Crítica de la película Sin remordimientos
Una combinación ganadora en el thriller de espías.
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Una magnífica adaptación además del universo de Tom Clancy y uno de sus personajes principales, el de John Clark, secundario en muchas de las aventuras de Jack Ryan y que aquí de la mano de Michael B. Jordan se convierte en protagonista para contar su origen, cómo John Kelly, su nombre en esta película (cuando la vean lo entenderán todo), se convierte en el personaje ligado a la CIA que conocemos. Juntar a Stefano Sollima, director de Sicario 2, junto al propio Jordan y al guionista Taylor Sheridan (las dos entregas de Sicario, Wind River, Yellowstone), aunque éste último aparezca junto a otro guionista como es Will Staples, parece una combinación ganadora a todas luces. Y lo es. Vaya que si lo es.
John Kelly, un Navy SEAL de los mejores de la Armada, lo pierde todo en una noche cuando tras una peliaguda misión, su mujer embarazada de su hijo, es asesinada en su hogar. Los asesinos buscaban a John, que sobrevive para reclamar venganza, emprendiendo un camino en el que no se detendrá ante nada para descubrir la verdad y revelar quiénes son los responsables y por qué ha sucedido lo que ha sucedido. Algo que le llevará a aliarse con quien menos esperaba. Un thriller de acción y espionaje con el personaje de John Kelly en el centro de una situación que le supera y que no entiende por completo, algo muy habitual en este tipo de películas.
Por supuesto el guión tiene diversos tópicos y momentos poco… interesantes, que son también habituales en este tipo de películas. Algunos flashbacks o sueños, la necesidad de tener esos momentos en los que pretenden provocar lástima en el espectador, la relación con la esposa… Es lo que lastra la historia, lo que la hace poco convincente en algunos momentos, pero enseguida entran en función las fuerzas narrativas de la película para cambiar la dirección del asunto y convencernos. La propia trama está más que bien arbolada pese a su sencillez, pero la brillantez del guión está en los pequeños detalles. La relación de Kelly con su superior, los diálogos con el personaje de Jamie Bell, los métodos del personaje para camuflarse… (ojo al momento bañera).
Y luego está la acción, trepidante, brutal, salvaje y con un toque de western (ese tiroteo en la casa, ese momento Río Bravo…) que es muy habitual cuando hablamos de Sollima y Sheridan, pero que además incluye detalles como la prisión o el arranque que son frescos y realmente potentes. Para eso necesitas un actor como Jordan, que se eche la película sobre las espaldas y se convierta en esa furia, casi siempre metódica, fría, implacable. Como en el aeropuerto o en el final. Acompañado de un reparto donde Jamie Bell, Guy Pearce o, especialmente, Jodie Turner-Smith. El resultado es un thriller elegante y contundente, inteligente y bien armado, con acción trepidante y un aroma a los años noventa, pero con la acción de nuestra época. Tan entretenida que apetece volver a verla ya.
Jesús Usero
★
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