi tiene más de Tony Stark que del ingenioso descubridor de enigmas de El perro de los Baskerville. Tal como decia Jessica Rabbitt: lo han dibujado así.
Ahora sólo nos cabe esperar que la película haga honor al trailer y podamos echarnos unas risas y pasar un rato entretenido con lo que el por otra parte genial Robert Downey Jr. haya sido capaz de hacer con este personaje asociado a Jude Law, así en plan desenfadado, sin dejarse acobardar por la enorme sombra de sus predecesores y la no menos impresionante obra de Arthur Conan Doyle.
Robert, maestros como Christopher Lee, Peter Cughing, Jeremy Brett, Charlton Heston, Peter O´Toole, Frank Langella, Christopher Plummer o Basil Rathbone, que te precedieron en el pellejo de Sherlock Holmes, te están mirando, así que intenta dejar el pabellón bien alto, aunque sea tuneado con tu propio estilo.
Miguel Juan Payán
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