Mejor y más sólida como película que El despertar de la fuerza. Una fiesta.
Los últimos jedi vuelve a ponernos en la tesitura de recalificar todas las películas de la saga, y la lista tal como me sale ahora mismo, la pone en segundo lugar entre las mejores películas de la saga empatada con Star Wars, una nueva esperanza y solo por debajo de El retorno del jedi, que sigue siendo la número uno de esta franquicia. Lo que además hace es dejar sumidas en el olvido más absoluto las tres primeras entregas dirigidas por Lucas, episodios I, II y III, por mucho que a los aficionados que crecieron con ellas les dé una pataleta leyendo esto. Aparcad la rabieta, chicos y chicas, el Episodio VIII confirma el rumbo marcado por el Episodio VII y reafirma que es posible seguir la onda de la serie clásica poniendo al día personajes y claves argumentales pasando olímpicamente de la primera trilogía. Es más, y esta es la otra cosa que me ha gustado de Los últimos jedi, planta los pies bien en el suelo y, siguiendo un rumbo aún más decidido que El despertar de la fuerza en el sentido de no darnos más de lo mismo y materia ya repetida, consigue que, ésta vez sí, sea imposible que la acusen de ser una nueva versión de cualquier otra cosa que hayamos visto en la trilogía original. Se aleja así del fantasma del reboot que sobrevolara la película anterior y profundiza más en sus propias claves, intrigas, personajes y propuestas, para proporcionar al espectador un relevo en toda regla de las películas clásicas. En eso se acerca más a la propuesta de Rogue One, y conservando vínculos simbólicos con los Episodios IV, V y VI, se niega a ser un reboot de El imperio contraataca, al mismo tiempo que le rinde homenaje a su manera, con guiños a Dagobah y a Hot, con la recuperación de un personaje clave en la saga y recuperado además de una manera muy significativa en lo que presentación visual se refiere. Lo que sí conserva, afortunadamente, es el ritmo trepidante que tuviera la mejor entrega de toda la franquicia, El retorno del jedi, y lo hace con una energía y una manera de presentar tramas en paralelo que la convierte en una propuesta digna de aplauso en lo referido a su solidez como película. Usa además el sentido del humor, en ambos bandos, e incluso es capaz de hacer parodia, mofa y befa, de todos los rumores, sospechas y especulaciones que han circulado en las redes sociales sobre quién es el padre de quién, con quién se lía sentimentalmente fulano o mengana, qué va a pasar con Kylo Ren, de dónde viene Rey, etcétera. Hay en la película una saludable y encomiable capacidad para dejar a los especuladores y polemistas en evidencia plantándose firmemente sobre sus propios criterios y elecciones de cómo debe ser esta trilogía. Y aplaudo eso con ganas, porque sé que a más de un polemista se le van a atragantar las palomitas cuando llegue a cierta escena de acción con sables láser que abre paso al tercer acto de la película, y que viene a ser como si les volcarán el refresco en la entrepierna a todos los que nos han cansado la cabeza cruzando posibilidades como si la trama argumental de esta franquicia fuera el Santo Grial para arreglar todos los problemas de nuestro maltratado planeta. ¡Tantas horas de cálculo y ahora vienen estos guionistas impertinentes y osan contaros la historia tal como la ven ellos!¡Qué osadía! ¡Cómo se atreven! Ya me imagino a más de uno y una entrando en curva de rechazo absoluto porque en la pantalla no ocurre exactamente, con pelos y señales, lo que él o ella había imaginado que tenía que ocurrir sí o sí. Pues no señores, esto es Star Wars, no la serie Arrow, y aquí las películas no las cuentan o manipulan los aficionados, sino los cineastas, a los que agradezco que se hayan aislado de tanto rumor, tanta especulación y tanta manipulación en redes sociales para contarnos su versión de este asunto, que dicho sea de paso, es por lo que pago cuando paso por taquilla (y yo paso, porque tras ver Los últimos jedi sin pagar en pase de prensa tengo ya compradas las entradas para repetir el próximo viernes, pagando como está mandado, para verla con la familia).
Todo lo anterior obedece al intento de avisar que a alguna gente seguro que le va a parecer mal esto, lo otro o lo de más allá, pero pensando desde el punto de vista de construcción cinematográfica, la película es un buen trabajo incuestionablemente superior a su predecesora.
Luego tiene detalles que me han parecido muy positivos. Por ejemplo los pollos porg están, hacen su chorradilla, pero no molestan. No son ni Jar Jar Binks, ni el árbol bailón de Guardianes de la galaxia 2 ni siquiera los puñeteros Ewoks. Perfectamente tolerable. Temía que nos hubiera colado otro muñeco moñón, pero no es así. Otra cosa es que los peluchemaníacos acudan a comprar el bicho como si no hubiera un mañana. Lo más probable es que sea así, pero no lo es a costa de cargarse la película con ñoñerías prescindibles. Así que han dado en el blanco hasta para vender el muñeco sin molestar. Eso sí, en mi versión Chewbacca no se queda con hambre. Un pollo es un pollo. Y esto no es un spoiler, es una llamada a la cordura culinaria de las galaxias que respaldaría hasta el mismísimo maestro Chicote.
Otro detalle positivo: aprovecha bien a sus dos incorporaciones, Benicio Del Toro y Laura Dern. No son papeles vacíos o de cameos. Tienen guión respaldándoles.
Le dan a Mark Hamill un papel coherente con su aporte a la serie, continuando con lo hecho con Harrison Ford en el Episodio VII, pero en este caso el personaje de Luke Skywalker está mucho mejor respaldado por el guión, más sólido. Eso ocurría también en la trilogía clásica, así que todo coherente y lógico.
Y además, aciertan a hacer crecer a los nuevos protagonistas, Finn, Poe Dameron, Rey…
Hay más batalla. Y en esto quiero reírme otro rato de esta sociedad bienpensante y buenrrollista en la que vivimos porque es para partirse: ¡esto es una película bélica! ¡Toda la saga lo es! De la primera al a última, todas las entregas de esta franquicia son CINE BÉLICO, y no veo a nadie rasgándose las vestiduras y clamando contra la violencia, etcétera, etecétera, etcétera.
Por mucho que salgan jedis, por muchos pollos piando, insisto, esto es cine bélico.
Por cierto, otra cosa positiva, parte de la trama de persecución de la flota rebelde tiene un tonillo que me ha recordado la serie Galáctica: estrella de combate. Eso es tener estilo.
Luego habrá quien se queje de que los de la Primera Orden son un poco flojeras, panolis, pardillos, que salen poco los Stormtroopers, que tienen que sacar más jugo a la Capitana Phasma… Miren ustedes, suscribo muchas de esas cosas a nivel personal, como friqui, como aficionado, como declarado fan del Reverso Tenebroso, el Lado Oscuro, y tal y tal y tal. Pero es que ésta no es “mí” película, ni “su” película. En la versión Payán de Star Wars Kylo Ren la iba a liar parda incluso con la espada láser esa medio chunga que se gasta el pavo. Pero desde un punto de vista de construcción de guión de Los últimos jedi, lo que hacen con Kylo Ren me parece coherente.
El talón de Aquiles se lo encuentro más en el tratamiento del líder supremo Snoke. Confieso que es lo que me ha convencido menos. Pero sospecho que lo que pensando en las películas independientemente nos parece más flojo puede encontrar una explicación y nueva valoraión al ver las películas en su conjunto. Así que a esperar el Episodio IX toca.
Y tras verlo, llegará el momento de volver a hacer balance de toda la trilogía.
Hoy por hoy, Los últimos jedi es una muy buena película de evasión y entretenimiento.
Miguel Juan Payán
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