Crítica de Super… ¿quién?
Crítica de la película Super… ¿quién?
Disparatada comedia francesa que satiriza el mundo de los superhéroes en cine.
Lo hace además con acierto muchas veces y consigue lo que realmente busca, hacernos reír. A carcajadas muchas veces. Con un humor que va de lo paródico a lo gamberro, de lo surrealista a lo más sádico, y que hace por momentos que no sepamos si estamos ante una spoof movie, una parodia en toda regla, o una película a la que se le ha ido la mano con las salvajadas. Ese es su mayor defecto, en realidad. Si se hubiese decantado por uno de los dos caminos desde el inicio, hubiese funcionado mejor, pero no es capaz ni de lanzarse a la piscina de la parodia desbocada, ni de refrenarse un poco más para contar una historia mejor hilvanada…
Una historia que nace de la cabeza de Philippe Lacheau, director, guionista y protagonista de la historia, quien como director y actor ha gozado de enorme éxito, especialmente en Francia, con Se nos fue de las manos y su secuela o la adaptación de City Hunter. En esta nueva película nos cuenta la historia de un actor mediocre y sin éxito al que, de repente, le ofrecen el papel de su vida. Interpretar al superhéroe Badman en la que promete ser la película más taquillera del año. Aunque un accidente cambiará las cosas y complicará su camino al éxito. Posiblemente también su vida… Por supuesto el lector puede imaginar tranquilamente quién es Badman… No creo que le cueste ver dónde están las referencias y hacia dónde va la parodia en la película.
Pero no son las únicas porque Lacheau no deja títere con cabeza en el universo Marvel o en el de DC. Desde Spider-Man a Los Vengadores pasando por X-Men, estas últimas películas parodiadas en una escena que parece copiada de Superhero Movie, con la escuela, el profesor y los héroes (aunque el chiste de Logan es maravilloso). Y Lacheau se entrega al papel en cuerpo y alma, incluso llevándose por el camino a hacer el gamberro a nombres como Jean-Hugues Anglade o Georges Corraface, ni más ni menos. Elodie Fontan también destaca en la película, y Lacheau cuenta también con habituales de su filmografía como Alice Dufour, Tarek Boudali o Julien Arruti, coguionista de la película.
El resultado es algo irregular. Quizá tarda en arrancar, y aunque tiene momentos divertidos, la cosa no despega hasta el accidente. Ahí, ya todo es posible, casi nada tiene sentido y el humor campa a sus anchas. Cuando se vuelve salvaje (el interrogatorio a la falsa familia, el amigo medicado, la fiesta en la casa de la vieja estrella…) es muy divertida. Cuando quiere ser una spoof movie, a veces falla. Y cuando quiere ser seria… llega tarde a todo. Porque hay un momento en el que nada tiene sentido. No hace falta que lo tenga, pero, por favor, intentarlo a esas alturas resulta poco menos que ridículo… Si la película tuviese más claro lo que es y lo que quiere ser, podría haber sido una de las comedias del año. Por el momento se queda en una película para ver con los amigos y reírse bastante.
Jesús Martín
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